Entrevista | Nancho Novo Actor y cantante

“La retranca es inherente, la lleva uno en la piel pegada”

“Llevo 42 años fuera, pero presumo de ser coruñés. Nací allí y me crié allí”

Nancho Novo.

Nancho Novo. / VCC

Ana Carro

Podría parecer que los días de Nancho Novo (A Coruña, 1958) duran más de 24 horas. Hace televisión, cine, teatro, radio, compone, organiza conciertos y, además, saca tiempo para escribir libros. Aprovecha ahora un pequeño parón que tiene hasta enero para tocar en su ciudad, A Coruña, a donde siempre quiere volver, pero donde nunca se ha subido sobre un escenario para mostrar sus canciones al público. Lo hace es ta noche (21.15 horas) en la sala Mardi Gras, donde presenta Guarockmántico, esa mezcla de rock, romanticismo, humor y sátira que tanto le gusta.

Es su primer concierto en su ciudad. ¿Cómo puede ser?

He venido muchas veces como actor, en compañías de teatro y a rodar, pero a tocar, nunca. Desde que me dedico a esto, no había venido nunca a tocar a A Coruña. He estado en Santiago, en Carballo… Pero aquí, nunca. Estoy muy excitado, muy nervioso y con muchas ganas.

¿Es especial?

Claro. Me acuerdo cuando vine al teatro con El cavernícola, que llevaba más de mil representaciones y lo tenía más que chupado, me puse nervioso como si fuese el día del estreno. Imagínate ahora, mucho más. La verdad es que estoy muy contento y feliz de tocar en la Mardi Gras. Espero que lo pasemos muy bien porque lo que voy a hacer es un concierto y también una fiesta, un monólogo y cosas divertidas. La gente participa bastante. Suele ser un evento bastante festivo.

La sala en la que toca ya merece un capítulo aparte. ¿Recuerda haber estado en ella?

Sí, he estado en ella varias veces. No muchas, porque cuando abrió ya me pilló estando en Madrid. Es una sala mítica de A Coruña, maravilloso. Es un orgullo tocar ahí.

Sobre su espectáculo, ¿cómo define el término guarockmántico?

Es un término que acuñé hace un montón de años para explicar el tipo de espectáculo que yo hacía. Son canciones en las que se mezcla el romanticismo más encarnizado con toques de humor, mucha sátira, juegos de palabras y reflexiones de la vida a mi manera, que a veces es un poco punki y a veces un poco romántica.

¿Es así como entiende la vida, con humor y música?

Así es como me gustaría vivir mi vida. A veces no es tan fácil, porque la vida te pone en tu sitio.

En ese humor, ¿le han dicho que tiene mucha retranca?

Sí, la retranca es inherente, la lleva uno en la piel pegada. Es un trozo de morriña pegado en la piel que no se puede quitar. Es el tipo de humor e intensidad que aplico en estos espectáculos. Me río de todo. Este espectáculo antes se llamaba Confesiones de un cansautor de mierda porque parto de la base de reírme del rollo del cantautor. A partir de eso, ironizo. Me defino como cansautor, en plan jocoso, para producir una empatía con el público.

Se ríe de todo en unos tiempos en los que parece que el humor tiene límites.

Sí, sobre eso también se reflexiona en el espectáculo, sobre lo acotados que estamos ahora en el humor. Cualquier cosa que digas, parece que hay un colectivo por ahí que se puede sentir herido. Uno nunca hace cosas con ese ánimo, sino para reírse de todo, empezando por uno mismo.

¿Cómo elabora el repertorio?

Son canciones que llevo componiendo desde hace muchos años. He estado interpretando con mi grupo Castigados sin postre desde hace mucho tiempo. Están colgadas en Youtube, Spotify, discos sacados… En Madrid hemos sido, digo hemos sido porque ahora hacemos menos conciertos, una banda muy conocida. Ahora he recopilado estas canciones y he formado una historia alrededor de ellas. Este último año he hecho este espectáculo en solitario y, afortunadamente, con bastante buen resultado. Nunca he dejado la música, siempre he estado haciendo cosas. Pero mi trabajo me impide desarrollar mi faceta musical como me gustaría.

Este año abrió una nueva puerta en el mundo de la música al participar en el musical de Billy Elliot. ¿Cómo fue la experiencia?

Sí, fue mi primera experiencia como actor y cantante de musical. Fue maravilloso. He aprendido un montón porque cantar con una orquesta y un director que te dirige es muy diferente a cantar con una banda de rock and roll. Me ha gustado muchísimo hacerlo. Iba como si fuese un novato, un aprendiz. Allí había chavales muy jóvenes pero que están muy curtidos en los musicales y de los que intentaba aprender todo lo que podía.

Teatro, televisión, cine… ¿cómo le queda tiempo para otras cosas?

Ahora tengo un parón de trabajo y lo estoy aprovechando para estos conciertos, ya sea solo o con mi banda. En enero, vuelvo al trabajo y solo podré hacerlo en fines de semana. Voy aprovechando los huecos.

Y a eso hay que sumar los libros.

Acabo de publicar una recopilación de obras de teatro que se llama Obras escocidas y sobras completas. También saqué un recopilatorio de obras de microteatro. Sigo con una novela a medio hacer que no sé cuando tendré tiempo de terminarla.

Tampoco deja de lado las redes sociales. ¿Presume mucho de ciudad en ellas?

Claro. Llevo 42 años fuera pero presumo de ser coruñés. Nací allí y me crié allí, siempre seré coruñés.

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