El arte de esculpir el frío

El artista alicantino Enrique Jordá gana un premio en el Concurso Internacional de Escultura en hielo de la localidad francesa de Valloire por su obra "Bubble flow"

Esculpir en hielo y ganar un premio no parece muy coherente para un alicantino. Sin embargo, el artista Enrique Jordá lo ha hecho. Y no es la primera vez. La pasada semana se celebró el Concurso Internacional de Escultura en Hielo en Valloire, localidad de los Alpes Franceses, donde el clima dista mucho del que se registra habitualmente en Alicante.

Jordá fue uno de los 20 seleccionados, entre los más de 60 aspirantes, y después de cuatro días de intenso trabajo, el pasado viernes se alzó con el premio a la mejor propuesta por decisión de los artistas participantes. "Que me hayan elegido el resto de compañeros, que son escultores muy buenos y además muy profesionales en el tema de trabajar en hielo porque casi todos son del Norte de Europa, pues está muy bien, teniendo en cuenta que vivo en Alicante y aquí hielo poco, aunque de año a año voy aprendiendo más cosas", asegura.

La obra lleva por título Bubble flow y muestra una gran pieza vertical de 2,5 metros de altura, sobre una peana de un metro cúbico de nieve prensada, con la que el artista pretende reflejar lo efímero de la felicidad. "Es una reflexión acerca de lo que es la felicidad. Observar burbujas nos produce una sensación agradable, pero acaban desapareciendo", afirma este creador que el pasado año realizó los murales del lavadero de Agost. "Con la felicidad pasa un poco lo mismo, no es algo estático, depende de una intención, de un momento... Es algo efímero, pasajero. A veces uno dice que no es feliz pero es que la felicidad está en el propósito que cada cual tenga de serlo".

En esta edición quería presentar "algo geométrico", por lo que realizó el boceto con una impresora 3D. A partir de ahí, el trabajo fue tallarlo en hielo con herramientas como motosierras, gubias y raspadoras, e incluso un artilugio creado por él mismo para taller las curvas de las burbujas. 

La organización proporciona a cada participante cinco bloques "perfectos" de 1 metro por 50 centímetros de alto y 25 de ancho. Tal es el tamaño y el peso que es el ejército el que les ayuda hasta que los colocan. "El primer día coloqué un bloque sobre otro y después empecé a tallar", destaca. 

Dificultades por el calor

Aunque este año no ha sido fácil. La cálida temperatura no ayudó ya que por el día provocaba que se derritieran partes de las piezas. Si lo normal es que se registren -15 grados, la semana pasada oscilaba entre los 3 y los -3 grados. "Las condiciones no han sido muy favorables este año, de hecho algunas esculturas se cayeron antes de finalizarlas por lo que había que tener mucha precaución con el sol y protegerlas con mantas térmicas para conservar el frío". 

Esta ha sido la novena ocasión en la que una propuesta del alicantino es seleccionada en este festival, en el que se había alzado con el tercer premio del jurado en 2010 y con el de más votado en internet en 2016.