El periodista y presentador de televisión Jesús Cintora presenta el jueves en la Sede Ciudad de Alicante (Ramón y Cajal, 4), a las 20 horas, su libro “No quieren que lo sepas”, junto al exconseller y profesor de Derecho Constitucional de la UA Manuel Alcaraz. En esta publicación, Cintora realiza una reflexión amplia y general de la actualidad política española.

La crisis de los partidos, Rusia y la guerra, inviolabilidades y aforamientos, politización de la Justicia, clientelismo en la política y en la sociedad, puertas giratorias, eléctricas, banca, industria de las armas, mafias policiales, la pandemia de coronavirus, nuestra Sanidad, o el control de los medios de comunicación, "todo aquello que los poderosos quieren silenciar" pasan por las página de "No quieren que lo sepas". El periodista muestra una oscura trastienda y en su libro intenta responder a preguntas como ¿hacia dónde va la política?, ¿qué se premia en los partidos?, ¿hasta dónde llega la intromisión en la Justicia?, ¿y en Hacienda o en la Policía?, ¿por qué hay inviolables y prescripciones?, ¿por qué hay temas intocables o se pasa de puntillas en los grandes medios?

Afirma el dicho que no nos enteramos de la misa la mitad, pero todos nos creemos súper informados, ¿vivimos en la inopia?

Me preocupa que vivimos un tiempo de guerra y de aumento de las desigualdades económicas, mientras que mucha gente no entiende los porqués. Hay cierto desconcierto, que conecta con la desafección, con gente que no se fía y desconecta. Es terreno abonado para los bulos y para los que intentan pescar en río revuelto. Por otra parte, ojo a muchos jóvenes que desconectaron y van ya por otro lado, porque no les interesa un pimiento lo que les cuentan los medios tradicionales. Y tienen también sus razones. No es la inopia, son mantos de oscuridad provocados por los de siempre.

Decir que (ellos) no quieren que lo sepas suena a una gran conspiración de los poderosos. ¿quiénes son ellos?

Es la fuerza del poder y del dinero para decidir lo que se cuenta y lo que no. Lógicamente, lo que no les conviene, no se cuenta o se pasa de puntillas. Mi libro, “No quieren que lo sepas”, no habla de reuniones de hombres acariciando gatitos mientras deciden el destino de los humanoides. Cuenta la cruda realidad de quienes, teniendo poder económico o político, deciden lo que se hace y lo que no, dónde se avanza o dónde seguimos estancados. La información es poder. Por eso los poderes, políticos o económicos, se cuidan de tener su control sobre lo que se cuenta y quién lo cuenta.

La información es poder, por eso los poderes, políticos o económicos, se cuidan de tener su control sobre lo que se cuenta y quién lo cuenta

Desde hace meses nos vienen diciendo que el invierno será terrible, pero nadie concreta qué va a pasar. No hay claridad en los mensajes y discursos, ¿Qué sabe el poder político y económico que no nos quieren decir?

Mira lo que costaban los alimentos, la luz, el combustible, el alquiler o la hipoteca y cómo han subido de precio. Volvemos a las historias de ganadores y perdedores. A los que ganan tampoco les conviene contar mucho las causas, no vaya a ser que se alborote el gallinero. Y a veces se habla mucho, pero no se entiende. Por eso, defiendo la naturalidad, la sencillez, la claridad para comunicar en los medios. No me gustan los impostados, los engolados, los pedantes que son comparsas para hablar sin decir gran cosa.

Se lo preguntas en el libro, ¿un buen relato vende más que una buena gestión? ¿estamos predispuestos a comprar una buena historia aunque la realidad la desmienta?

Ojo al aumento de la distancia entre la realidad que vive la gente y determinados circos políticos o mediáticos. Por más que des mucho jabón en medios, muchas personas saben las dificultades que están viviendo. Por más que tal o cual político esté centrado en el postureo o en la patochada o la declaración electoralista, hay ciudadanía que tiene sus problemas. Controlar el mensaje no es controlar la realidad. No todo el mundo compra la mercancía averiada.

Controlar el mensaje no es controlar la realidad, no todo el mundo compra la mercancía averiada

¿Cómo ve el bloqueo del poder judicial y el papel de Feijóo, ¿es un político sin opinión o cada día se levanta con una distinta? ¿tiene trazas de líder o fecha de caducidad?

El problema del poder judicial en España es gravísimo y va mucho más allá de Feijóo. Los españoles tienen una altísima percepción de que la justicia no es igual para todos. Lo reflejan distintas encuestas. Eso es un problemón para una democracia. Hay una justicia distinta para privilegiados. Hay un exceso de politización, de aforados, de prescripciones, de impunidades como la del emérito corrupto, faltan medios... Hablo bastante de esto en el libro. Lo ocurrido en Alicante con la corrupción es otra prueba de ello.

¿Podría Feijóo acabar como Casado y que el PP, como los tories, no encuentre a su líder hasta la tercera? ¿Será finalmente Ayuso la alternativa?

Uno de los lastres en la política actual es la gran cantidad de energía que se pierde en las guerras internas, en las puñaladas, en las ambiciones de poder. Y ha ocurrido en el PP y en todos los partidos. Y ocurre en política y en muchas profesiones. Por eso, a veces no se premia a los mejores, sino a los pelotas, a los que el líder considera serviles, que no le van a llevar la contraria o no le van a hacer sombra. Es un lastre para una sociedad.

Cintora presenta el jueves su libro en 80 Mundos. INFORMACION

¿Qué le sugiere el silencio de Bolsonaro tras la victoria de Lula?

Me quedo con lo que dijo Lula. “Intentaron enterrarme en vida y aquí estoy”. Brasil es un buen escenario para reflexionar sobre algo más global. Quizás lo más importante que puedo decir en esta entrevista: vivimos una guerra por el poder y por la información en el mundo. Reflexiono bastante sobre esto. La disyuntiva es ¿más democracia, más solidaridad o más cesiones egoístas o intercambio de favores ante los poderosos? Y no hablo solo de una lucha de etiquetas entre izquierda y derecha. Los hay que se llenan la boca con que son progresistas y también ceden antes esas ambiciones.

¿La ultraderecha ha tocado techo en el mundo o aún tiene recorrido?

Debería preocuparnos más si les están dejando acaparar a los descontentos, el carril de los indignados, que los hay muy confundidos. Por eso, no es solo una cuestión de etiquetas. Hablemos de políticas. De más justicia social, de más derechos y deberes en común, de más cuidado de los servicios públicos, del acceso a la vivienda, de menos desigualdad, de más medidas contra el cambio climático o de más libertad de expresión. Si se vulneran estos puntos, me parece mal. Lo haga quien lo haga. La senda, para todos, es más avance y menos atraso.