Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La frescura de Tomás Rufo le abre la Puerta Grande

Talavante se lleva un trofeo por una faena muy templada, mientras Morante se va de vacío con el peor lote

35

La quinta de la Feria de Hogueras Héctor Fuentes

Quizá haya que empezar diciendo que la apuesta de la empresa en los tres carteles importantes de esta feria no ha acabado por tener una respuesta de público a la altura, vaya usted a saber por qué. No es fácil anunciar dos tardes a Manzanares y Morante, además de acartelar a casi todos los toreros que están ahora mismo en la yema. Y no poder contar ningún lleno hasta la bandera debe de abrir un espacio para la reflexión. La misma que deberán hacer sobre el ganado. Lo de Juan Pedro Domecq tampoco redimió la feria, pues se movieron sin casta y con escasa alegría, salvo segundo y tercero, de mejor condición. Toreros, veedores, ganaderos y empresarios deben repartirse las responsabilidades. Sin toro ni hay emoción, ni se justifica el sacrificio ni se sustenta nada en la tauromaquia.

Talavante en un doblón a su segundo oponente. | HÉCTOR FUENTES

Dicho lo cual debemos comenzar por destacar de la tarde de ayer la predisposición de Morante de la Puebla desde que se abrió de capa con dos largas cambiadas de rodillas inusuales en su repertorio. Sin duda el sevillano pretendía así reconciliarse tras la tarde en blanco del día anterior. Apenas se le pudo apuntar casi nada, pues perdió el capote e intentó redimirse con una chicuelina y una serpentina posterior. En el quite tras la única entrada al caballo de Oteador surgieron dos verónicas mágicas y una media de categoría. Y ahí prácticamente se acabó la esencia morantista. Por más que el de la Puebla se empeñara, el astado acudía rebrincado por la falta de fuerzas y en ningún momento se dejó dar demasiada coba. Entre los intentos de compactar tandas por ambos lados surgió alguna trinchera graciosa, tal que cual pase del desprecio airoso y alguno de pecho bien hilvanado. Unos derechazos a pies juntos junto con algún natural suelto al final del trasteo elevaron algo el nivel. Quizá hubiera tocado pelo de haber acertado con el estoque, pero no hubo ocasión.

Pase de pecho de Morante al que abrió plaza. | HÉCTOR FUENTES

Antes de comenzar la lidia del cuarto, el torero hispalense volvió a dedicar su atención, como ya hiciera varios años atrás, a cómo regaban el piso de plaza los operarios, llegando a salir él mismo a empuñar la manguera. Un vecino de localidad, con mucha guasa, lo había bautizado como «El Regaera». Cuando saltó Vistoso todo el mundo esperaba que a la cuarta fuera la vencida. Pero debe vigilar Morante la suerte del sorteo a las doce del mediodía, porque hay que ver qué mal bajío para sacar los lotes. El animal no le permitió casi nada de salida, parándose al tercer lance, y llegó muy reservón a la muleta. Tandas con muletazos de uno en uno, lo que ya supondrán que resta emotividad a la lidia. Incluso hubo de evitar alguna colada. Cuando saludó la cariñosa ovación del público, a Morante se le vio casi más pidiendo perdón.

Alejandro Talavante recibió a Príncipe con templadas verónicas y dos medias de buen ver, para luego realizar un quite por chicuelinas rematadas con una media. Hay que ver qué escasitos de variedad capotera andan los espadas de hoy en día. Se pone de moda Chicuelo y no hay nada más. ¡Con la riqueza de matices y lances que nutren el espectro de la suerte con el capote! Menos mal que con la muleta, tras brindar al público, el torero madrileño desplegó valor seco, firmeza de piernas y un pulso exquisito. Comenzó con estatuarios, uno de ellos cambiado por la espalda, y enseguida se echó la mano a la izquierda. Pronto se vio que el astado, noble y repetidor, bajaba la intensidad a partir del cuarto muletazo. De este modo, Talavante ligó con un cite muy ortodoxo, dando el medio pecho y girando la embestida hacia la cadera, varias series de naturales largos, con superior pulso y profundo recorrido. De lo mejor que se ha visto en la feria. Se adornó en los inicios y finales de cada tanda con algún molinete y buenos remates de pecho. También lo cuajó con la mano derecha, aunque con la brevedad apuntada. La oreja quedó más que justificada tras una estocada casi entera de rápido efecto.

Podría haberse llevado otro trofeo del que hizo quinto, Jubiloso de nombre, cuya lidia con la muleta comenzó con doblones rodilla en tierra de excelente trazo. El astado repetía al toque y surgieron dos tandas por el lado derecho de bella factura, aunque en un remate con un farol salió rebrincado el torero. Protestaba algo más por el lado izquierdo, y volvió el madrileño a la otra mano, ya con el toro más reservón. Tres manoletinas finales precedieron al error a espadas que dejó todo en una ovación saludada desde el tercio.

La tarde se la llevó Tomás Rufo por su frescura y entrega desde que recibió a Lechero con un ramillete de verónicas y chicuelinas rematadas con una buena media. Cuando iba a brindar al público se le arrancó el astado e improvisó una tanda al natural vertical, ligada y rotunda. La tanda derecha posterior no bajo el listón y quedó rematada con un cambio de mano excepcional. Idéntica calidad lucieron los naturales posteriores, largos y con mando. El tal lechero tuvo la virtud de la prontitud y la obediencia al toque, aunque su duración tampoco permitía series muy largas. Rufo lo entendió a la perfección y abrochó la faena con un circular engarzado bien con el pectoral. Se tiró a matar y la estocada cobrada llevaba a sus manos las dos orejas del astado.

El sexto no se mostró tan noble, aunque al menos se movió ante la disposición del diestro toledano, que le ligó una tanda por cada pitón al comienzo de mucho mérito. Con el toro más protestón, abundó en las cercanías y remató con manoletinas. Había quitado también por chicuelinas, cómo no. Pinchazo, estocada y oreja. Convenció este Tomás Rufo, no solo por su predisposición, sino por unas formas y una visión muy cristalinas. Corazón y cabeza, tándem de los toreros que han marcado los tiempos.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats