Madrid abre el Año Sempere mostrando algunas piezas inéditas

La galería Guillermo de Osma inaugura una muestra con una veintena de gouaches y tablas de la colección Hellig que compró al artista de Onil en 1962 y que se llevó a EE UU

El galerista Guillermo de Osma, en la exposición de Sempere.

El galerista Guillermo de Osma, en la exposición de Sempere. / Eduardo Oyana/Efe

Edward Helig fue un norteamericano excéntrico y muy particular. Y no solo porque se paseara por toda Europa con un perro asegurando que era la reencarnación del espíritu de su madre o porque se llevará a un grupo de artistas noveles de viaje por Suiza e Italia con destino a la Bienal de Venecia. Reconocía que no entendía de arte pero siempre deseó tener una fundación o galería en Alemania. Así que se dedicó a adquirir obra a artistas con futuro.

Uno de ellos fue Eusebio Sempere (Onil, 1923-Onil, 1985). En 1962 compró al artista de Onil la que ha sido la mayor adquisición de su obra conjunta realizada por un particular. Alrededor de una treintena de gouaches por 100.000 pesetas, que el alicantino empleó en pagar la entrada de su casa en la calle José Soriano de Madrid. "Me van bien las cosas esta temporada y estoy vendiendo cuadros de una manera increíble. ¡Viva!", escribía el artista a Alfons Roig el 17 de septiembre de 1962.

Así lo recoge la conservadora del MACA, Rosa Castells, en el catálogo de la exposición De París a Madrid. 1950-1965, muestra que exhibe por primera vez de forma conjunta 18 de estas piezas (16 gouaches y dos tablas), junto a otras de la galería y de coleccionistas particulares, y que se inaugura el martes en la galería madrileña Guillermo de Osma, en la que supone la apertura del Año Sempere por el centenario de su nacimiento.

Las cuarenta obras reunidas en esta exposición, que se podrá ver hasta el 21 de abril, recorren la trayectoria de Sempere entre 1954 y 1965 a través de collages, gouaches y óleos, y también la escultura giratoria Órgano, que realizó en gran escala para la Fundación Juan March de Madrid que es donde se encuentra. Una etapa en la vida del artista menos explorada, la de sus comienzos y viaje a París, que supuso empaparse de la influencia de artistas como Kandinsy o Matisse, para construir su propio lenguaje.

"Yo considero que es uno de los momentos más interesantes del artista", asegura el galerista Guillermo de Osma. "Es un momento fundamental porque es cuando él se convierte en Sempere, cuando crea su propio estilo, ese estilo particular indisociable y súper reconocible. La marca Sempere que se crea en estos años parisinos".

La conservadora Rosa Castells, en la exposición de Sempere en Madrid.

La conservadora Rosa Castells, en la exposición de Sempere en Madrid. / Eduardo Oyana/Efe

Una exposición oportuna

La exposición, que se presentó ayer, empezó a gestarse "hace tiempo" y al final las circunstancias han llevado a que coincida con este centenario. "Me llamó un amigo de Estados Unidos diciendo que tenía una colección de Sempere y que no sabía qué hacer con ella. Le dije que yo sí y así hicimos esta exposición"

De Osma, implicado siempre en la recuperación de Sempere, destaca que es uno de los pioneros de la abstracción geométrica en España, junto con Palazuelo, "con el que coincide en París", pero "él es muy diferente porque une geometría y lirismo, mucho elemento poético".

Además, resalta, "la idea de la exposición también supone llamar la atención para decir que es un artista muy importante; a parte de ser potente la exposición, es que es un artista fundamental y muy bueno, es como una llamada de atención porque convivimos con estos artistas y damos por hecho que son buenos, pero hay que volver a recordar a creadores tan innovadores como él". 

"Representa excepcionalmente el trabajo de Eusebio Sempere en los años finales de la década de los 50, todavía en París, y los trabajos de los dos primeros años en Madrid, a su vuelta a España. Si las obras sobre papel son excelentes, no menos conmovedoras son las tablas donde el gouache se traza sobre un fondo matérico, una en tonos sienas dedicada a Fray Angélico y otra gris de la serie dedicada a las mujeres más cercanas a su vida, en este caso su hermana Concha", recoge Rosa Castells en el catálogo que incluye también un artículo del comisario independiente Osbel Suárez y del crítico de arte Alfonso de la Torre.

Algunas de las obras de la exposición de Sempere en la galería Guillermo de Osma.

Algunas de las obras de la exposición de Sempere en la galería Guillermo de Osma. / Eduardo Oyana

"Sempere fue un hombre comprometido con el arte contemporáneo y su difusión", explica Castells sobre Sempere que estuvo "en momentos artísticos notables", como las primeras creaciones por ordenador, y cuya obra ha sido exhibida en museos como el Pompidou, el MoMA o el Reina Sofía.

"Era un artista dedicado; por el día trabajaba envolviendo fruta y descargando camiones, mientras que por las noches, a la luz de su flexo, trabajaba en sus gouaches y sus obras", destaca.

Una oportunidad perdida para Alicante

La colección de Helig podría estar ahora en los fondos del MACA, si el Ayuntamiento de Alicante hubiera aprobado su compra en alguna de las tres ocasiones en que se le ofreció este conjunto de obras de Sempere.

Cuando Helig, que dirigía una empresa de tabaco y alcohol en Georgetown que vendió a mediados de los 60, volvió a Estados Unidos con todas las piezas adquiridas, aunque arruinado, se perdió su pista. Hasta que en verano de 2001, Edwar Helig y su esposa, Rosalía Ordóñez, visitaron Alicante y el entonces Museo de la Asegurada. "Querían saber cómo había sido la trayectoria de Sempere, conocer su valor y ver la posibilidad de que el museo adquiriera las obras".

Imagen de parte de la portada del catálogo de la exposición

Imagen de parte de la portada del catálogo de la exposición / Eduardo Oyana/Efe

Rosa Castells pudo ver las fotografías de los 17 gouaches sobre cartulina y 3 sobre tabla (uno de ellos ahora en paradero desconocido), "inéditos y excepcionales", apunta. El museo mantuvo relación con ellos para incluir estas piezas en el catálogo razonado del artista, aún inconcluso. "Realicé un informe para ver la posibilidad de hacer un depósisto y luego la compra, pero nada".

En 2005, la mujer de Helig se puso de nuevo en contacto con el museo alicantino tras fallecer su marido en 2004, para volver a poner las obras a disposición de este centro. Nuevo informe que no sirvió para nada.

Nueve años después, "un conocido coreógrafo americano a quien Rosalía Ordóñez encargó la mediación para su venta, nos lo ofrece otra vez; sin embargo, la administración local volvió a dejar escapar este conjunto de obras que años más tarde adquirió el galerista americano Don Christiansen". 

Y ha sido a través de él como han vuelto a España para formar parte de esta exposición.