Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista

Robe: “La música tiene que servir para hacer pensar”

“Fue duro tocar durante el covid, se perdían sensaciones, las vibraciones del público”

Robe Iniesta. Cedida

No necesita presentación: es el 'Robe' (Iniesta), el mismo que creó Extremoduro hace 35 años y que no ha dejado de cuestionarse y reinventarse. Su último disco trabajo, 'Mayéutica', es una muestra de su trabajo conceptual, pero igual de cañero en sus ritmos y en sus letras.

El nombre de su último disco se remite al método de Sócrates: plantear preguntas sobre la existencia y el ser humano para hallar respuestas propias. ¿Es el camino que ha ido recorriendo en su carrera y propone al público?

Sí. No me gusta dar mi opinión de las cosas, sino más bien hacer pensar, es de lo que se trata: emocionarte y, si te hace pensar y conocerte a ti mismo... esto último es muy importante. El método Mayéutica parte de preguntas que te van encaminando, pero uno solo también puede replantearse las cosas. La música también puede servir para eso. Intento con mis canciones, sobre todo, emocionar.

¿Sigue siendo aquel Robe del rock duro, transgresor?

Sí. Compongo un poco como me sale, no planifico nada, ni soy capaz de decir si voy a hacer una canción más dura o más suave, más transgresora o menos. No sé si será alegre, triste, marchosa, no tengo ni idea. Me pongo a rascar y soy un poco como un espectador, estoy viendo lo que sale. Alguna vez me he plantado y he dicho “voy a hacer una canción alegre”, pero, lo mismo, a la mitad del tema me digo “¿pero esto dónde se me ha torcido?, si se suponía que era alegre”. Sale como sale. Hay que evolucionar en la vida, lo normal es que la música y las letras sean distintas de las de hace 35 años.

Uno va caminando y deja de ser la misma persona.

Claro, el mundo cambia y, aunque tú quieras mantenerte sin cambiar nada, lo estás haciendo porque todo alrededor lo hace. No puedes ser la misma persona.

Tiene canciones de tres minutos, 'Interludio' y de más de 14, 'Yo no soy el dueño de mis emociones', pero logra que el público coree, escuche, ¿qué conjugación se da entre Robe y el público, cómo consigue que vibren, engullidos por temas tan largos?

Este último disco, está dividido en partes para facilitar, principalmente, poder escuchar un corte u otro, pero es una misma canción. Es una sola unidad que dura unos 47 minutos, hay que oírlo como un todo. En los conciertos. Lo estamos tocando entero y la gente lo está flipando, nosotros también. Se pasa rápido, da gustito tocarlo y no tienes la sensación de que dure más o menos. Es muy cambiante y nos lo estamos pasando de puta madre en los conciertos con este trabajo.

La conexión entre la banda es absoluta en el escenario, pero con el público también. El concierto con ese disco es muy intimista, pero cañero, muy emotivo, todo un poco a la vez. ¿Eso es algo que pretenden, que el público “suba” al escenario y ustedes “bajen”?

¡Gracias, qué guay! Sí, claro, de eso se trata, de intentar usar todos los instrumentos que tenemos, toda la riqueza de la banda para pasar, como tú dices, por todas esas sensaciones; que sean conciertos emotivos y que, a la vez, haya marcha: puedas cantar, bailar y desfogarte, pero también tener esos otros momentos. De hecho, el concierto se ha diseñado un poco así: hay dos partes, la primera es un poquito más suave y, el final, un poquito de más marcha. Hay un descansito para pasar de una parte a otra y poner los pies en el suelo.

En la gira del año pasado, con las restricciones por el covid, el público tenía que contenerse para no saltar, pero al final era inevitable levantarse. ¿Cómo lo vivían desde el escenario?

Se vive mal, no hay punto de comparación con lo normal. El ambiente y el rollito en las filas de adelante, cómo la gente está ahí gozando, cantando y bailando, emocionada..., joder, hombro con hombro, las buenas vibraciones, las sensaciones que te dan, desaparecían.

