Carlos de Prada - Director de ’Hogar sin tóxicos’

Carlos de Prada: «La mayoría de los compuestos no son bien evaluados»

«Sólo el 0,5% de las 100.000 sustancias sintéticas que circulan en la UE han recibido una buena evaluación sobre su toxicidad»

Carlos de Prada. | INFORMACIÓN

Carlos de Prada. | INFORMACIÓN / j.ll.f.

J.LL.F.

Carlos de Prada es uno de los mayores expertos de España sobre compuestos nocivos y es autor del libro Hogar sin Tóxicos, el mismo nombre de la campaña que lidera para informar sobre una realidad muy desconocida.

Si las PFAS son tan nocivas, ¿por qué no están prohibidas?

Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, de las más de 100.000 sustancias sintéticas en circulación en la UE, solo el 0,5% ha recibido una evaluación más o menos completa acerca de su toxicidad. El ritmo con el que entran estas nuevas sustancias en el mercado supera el ritmo con el que se evalúan debidamente sus riesgos y se regulan. Lamentablemente, las presiones de algunas grandes industrias están poniendo en riesgo que la UE mejore la normativa actual, actualmente muy deficiente.

¿Dónde encontramos las sustancias más tóxicas en la vida diaria?

Las PFAS han sido muy vastamente usadas. Se encuentran en infinidad de productos y artículos, como ciertas sartenes antiadherentes, algunos envases alimentarios en papel y cartón (en algunos casos de comida rápida o cajas de pizza), textiles hidrófugos o antimanchas, alfombras, moquetas, algunos cosméticos o productos de aseo personal, electrónica, etcétera.

Muchas de estas sustancias actúan como disruptores endocrinos ¿Qué significa eso?

Hace ya unos años la Sociedad Española de Salud Pública (SESPAS) decía que, al igual que las hormonas, las sustancias disruptoras endocrinas actúan a dosis extremadamente bajas y, por una serie de razones muy claras, científicamente no pueden establecerse umbrales de exposición seguros a esas sustancias. Esto es algo archisabido por la comunidad científica, aunque la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) u otros organismos sigan empeñados en establecer umbrales aparentemente seguros.

Parece que lo más dañino es el efecto combinado de estas sustancias...

El riesgo se suele medir oficialmente sin tener en cuenta el «efecto cóctel», sino el supuesto (erróneo) de que nos expongamos sólo a cada sustancia por separado. Tal y como reconocen informes como los de la OMS o los realizados por la Comisión Europea, estas sustancias provocan efectos en dosis muy inferiores a las normalmente utilizadas en los tests reglamentarios. Y añaden estos organismos que el actual paradigma de evaluación de riesgo requiere una modificación o ha quedado obsoleto.

¿Hay posibilidades reales de que la UE prohiba de golpe miles de estas sustancias, como anuncia?

Sí. Es algo histórico, porque, hasta ahora, la tónica ha sido ir regulando las sustancias una a una, y cuando finalmente se conseguía, la industria se limitaba a sustituir la sustancia por otra similar que, con el tiempo, acababa produciendo efectos negativos parecidos. El riesgo que existe [ante esta restricción masiva en curso] es que la industria se resista, como tradicionalmente ha venido haciendo, y, por ejemplo, pida que se concedan exenciones para el uso de algunos o muchos PFAS, alegando que su empleo es supuestamente «esencial».