El miércoles el Pabellón Cecilio Gallego fue una fiesta deportiva, en la que el Ciudad Real se impuso al Torrevieja 21-27. No obstante, los salineros ofrecieron buena imagen y numerosos seguidores de la comarca y fuera de ella invadieron pacíficamente el parqué para cazar fotos y autógrafos con los componentes del equipo manchego.Entre ellos había un joven de 17 años natural de Benejúzar llamado Antonio Carreño. Por su sonrisa y su ilusión, podía parecer uno de los chavales que se arremolinaban para lograr un recuerdo con los Sterbik, Jerome, Dinart, o Entrerríos, jugadores del conjunto líder de Asobal.

Pero se trata de un prometedor guardameta de balonmano fichado en 2008 por el Ciudad Real para su equipo juvenil y su filial. Previamente militó en el Monterrío, club de su localidad natal, estuvo en el Centro de Alto Rendimiento de Cheste, y también ha sido internacional en categorías inferiores. El técnico del cuadro manchego, Talant Dushebaiev, le incluyó en la convocatoria del primer plantel y le alineó unos minutos. Acudieron a verle familiares, ex compañeros y amigos.

Además, el público local rompió a aplaudir en varias ocasiones, para ovacionar a Rafael Ballester, de 25 años, y Andrés Marcos, de 26 y que anotó un gol, pertenecientes al equipo filial, que debutaron con el primer equipo torrevejense ante las bajas de los internacionales argentinos.

Por su parte, el joven guardameta del Torrevieja Federico Sincich, también del equipo filial pero que ha formado parte de varias convocatorias del primer plantel, detuvo la última acción del encuentro, un penalty lanzado por Eric Gull, y se ganó otra cerrada ovación del graderío salinero.