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Crítica de teatro: Locos del mundo en “El diablo cojuelo”

Imagen de "El diablo cojuelo", de CNTC

El diablo cojuelo

PLAZA DE TOROS DE ALICANTE

** ½

De Luis Vélez de Guevara

Versión: Juan Mayorga 

Dirección: Ester Nadal

 

Ser payaso es uno de los oficios más antiguos del mundo. Esos personajes estereotipados y más o menos extravagantes que gastan bromas y se burlan de la cotidianidad. ¿Pueden unos payasos llevar a las tablas una obra clásica de nuestro Siglo de Oro? La respuesta es sí, y ahí está el espectáculo basado en la novela de costumbres, satírica y moral, «El diablo cojuelo» (1641), de Luis Vélez de Guevara, o «Novela de la otra vida traducida a esta» con una síntesis cultural y literaria de aquellos tiempos.

 

Las maneras del teatro cómico popular componen un clásico apayasado con los vicios e hipocresías de la sociedad de la época. O eso es lo que debe ser, entre otras cuestiones. La dramaturgia de Juan Mayorga acoge las páginas, más que como texto, como pretexto con licencia para representar el talante del grupo, que interactúa con los calurosos espectadores, incluso excesivamente y no siempre con el mejor sentido.

 

Es una versión muy libre a partir de una compañía que pretende escenificar esa narración con un diablo que ya era conocido en la cultura del s. XVII. Las flojas andanzas acogen a un estudiante y al legendario y travieso demonio, el guía, que observan la intimidad de los habitantes del interior de las casas, con sus defectos y virtudes.

 

La palabra y el lenguaje visual tienen el estilo y el ingenio de la picaresca con la diversidad de los hábiles intérpretes Jordi Martínez, Joan Arqué, Roger Julià, Mauro Paganini, Piero Steiner y Xavi Lorenzo, de Rhum & Cia. Todo ello dirigido, en función de estos intereses teatrales, por Ester Nadal.

 

El espacio escénico, la música, las canciones (incluyendo un rap) y las luces ambientales, además, ponen aliento a esta producción de la Compañía Nacional de Teatro Clásico y Velvet Events, la cual se ha visto en el Festival de Almagro.

 

«En el mundo todos somos locos», se afirma, y así se pudo ver en el Festival Fresca, que depende del Institut Valencià de Cultura. En la plaza de toros de Alicante con estructura especial de asientos y un potente escenario. 

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