Entrevista | Diego San José Guionista de cine y creador de series como "Vamos Juan", "Vota Juan" y "Venga Juan"

"El humor negro nos permite dar un corte de mangas a cosas que nos asustan"

Diego San José

Diego San José / INFORMACIÓN

África Prado

África Prado

Diego San José es un guionista de cine y televisión curtido en comedia que asoma detrás de éxitos como Ocho apellidos vascos o Pagafantas. Creador de las series Vamos Juan, Vota Juan y Venga Juan, que protagonizó Javier Cámara, San José participa este viernes (18.30h) en la Sede de la UA en Alicante para comentar una de sus películas favoritas, Creepshow, dentro del festival de cine de culto RetroKult Fest, que se celebra hasta el día 29.

Dice que Creepshow es su película favorita. ¿Qué tiene, 40 años después?

Da igual el tiempo que pase. El valor que tiene para mí es por lo que supuso en mi infancia y el impacto que tuvo por ser la primera película de terror que me dejaban ver mis padres y tal vez por haber llegado con ese halo de cosa prohibida me impactó como ninguna otra más tarde. Su importancia no tiene que ver con sus valores cinematográficos, que creo que son altos, sino por el valor que tuvo en mi personalidad, que fue fundamental.

El terror no, pero el humor negro sí lo ha practicado. ¿Es la mejor fórmula para la ficción?

No me atrevería nunca a decir que es la mejor fórmula. Creo que hay historias perfectas de ficción que son dramas, thrillers, documentales... al final son las historias, buenas o malas, independientemente de su género. Sí que es verdad que el humor negro es posible que sea uno de los géneros más útiles porque nos permite burlarnos de problemas serios y darle un corte de mangas a cosas que nos asustan y creo que la victoria es doble porque te ríes y sobre todo le quitas peso a cosas que, si no, serían demasiado sagradas, pesarían demasiado.

Empezó de guionista en la comedia un poco de casualidad. ¿Cuándo vio que tenía gracia para contar historias? 

No sabría decirte, porque no creo que nadie sea del todo consciente de que tiene gracia. Sería un poco cretino pensar uno de sí mismo que es gracioso, pero con el paso del tiempo y al ver que me iban llamando de un curro a otro, más que de eso me di cuenta de que podía vivir de ello, que es más importante. Ahí tuve la fortuna fundamental en mi vida de cruzarme con un par de programas de éxito, de estar ahí en el momento correcto. Pero sí, llegué de casualidad al guion y totalmente de casualidad también a la comedia, que no la elegí nunca, y sigo sin pensar que soy gracioso.

¿Echa de menos a Juan Carrasco, el protagonista de su trilogía?

Sí, a Juan Carrasco lo voy a echar siempre de menos porque es el personaje de ficción al que más páginas he dedicado en toda mi vida, con lo cual, dentro de que es de mentira, es el personaje al que considero más de verdad. He estado más tiempo con él, le he tecleado muchísimas más páginas que a los demás, así que, sin querer parecer que se me ha ido la cabeza, diría que a veces lo siento como que fue de verdad, como un familiar o un amigo, que ya no está, pero al que le tengo mucho cariño, le debo mucho y le estoy muy agradecido.

¿No le dan ganas de su reaparición, ahora en campaña electoral?

No, porque durante la escritura de las tres temporadas teníamos muy claro que había que separar la política real de lo que nosotros escribíamos. No es un buen negocio fijarte en la política real porque la política española está, desde hace mucho, en un tono muy grotesco y esperpéntico, así que no puedes competir con ella. La ficción necesita ser verosímil y creíble y creo que la política real no es ni verosímil ni creíble, lo que ocurre es que es real.

¿Qué cree que votaría él en estas elecciones?  

Ni idea. Siempre vimos claro que la mejor manera de hacer la serie bien era desvincular a Juan Carrasco de un partido político para no convertirla en propaganda, no utilizar una serie de ficción para hablar de nuestras filias políticas sino intentar hacer una para parodiar la política como concepto y hacer sátira de la democracia en su totalidad.

Parece que hay una especie de deseo de que las series toquen techo, y yo creo que el techo está muy lejos

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A diferencia de series extranjeras que abordan la política, ¿la española solo tiene éxito en tono de comedia?

No creo que eso tenga que ver con la comedia, más bien es que no hemos hecho muchas. No hay una tradición de ficciones políticas en España, no es que solo funcionen desde la sátira sino que las pocas que se han hecho han sido de comedia. No creo que estemos más limitados que otros países para hablar de política, pero es cierto que nuestra democracia es mucho más joven y no podemos compararnos con la británica o la norteamericana, por citar dos países donde hay muchas series de política; la nuestra es un chavalín creciendo y esos otros países ya tenían una tradición con la que no podemos empatar. Nuestra ficción todavía tiene tiempo para ir retratando nuestra política.

¿Qué ha aprendido de Borja Cobeaga?

Borja ha sido fundamental en mi educación profesional pero también en la personal. Trasciende los límites del compañero de trabajo o del tándem creativo porque ha sido una persona que lleva cerca de mí prácticamente toda mi vida adulta, de la manera que sea: cuando trabajamos juntos o separados, simplemente cenamos o compartimos cosas. Es imposible concretar qué he aprendido de alguien con quien he pasado tanto tiempo, pero no estaría haciendo esta entrevista si no me hubiera cruzado con Borja Cobeaga hace tanto tiempo.

¿Vivimos una época dorada de series o una burbuja?

No creo que sea una burbuja porque se lleva diciendo tanto tiempo que, para ser una burbuja, no es de material poco resistente, de jabón no es. Tal vez sea algo con solidez y bastante amplio, sobre todo es un cambio en la manera de hacer ficción televisiva en este país y en todos, y que las plataformas de pago han traído una narrativa que se abre a tonos más sutiles, a contar cosas de forma más ambigua, más ambiciosa incluso estéticamente, y que los espectadores también han podido encontrar nichos más exigentes entre tantas opciones. Creo que este modelo ha venido para quedarse y no creo en absoluto que sea una burbuja. Alguien puede pensar que todos los meses se estrenan muchas series, pero ¿cuántos libros se editan o cuántos discos se sacan cada mes?. Parece que hay una especie de deseo de que las series toquen techo y yo creo que el techo está muy lejos.

¿Teme a la Inteligencia Artificial en su trabajo? 

No. Estamos en el típico ciclo de tener todos los miedos a una incorporación tecnológica, que nos ocurre con casi todo lo que ha ido llegando, y creo que la IA hay que regularla y darle un marco legal para que no haya abusos ni plagios, para que la gente reciba compensaciones por su trabajo, incluso remezclado con la IA. Pero quiero pensar que nos va a traer muchas cosas muy buenas también.

¿Imagina una huelga de guionistas como en Hollywood? 

Es muy complicado porque la industria que tienen allí es muy diferente a la nuestra. Para empezar, allí es obligado pertenecer al sindicato de guionistas y están tremendamente organizados, y aquí somos menos, en una industria más pequeña, mucho menos estructurada y con un poder no comparable. Desde aquí todos los guionistas vemos aquello con gratitud porque lo que cambien desde allí, evidentemente y egoístamente, va a revertir positivamente para todos los que no estamos allí.