Ángel Martín era un cómico, guionista, actor y presentador de fama y éxito hasta que se convirtió en un escritor de más éxito. Lo ha conseguido con un potente testimonio personal sobre la locura. Sobre el brote psicótico que sufrió en 2017, por el que estuvo ingresado en un manicomio, y el que hizo que se le quebrara la vida que vivía. Lleva 13 ediciones y más de 300.000 lectores de su libro 'Por si las voces vuelven' y dice que después de la locura le gusta más el Ángel Martín en el que se ha convertido.

¿Cómo se lleva que el público le vea en un registro totalmente distinto?

Siempre me ha acompañado la sensación de ser honesto con lo que era en cada momento. Nunca he sido un personaje. Quizá en la tele era un poco más cínico de lo que sería yo en realidad, pero no era un personaje. Lo que me ocurre ahora es que me encuentro con gente a la que le interesa el libro, otros que se acercan porque te conocen por "Sé lo que hiciste" y quieren saludarte, o que te seguían por los monólogos. Es un momento bonito porque se van juntando cosas de hace muchos años.

¿Qué es lo mejor que le está dando este libro?

Lo mejor es ver que hay gente a la que le sirve el libro que he escrito. Para eso lo he escrito, realmente. Lo hice con la esperanza y el deseo de que mi experiencia tras sufrir un brote psicótico, pasar por un psiquiátrico, lo que supone salir de ahí, cómo se te desmonta el mundo y la obligación que tienes de recomponerte, le sirva a alguien. Y en el momento en que recibes mensajes o te encuentras con alguien que te dice 'a mí me ha servido de algo tu libro', la satisfacción es inmensa. Es un nivel emocional muy superior al que tenía cuando alguien, después de un monólogo, me decía: "me lo he pasado muy bien contigo". Eso también era muy guay y fenomenal. Pero la profundidad con la que esperas conectar con el libro es mucho mayor y por eso esa satisfacción está en un nivel más profundo.

¿Escribió ese testimonio pensando en ayudar, por terapia o por ocupar el tiempo?

Lo tenía súper claro. El motivo era ayudar. Luego se convierte en terapéutico, porque para que sirva de algo tienes que profundizar a niveles muy salvajes en tu vida y acabas analizando cosas con tanto detalle que la terapia es inevitable.

¿Diría que ese grado de disección de su vida ha sido buena?

No le he preguntado a ningún experto sobre mi libro, pero yo ya sé que a mí me ha venido bien.

¿No le abruma o le apesadumbra que le cuenten otros casos personales de enfermedad mental?

Se olvida de que yo he superado la enfermedad, y eso es importante. Si aún tuviera la sensación de estar en la mierda jamás me hubiera embarcado en un libro por ayudar a otros, ni como terapia. Lo que es abrumador es la repuesta que está teniendo la gente con esto.

¿Tiene claro que ha superado su psicosis o teme que no sea así?

Mi psicosis está en el pasado y eso es evidente. No forma parte del ahora, ya no forma parte de mi vida. Y no tiene sentido vivir con miedo a si algo se repite. Porque gastaría una energía absurda en una preocupación por algo que no ha sucedido. Además he descubierto que cuando hay un problema realmente grave tu única alternativa es solucionarlo. No hay plan "b".

Dice que la locura es lo mejor que me ha podido pasar. Suena fuerte.

Sin ninguna duda. Si alguien piensa que digo eso recién salido del hospital es que no ha entendido nada. Esa es la reflexión que puedo hacer en el 2022. La hago ahora, siendo consciente de todo lo que he hecho y todo lo que la locura me ha permitido hacer. Después de ver que la vida que vivía por inercia se me he roto por completo y he sido capaz de reconstruirme de forma muy consciente, decidiendo hacia dónde quiero ir, cómo y de qué forma. Esa decisión jamás la hubiera tomado antes. Seguiría viviendo por inercia, no sabría escuchar, no prestaría atención a las cosas, seguiría rodeado de gente que no sé por qué está a mi alrededor, haciendo cosas que no sé muy bien por qué las hago... Pero cuando partes de cero y te puedes construir de una forma mucho más consciente, eso es un privilegio y así me lo tomo.

O sea, que le gusta más este Ángel Martín que el de antes.

Infinitamente más.

Habla de la importancia de la empatía.

Creo que deberíamos priorizar el respeto y luego ya ponernos a hablar de la empatía. La empatía es inevitable tenerla cuando sabes de la profundidad de un dolor, de la magnitud de una situación porque has pasado por cosas parecidas. Habrá quien no pueda sentir empatía con alguien que viene a una firma de libros medicado hasta arriba y recién salido de un psiquiátrico. Pero yo, que lo he vivido, sé lo que le ha costado a esa persona llegar hasta ahí y puedo tener empatía. Pero no sé si alguien que no haya vivido cosas parecidas lo puede llegar a sentir. No creo que se pueda imponer, pero sí que se debe empezar por el respeto.

Habla de la salud mental de una forma que no es muy habitual. ¿Hacía falta?

Sobre la salud mental pasa mucho que la gente se emperra en tratar de explicarte lo que te ha pasado y no en explicarte cómo carajo volver a estar bien, que es lo que tú quieres. Fin. Cuando estás mal te da igual saber qué le ha pasado a tu cerebro, por qué se quebró o lo que sea. Lo que quieres es que te digan cómo estar bien. Pero se pierde mucho tiempo en hablar sobre lo que sucede, lo que sucede, y lo que sucede. Y poco en como salir de esto cuanto antes.

¿Cuánto le interesaba antes el cerebro y cuánto le interesa ahora?

Me interesaba cero; nada. No había leído jamás sobre el cerebro. Y ahora me fascina. Pero no me interesa leer sobre la química del cerebro sino que me interesa sacar conclusiones en base a lo que yo vivo y lo que yo veo.