El "Miserere" de Miguel Crevea, patrimonio musical de Alicante
El musicólogo y sobrino-tataranieto del compositor alicantino Ignacio Ramos Altamira reivindica que esta joya de la música sacra alicantina se interprete cada año

José María Vives, en el concierto del "Miserere" el pasado 10 de abril en la Concatedral de San Nicolás de Alicante / INFORMACIÓN
Ignacio Ramos Altamira
El pasado jueves, 10 de abril, la Concatedral de San Nicolás de Alicante albergó uno de los eventos musicales más importantes de los últimos años en la ciudad: el reestreno del Miserere en Do menor para dos coros y orquesta compuesto por el joven músico contestano Miguel Crevea i Cortés (10 de marzo de 1837- 10 de septiembre de 1862), organista y maestro de capilla del templo alicantino entre 1857 y 1862. A las ocho de la tarde, quince minutos antes de la hora prevista para el inicio del concierto, el público abarrotaba de tal manera la nave central de la iglesia que el deán de la Concatedral, Ramón Egío Marcos, se vio obligado a abrir la sacristía para que aquellos que no consiguieron asiento pudieran escuchar a los músicos y cantantes desde las galerías superiores. El Miserere es una musicalización del Salmo 50 del Antiguo Testamento, también conocido como Salmo de David, que comienza diciendo "Miserere mei, Deus" (Apiádate de mí, oh, Dios). Según escribió el músico Ernesto Villar Miralles en 1899 en el Semanario Católico, el primer Miserere a dos coros y orquesta de cuerda, viento y metales que se interpretó en la entonces Iglesia Colegial de San Nicolás durante los Oficios de Semana Santa fue el compuesto por el maestro de capilla Agustín Iranzo y Guerrero en 1789. Sin embargo, fue la posterior versión de Crevea, maestro de la misma capilla desde 1857, la que quedó como referente musical por "la delicada inspiración de sus melodías, la dulzura de los conceptos, la corrección armónica y la unción de sus cantos". Miguel Crevea compuso su Miserere en 1860, con solo veintidós años, y dos años después falleció de tuberculosis, dejando numerosas obras religiosas de gran valor, pero también obras profanas para música de salón de piano y canto y piano, algunas de las cuales se encontraron hace pocos años en el legado que cedió al Instituto Jorge Juan de Alicante su sobrino, Rafael Altamira i Crevea, hijo de Rafaela Crevea i Cortés, al que Miguel no llegó a conocer, pues el después famoso historiador y jurista vino al mundo en 1866.
Después de su estreno en 1860, el aclamado Miserere de Miguel Crevea se interpretó con frecuencia en la Semana Santa alicantina hasta las primeras décadas del siglo XX y también formó parte de las honras fúnebres en sufragio del alma del rey Alfonso XII organizadas por el ayuntamiento local en 1885, tras la muerte del monarca. Después, la obra fue pasando al semiolvido hasta que, en los años noventa del siglo pasado, el veterano catedrático de Musicología alicantino, José María Vives Ramiro, director de varias agrupaciones corales y orquestas y miembro numerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, se empeñó en su recuperación. Sin embargo, al no encontrar ninguna copia completa de la partitura, emprendió una laboriosa y compleja reconstrucción musical a partir de versiones posteriores modificadas por otros autores y de particellas de los instrumentos y voces que encontró en distintos archivos de Alicante y Madrid. Su brillante labor nos recuerda la realizada hace un siglo por el compositor Óscar Esplá para la recuperación y adecuación musical del Misteri d´Elx, de cuyo Patronato Rector es miembro el maestro Vives desde 1986.
La recompuesta partitura del Miserere de Miguel Crevea se presentó por primera vez en 1995 en la iglesia de Santa María de Cocentaina y entre 1996 y 2002 se interpretó cada año con gran éxito en la Concatedral de San Nicolás de Alicante, bajo la dirección musical del propio Vives. Ahora, veintitrés años después de su última interpretación, los alicantinos hemos podido disfrutar de nuevo de esta maravillosa obra gracias al esfuerzo y voluntad de los directores, profesores y alumnos del Conservatorio Profesional de Música "Guitarrista José Tomás" de Alicante que, animados por José María Vives y con la ayuda del Departamento de Canto del Conservatorio Superior de Música "Óscar Esplá" de la misma ciudad que coordina Pilar Páez y el Coro Crevea, han estado ensayando con entusiasmo el Miserere desde hace un año. El resultado del enorme trabajo se mostró en todo su esplendor el pasado 10 de abril en una abarrotada Concatedral de San Nicolás. Cerca de las nueve de la noche, tras unas palabras de bienvenida del deán y una introducción por parte del director del Conservatorio Profesional, Miguel García Sala –al que agradezco la atención personal con los descendientes de la familia Crevea que asistimos al evento–, comenzó el tan esperado concierto, en el que participarían alrededor de 150 músicos, entre instrumentistas y cantantes. La velada comenzó con la interpretación orquestal de la bellísima marcha procesional La Madrugá, del compositor andaluz Abel Moreno Gómez. Seguidamente, llegó el reestreno del Miserere del maestro Miguel Crevea, con la participación de la Orquesta y el Coro del Conservatorio Profesional de Música y del Coro Crevea, bajo la dirección artístico-musical de Jaume Pascual Sirera y los profesores Patricia Peinado y Manuel Ramos. La mayoría de los instrumentistas y cantantes eran estudiantes adolescentes, apoyados por algunos profesores y solistas vocales de primer nivel. Desde los primeros versículos y las primeras notas, todos los que estábamos en la concatedral nos vimos subyugados por una composición emocionante que disfrutamos durante los cuarenta minutos de su duración.
La ejecución de toda la composición fue impecable y así lo refrendó el público alicantino, que premió a directores, músicos y cantantes con prolongados aplausos. La felicitación del auditorio se extendió con merecimiento al responsable de que hoy en día podamos disfrutar del Miserere de Miguel Crevea, José María Vives, que quiso ceder el protagonismo al autor original, levantando la partitura en alto. Concluido el concierto, el director del Conservatorio Profesional "Guitarrista José Tomás" nos informó de que la intención es que el Miserere se pueda programar en la Concatedral de San Nicolás al menos cada dos años, durante las celebraciones de Semana Santa. Algunos deseamos que el objetivo sea más ambicioso y que la obra pueda interpretarse cada año para disfrute de todos los alicantinos, y por ello apelamos al ayuntamiento de Alicante, la Diputación Provincial y las instituciones culturales, sociales y religiosas para que contribuyan con los recursos necesarios para que esta joya de la música sacra alicantina se convierta de una vez por todas en patrimonio artístico y musical de la ciudad, como lo es el Misteri en la vecina Elche.
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