El legado de Juan Gil-Albert descansa en la Caja de las Letras

El poeta y ensayista alcoyano Juan Gil-Albert (Alcoy, 1904-València, 1994) ya forma parte de la Caja de las Letras del Instituto Cervantes en Madrid. En concreto, de la caja 1.601 de esta cámara acorazada en la que se conservan retazos de su vida y obra como legado para generaciones futuras, junto a la de otro centenar de personalidades vinculadas a la cultura española.

Gil-Albert se convierte así en el tercer alicantino cuya herencia intelectual se incluye en este depósito de la memoria, como ya hicieran en 2017 Miguel Hernández, también in memorian como Gil-Albert, y Vicente Molina Foix en 2022. Y lo hace en el 121 aniversario exacto de su nacimiento.

En un acto auspiciado por la Diputación de Alicante, a través del Instituto Alicantino de Cultura que lleva su nombre, y con el respaldo entusiasta del director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, se ha formalizado la entrega de una pequeña muestra de su patrimonio personal y literario para su custodia en la Caja de las Letras, en un acto al que han acudido la sobrina nieta de Gil-Albert, Claudia Simón Aura, el presidente de la institución provincial, Toni Pérez; el diputado de Cultura, Juan de Dios Navarro; y la directora del IAC Juan Gil-Albert, Cristina Martínez, además de la secretaria autonómica de Cultura, Pilar Tébar.

Unas gafas del escritor de los años sesenta y tres poemas manuscritos, -uno datado en 1935, Epitalamio a la hermana; otro fechado en 1936, Despedida de un año y Mi nostalgia, homenaje a Játiva, de 1964-, cedidos por su sobrina, junto a una revista Canelobre dedicada al escritor de 1996, una imagen del autor alcoyano en blanco y negro y varias postales conmemorativas del acto han sido los objetos depositados.

Juan Gil-Albert entra en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes

El presidente de la Diputación de Alicante, Toni Pérez, ha manifestado que es "todo un honor y un gran orgullo" la entrada del escritor alicantino en este archivo de memoria "como legado para dar testimonio de su persona y de su obra para generaciones futuras" y como "acicate para seguir comprometidos" en honrar y difundir su obra y "en la labor de reconocer que tenemos una tarea ingente para que esa dignidad silenciosa de muchos de nuestros autores y autoras esté siempre presente", tras recordar que hace 42 años, en 1983, el nombre del autor alcoyano acompaña al Instituto Alicantino de Cultura, dependiente de la institución provincial.

Luis García Montero ha recibido con "emoción" el legado de Gil-Albert en un acto significativo para el Cervantes, "modesto, pero que llena de sentido nuestro compromiso y nuestro trabajo". Montero ha calificado a Juan Gil-Albert como "un escritor de referencia" y ha recordado que en un artículo de los años 70 Carmen Martín Gaite reflexionaba sobre lo que había significado para su generación "por su memoria discreta y su creatividad en la tierra alicantina".

Figura fundamental del exilio

Ha destacado su gran compromiso literario y cultural tras añadir que "se comprometió frente al golpe de Estado" [de 1936] y es una "figura fundamental para recordar la importancia del exilio español en unos años difíciles". El alcoyano empezó a publicar muy joven, La fascinación de lo irreal es de 1927, "un ejemplo de cómo recibir herencias y establecer relaciones con el presente que quiere transformar el futuro. Desde muy joven tuvo conciencia de la herencia de Gabriel Miró y por su amistad con Max Aub tuvo mucha relación con la actividad cultural, no ya de la Generación del 27, sino de las vanguardias", ha repasado García Montero. El poemario Misteriosa presencia, de 1936 "representa muy bien ese tiempo de imaginación , ilusión, consolidación cultural de aquellos años 20 y 30" y dibuja su figura "ética e intelectual".

Sus reflexiones tras el estallido de la guerra civil española quedan reflejadas en su libro Son nombres ignorados (1938), tras recordar que el poeta formó parte del movimiento literario que en Valencia participó en la organización del Congreso Internacional de Cultura Antifascista, de donde surgió un texto "que reivindicaba la necesidad de comprometerse pero negándose a que su creatividad se convirtiera en consigna o en una repetición de dogmas".

"Su figura es fundamental también para recordar el exilio español", ha indicado García Montero. Embarcó en el Sinaia hacia México y allí "representó la actividad cultural, poética de memoria hispana en los años difíciles del exilio" y a su regreso en pleno franquismo, en 1947, él, que nunca ocultó su homosexualidad, fue una figura "llena de dignidad a la hora de superar las dificultades de la vida bajo una dictadura". Su escritura cobró peso dentro de la poesía y Montero ha destacado la antología Fuentes de la constancia, publicada en 1972, y recomendó Crónica general, en 1974, como condensación de "su pensamiento, su personalidad, su dignidad histórica y su conciencia".

La Caja de las Letras

La Caja de las Letras del Instituto Cervantes salvaguarda parte del legado de personalidades relevantes de la cultura española e hispanoamericana de nuestro siglo y de todos los ámbitos de la creación. Esta histórica cámara acorazada dispone de más de 1.800 cajas de seguridad, algunas de ellas ocupadas por legados de intelectuales como Francisco Ayala, Antoni Tàpies, Margarita Salas, Luis García Berlanga, Cristóbal Halffter, Manuel Alexandre, Ana María Matute, Juan Marsé, Gabriel García Márquez, Luis de Pablo, Buero Vallejo, Eduardo Mendoza, Benedetti, Delibes, Unamuno, Francisco Brines, Joaquín Sabina, Ángela Molina, Enrique Morente o Marisa Paredes.