Entrevista

Isabel Bonora, la conservadora española del Louvre: "Los mejores tesoros son los más discretos"

"A veces me voy a ver a la 'Gioconda' y allí me quedo unos minutos, a solas con ella"

La conservadora valenciana Isabel Bonora.

La conservadora valenciana Isabel Bonora. / Archivo

Begoña Jorques

La valenciana Isabel Bonora es conservadora del Louvre, el museo más visitado del mundo. En concreto, se mueve en el departamento de Antigüedades griegas, etruscas y romanas.

¿Cómo es su trabajo en el Louvre?

En mi día a día, mi trabajo consiste en dos aspectos fundamentales de la conservación de patrimonio. Por un lado, su gestión (inventario, conservación preventiva y curativa, restauración, prestamos a museos nacionales e internacionales, acogida de investigadores, enriquecimiento de la colección) y por otro su valorización (comisariado de exposiciones, publicación de la colección, enseñanza y creación de proyectos de investigación). El primer aspecto, el más invisible, me lleva la mayor parte de mi tiempo. El segundo, mucho más atractivo, es el más conocido del público en general. Mi trabajo me apasiona y espero poder contribuir a la conservación del patrimonio, pensando sobre todo en las generaciones futuras.

Forma parte del departamento de Antigüedades griegas, etruscas y romanas. ¿Con qué joyas trabaja? 

En el departamento soy la conservadora responsable de la colección de bronces griegos y romanos. Bajo esta denominación se engloban objetos tan diversos como joyas (en oro y piedras preciosas), orfebrería (fundamentalmente en plata), la gran escultura en bronce, como por ejemplo, la excepcional escultura del 'Apolo de Lillebonne', así como objetos de la vida cotidiana, tales como instrumentos médicos, ofrendas religiosas y litúrgicas, mobiliario doméstico (vajillas o lámparas de aceite), armas, panoplias de gladiadores, etc. La colección cubre una cronología comprendida entre el 2.000 a.n.e y el siglo V d.n.e. y proviene de yacimientos tan evocadores como Delos, Pompeya, Herculano… Se trata de una de las colecciones más importantes de Europa y para mí cada objeto es una verdadera joya.

El ‘Apolo de Lillebonne’ fue encontrado en Lillebonne (Normandía) en 1853.

El ‘Apolo de Lillebonne’ fue encontrado en Lillebonne (Normandía) en 1853. / Archivo

¿Cómo llegó hasta uno de los principales museos del mundo?

Mi recorrido no ha sido el tradicional. Empecé mis estudios en la escuela de Ingeniería Industrial de la Universidad Politécnica de Valencia. Pero decidí, un poco asustada no lo voy a negar, cambiar de rumbo y hacer lo que siempre me había gustado, estudiar Arqueología. Tras cuatro años en la facultad de Geografía e Historia de Valencia, quise vivir una experiencia en el extranjero y obtuve una beca Erasmus. Al principio mi destino iba a ser Venecia, pero decidí cambiarlo por París. Sin hablar una palabra de francés me fui a vivir la experiencia y a pesar de no ser siempre una situación fácil, fueron años maravillosos. Al cabo dos años allí me aceptaron en el museo del Louvre con una práctica de unos meses. La práctica se convirtió en contratos de corta duración que combiné con otras experiencias de investigación y enseñanza en la universidad. Al cabo de unos años me propusieron un contrato estable y al final me presenté a la oposición de conservadora de patrimonio y la gané. Fue un camino paulatino, no previsto, exigente y con final feliz.

La 'Gioconda' es la mayor atracción del museo. ¿Qué tesoro desconocido esconde el museo?

Es cierto, la 'Gioconda' es con mucho el mayor reclamo. No obstante, los tesoros son abundantes en el museo. Cada departamento (pinturas, esculturas, arqueología egipcia, oriental...) conservan y exponen un patrimonio extraordinario, ya sea por la calidad artística, como por la historia de su descubrimiento o de adquisición de las obras. En el departamento de Antigüedades griegas, etruscas y romanas hay tesoros también muy conocidos, como la 'Venus de Milo' o la 'Victoria de Samotracia', aunque para mí los mejores son aquellos más discretos, como las recientemente abiertas salas cerámica, las salas etruscas y sobre todo las salas de bronces. Uno de mis objetos favoritos es un vaso de perfume con una inscripción en griego arcaico en el que el artesano muestra de orgullo por haber fabricado una pieza de gran calidad o una cabeza de atleta descubierta en Herculano que tiene incrustaciones de bronce en los labios para simular el rojo de la carnación, o el 'Baco Katz' que es una obra maestra de la policromía en metal con incrustaciones en plata, cobre,...