¿Esperaban esa respuesta?

Antes de empezar la gira, me parecía que iba a ser peor que el público estuviera sentado y con la mascarilla puesta, pero, al final, la gente se supo adaptar y disfrutar de lo que teníamos en ese momento. Eran conciertos muy emotivos. La gente lo disfrutó, nosotros también, pensábamos que iba a ser una cosa extrañísima porque no es lo mismo escuchar una música tranquilita que una marchosa. Era un choque, pero se llevó bien, había momentos en los que la gente se ponía de pie con dudas, “ahora me levanto, que no, ahora sí...”, y, al final ya “me da igual, que me echen”.

Ha sido un éxito inesperado, decían.

Sí, porque tú haces las canciones, las tocas en el local de ensayo y hay cosas que te gustan más o menos, pero nunca tienes una noción real de lo que va a gustar a la gente, haces lo que te gusta a ti.

Con el riesgo, además, de que era un disco diferente, un poco experimental.

Sí, de eso se trata, de experimentar, probar cosas nuevas, ahora que la banda está más hecha y con Woody (Amores, guitarra), que entró antes del disco, tenemos muchos más recursos, nos conocemos musicalmente, todo es más fácil y rápido, puedes probar muchas más cosas. En el local, siempre pienso que nunca puede salir nada mal, se trata de probar, probar y probar. Ahora que ya vamos teniendo más feeling se va notando y nos ayuda a hacer cosas más raras.

¿Cómo ha conseguido consolidar esta banda en poco tiempo?

Ya llevamos desde 2013 con el primer disco, hemos ensayado bastante, jugado con los temas, hecho otros nuevos. Tenemos una manera de currar muy divertida que nos permite conocernos mucho. Yo sigo currando y haciendo canciones, lo que se necesita para seguir vivo, de eso se trata, es lo que vale, tener temas nuevos. Ya los tengo y muchas ganas de ponernos con ellas.

Ha dicho que ha encontrado a la gran banda de su vida.

Sí, pero tampoco no hablo de que para tener la mejor banda del mundo haya que tener a los mejores músicos del mundo, a lo mejor con ellos no te entenderías. Se trata de compenetración, del empaque, de cómo fluye todo.

¿Qué se va a encontrar Zamora mañana, un concierto hasta que el público se agote?

Haremos un poco de todo, canciones de los dos primeros discos de Robe, de Extremoduro, de 'Mayéutica' y algún temita más.

¿Habrá un avance del nuevo trabajo?

Sí, lo que sería quitarnos el mono nosotros y a la gente. Queríamos ponernos a trabajar ya las canciones nuevas, pero claro, había que ensayar para hacer esta gira.

¿Hay Robe para rato?

Cuando haces lo que te gusta, lo suyo es seguir mientras puedas, llega un momento en el que los viajes, el escenario se hace un poco duro, y cantar. Yo, mientras el cuerpo aguante, seguiré, y cuando ya no pueda, continuaré componiendo y haciendo música.

¿También puede seguir cantando sentado o eso no entra dentro de sus esquemas?

Pues sí, sí, ¿qué pasa?, sentadito y sin guitarra, ¿por qué no? (se ríe). Si uno no puede hacer una cosa, ya verá otra forma. Lo que no puedes pensar es que con una pila de años puedes seguir dando brincos, pero la música y el espectáculo van más allá. Todo lo que te emocione y hagas con gusto se puede.

¿Le sorprende ese enganche que hay de gente más joven a Robe?, ¿qué cree que les da?

Sí, y me gusta mucho. No sé qué les damos, es Robe, una música diferente, creo que la que siguen los chavales es toda igual, nunca hemos hecho una música para mayorías, pero me alegra ver a gente muy jovencita en los conciertos que les gusta lo que hago últimamente.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats