Bach
TEATRE ARNICHES DE ALICANTE
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De María Muñoz. Compañía: Mal
Pelo. Intérprete: Federica Porello
La premiada producción lleva coleando desde 2004 con representaciones dentro y fuera de nuestro país. «Bach» es un solo de danza contemporánea con la música del compositor alemán Johann Sebastian Bach.
Una selección de preludios y fugas, en todos los tonos y semitonos, de los dos libros que configuran «El clave bien temperado», de la primera mitad del s. XVIII, con fines musicales, teóricos y didácticos. Más para practicar que para oír en auditorios, aunque haya excepciones.
Un estudio del movimiento puro y la sencillez del espectáculo con la bailarina y la sonoridad de un piano que acompaña para establecer un dialogo cómplice entre ambos. De singular manera resalta la actitud pantomímica con cada una de las partes del cuerpo y en su totalidad. Líneas esbeltas, limpias y flexibles.
La musicalidad e incluso el silencio impulsan el ritmo, la mirada y la sucesión de posturas plásticas que evolucionan a medida que la breve creación de María Muñoz, de 50 minutos, transcurre con la intérprete italiana Federica Porello.
La experimentación, la creatividad coreográfica y la búsqueda de un lenguaje propio son los objetivos de Mal Pelo, que reside en Girona y está en acción desde 1989. Se ha aproximado en otras ocasiones a esta música barroca, y el montaje se nutre con un vocabulario dancístico que transita, en función de las notas musicales, por la introversión y la exaltación expresivas. Manifiesta equilibrio, ternura, vigor o calidez visual.
Los enigmáticos sonidos tienen simplicidad y complejidad técnica. El empuje de la protagonista transmite variedad de colores con la repetición de patrones métricos y melódicos. Un carácter calmado y rítmico con delicadeza.
Por cierto, una grabación de «Preludio y fuga núm. 1», del segundo tomo, ha traspasado las fronteras galácticas, ya que fue incluida en el disco de oro que partió hacia el espacio en 1977 con la nave Voyager I, en busca de vida extraterrestre. Los espectadores del Teatre Arniches de Alicante, al menos, mostraron su sincera recompensa.