La ‘Victoria de Samotracia’ representa a Niké, la diosa griega de la victoria. Fue encontrada en 1863 en la isla de Samotracia.

La ‘Victoria de Samotracia’ representa a Niké, la diosa griega de la victoria. Fue encontrada en 1863 en la isla de Samotracia. / Archivo

¿Le fascina a usted la 'Gioconda' tanto como a los demás?

Pues no sé si decirlo, pero me imagino que no tanto... La 'Gioconda' es una obra maestra de su tiempo, pero su fama se debe, en parte, a haberse convertido en un icono. De todas maneras, los martes, día de cierre del museo, es cuando aprovechamos para trabajar con los objetos que están en las salas: fotografías, restauración, estudio... Ese día el museo está más vacío de lo normal y a veces me voy a ver a la 'Gioconda' y allí me quedo unos minutos, a solas con ella. Es un momento privilegiado.

Está rodeada de obras que han sido exhaustivamente estudiadas. ¿Siempre queda algo más por descubrir en estas piezas?

La investigación y el estudio arqueológico es casi infinito…¡y queda tanto que hacer para las nuevas generaciones! Tan solo la colección que yo conservo está compuesta por unos 8.000 objetos. No todos han podido ser estudiados y no todos lo han sido con la misma atención. Además, las nuevas tecnologías y el desarrollo de la ciencia arqueológica nos permite descubrir nuevos aspectos y nuevos campos de investigación, como por ejemplo, el de los contenidos (los alimentos y bebidas consumidas, los perfumes más preciados, los combustibles empleados en el alumbrado) o las técnicas de fabricación empleadas por los artesanos orfebres de la antigüedad. 

El cuadro de 'Las bodas de Caná' del Veronés (1563) está situado enfrente de la 'Gioconda' en la sala del museo.

El cuadro de 'Las bodas de Caná' del Veronés (1563) está situado enfrente de la 'Gioconda' en la sala del museo. / Archivo

¿Qué nos cuentan las obras de arte de un museo como el Louvre en tiempos de Instagram?

Nos cuentan aspectos más inmediatos y quizás más íntimos de las colecciones. También nos permite mostrar al público momentos del día a día en nuestro trabajo. Es una herramienta que nos permite dar a conocer el museo de manera más gráfica y a su vez también más pasajera, pero me gusta porque es participativo.

¿Somos en España los suficientemente respetuosos con nuestro patrimonio?

Siempre se puede ser más respetuoso con el patrimonio, en España como en cualquier país. A nivel de un país se deben de dedicar más medios al conocimiento y a la protección de nuestra cultura, con otros visos que los estrictamente turísticos. Pero la preservación del patrimonio es también una cuestión individual. Se trata de respeto por el bien común y de dar un poco más de tiempo a conocer lo que nos rodea. Se puede empezar con gestos muy sencillos, dar un paseo por el barrio y conocer su historia, la de sus monumentos… y luego compartirlo.

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¿Somos conscientes de nuestra riqueza patrimonial?

En España hay grandes aficionados y profesionales dedicados al patrimonio y a la cultura. El problema más acuciante con respecto a Francia es la escasez de medios, ya sea en los museos (y otras instituciones de preservación y de salvaguarda del patrimonio), como en educación. Esta frase está muy manida, pero es necesario machacarlo. La educación es la base de todo: del conocimiento, de la emancipación del individuo y también del desarrollo y el bienestar de las sociedades. La actualidad tan inquietante que estamos viviendo en España esto últimos meses lo demuestra. La censura y el autoritarismo no son sino eso, la ausencia clara y brutal de cultura y de formación.

Si se perdiera en el museo, ¿dónde la encontraríamos?

El museo del Louvre está en constante renovación y me gusta seguir descubriéndolo. También me gusta perderme en las exposiciones temporales, aunque donde tendrías más oportunidades de encontrarme, desde luego, es en las salas de antigüedades griegas, etruscas y romanas. Es mi pasión desde niña y la pasión sigue viva desde entonces, casi le diría que más fuerte hoy en día. Si queréis, os espero en la 'Sala de las columnas'…