El Sempere de hace un siglo

El centenario del nacimiento del artista de Onil, uno de los grandes creadores del siglo XX, da pie a relanzar su figura y conocer más a la persona

Eusebio Sempere, junto a su hermana, Concha, sujetando su primer cuadro, pintado a los 7 años.

Eusebio Sempere, junto a su hermana, Concha, sujetando su primer cuadro, pintado a los 7 años. / ARCHIVO FAMILIA SEMPERE

Tenía tan solo 5 años cuando la profesora vio que llevaba un papel en la mano con su retrato. A los 7 pintó su primer cuadro y a los 8 no dudaba en asegurar con rotundidad que quería ser pintor cuando le preguntaban por su futuro. «Pero pintor de cuadros», aclaraba este niño llamado Eusebio Sempere (Onil, 1923-Onil, 1985). Y así fue. 

El próximo mes de abril se cumple el centenario del nacimiento del artista alicantino más internacional, uno de los creadores españoles más importantes de la segunda mitad del siglo XX y uno de los grandes impulsores de la modernidad en España.

Antes de llegar ahí, Eusebio Sempere fue un niño tímido e introvertido, un artista precoz, un aficionado a la medicina, un joven entusiasta del cine, al que fascinaba Gary Cooper, y un amante de la música barroca, que al mismo tiempo bailaba con los Beatles y cantaba los temas de los cantautores franceses, sobre todo de Georges Brassens. Un joven que para sobrevivir tuvo que embalar frutas, descargar camiones, iluminar tarjetas de Navidad o ser chico de montaje en la galería Denise René de París, algo, esto último, que ya le acercó a su vocación. 

Sempere, en su exposición en la Galería 3 de París en 1960.

Sempere, en su exposición en la Galería 3 de Pescara en los 60. / ARCHIVO FAMILIA SEMPERE

Aunque nació con estrabismo en el ojo izquierdo, algo que le privó de mucha visión, lo que podría ser un motivo para alejarse del mundo del arte fue todo lo contrario y le acercó aún más a su particular universo de imaginación y creatividad. Así, siendo niño, creaba sus propias marionetas y montaba sus teatrillos los domingos por la tarde. «Cobraba diez céntimos la entrada, leía un libro y con unos personajes sujetos con un palito iba contando historias. Tenía mucha gracia», aseguraba en 2019 su hermana Concha, ahora con 102 años, a la revista Geometricae.

Todo conducía al pequeño «Eusebiet» hacia el mundo del arte. Con 13 años, durante la Guerra Civil, los vecinos de Onil comenzaron a pedirle que hiciese retratos de sus seres queridos fallecidos. Y así lo hizo, a partir de fotografías.

Traslado a València

Cuando su padre perdió la fábrica de muñecas de la que era copropietario en Onil, la familia se tuvo que trasladar a València. El primero en marchar fue Sempere. Tenía 16 años y esa fue otra gran oportunidad para su carrera.

Mientras finalizaba el bachillerato en esa ciudad, asistía a clases nocturnas en la Escuela de Artes y Oficios. Allí consiguió su primer premio de Dibujo. Pero Sempere quería estudiar medicina, algo que, aunque parezca mentira, también le llevó al mundo del arte. Empezó a asistir por libre a las clases de disección en el Hospital Provincial de València y lo que hacía era realizar dibujos de los cadáveres.

Sempere siempre fue por delante. Entre 1941 y 1946 estudió en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos. Pero la norma nunca fue lo suyo, hasta el punto de definirse años más tarde como «rebelde del momento» y asegurar que la estancia en ese centro «fue desesperante». «Académicamente los modelos a seguir eran una cacerola de cobre, una calavera y un cortinón detrás. O sea, lo más impintable».

Acuarela sin título de 1950

Acuarela sin título de 1950, de los fondos del MACA / ARCHIVO FAMILIA SEMPERE

Fue un cura, el padre Roig, el que paradójicamente le introdujo en el arte de Kandinsky, Matisse o Le Corbussier. Su inquietud, y una beca del Sindicato Español Universitario, hizo lo demás para que cruzara la frontera y se fuera a París en 1949. A su vuelta a València en verano de ese año, llegó cargado de carpetas con pinturas sobre papel para exponer en la galería Mateu. Fue la primera exposición de arte abstracto que se realizaba en esa ciudad y los resultados no fueron muy positivos. «Dos años después, las destruí totalmente», aseguró tiempo después el artista. 

Vuelta a París

Volvió a París, donde vivió hasta 1960 y donde conoció a Abel Martín, su compañero hasta sus últimos días. También donde conoció a Braque, Arp, Palazuelo o Chillida, donde pudo ver obra de Picasso, Mondrian, Klee o Modigliani, y donde desarrolló su propio lenguaje abstracto geométrico dejando atrás la figuración. «Recuerdo que lloraba, de verdad, al tener que despedirme de la figuración. Como si fuese la despedida de un mundo para introducirme para siempre en otro», aseguraba el artista en 1974.

"Mujer con mandolina", dibujo con collage realizado en 1949,

"Mujer con mandolina", dibujo con collage realizado en 1949, / ARCHIVO FAMILIA SEMPERE

A su regreso a España en 1960 se instaló en Madrid y comenzó una carrera que le llevó al éxito y al reconocimiento. Se involucró en proyectos como la creación del Museo de Arte Abstracto de Cuenca, el arte cibernético del Centro de Cálculo de la Universidad de Madrid, el diseño y génesis del Museo de Escultura al Aire Libre del Paseo de la Castellana o su propio Museo de la Asegurada (ahora MACA) gracias a la donación en 1977 de su colección de arte contemporáneo a Alicante. Y entre muchas distinciones, fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias.

«Él nunca contaba las cosas malas, solo la parte buena», aseguraba la hermana del artista. Esperemos que el Año Sempere mantenga esa filosofía y haya que contar muchas cosas buenas.

Año Sempere, en el próximo  pleno del Consell



La declaración del Año Sempere por parte de la Generalitat, petición que llegó desde el Ayuntamiento de Alicante, se aprobará en el próximo pleno del Consell, que se celebrará el viernes 27 en Alicante, según la Conselleria de Cultura, que consignó 100.000 euros para realizar actividades en torno a este artista. A partir de ahí se abrirá un programa de actividades que aún no se ha concretado, aunque el concejal de Cultura, Antonio Manresa, adelantó que se va a digitalizar todo el fondo del artista de la Fundación Mediterráneo. También habrá publicaciones, talleres, seminarios, danza y exposiciones, tanto en el MACA como en otros centros, «esperamos que también fuera de Alicante». La UA, que ya muestra en su museo la exposición La luz de Sempere con los fondos que tiene del artista, y el Instituto Gil-Albert se suman también a esta efeméride.