Cinco categorías en cinco años. El Alicante Costa Blanca Fútbol Sala busca este sábado su cuarto ascenso consecutivo en el último lustro. El reto parece ambicioso, pero está al alcance de la mano. De hecho, el conjunto entrenado por Luis Daza defenderá en el Pitiu Rochel (17 horas), con entradas a tres euros, el empate (3-3) que firmó la pasada semana en la cancha del Leganés, su rival en la lucha por una plaza en la categoría de plata del fútbol sala nacional.

No obstante, el futuro preocupa, y mucho, a los gestores de la entidad. Si el sábado se confirma el ascenso, en poco más de 24 horas, la directiva tendrá que decidir si renuncia al salto de categoría. De nuevo, los problemas económicos ponen en juego los éxitos deportivos de un club de la ciudad. Si el Lucentum se debate entre a continuidad en la Liga ACB o la disolución, el Alicante Costa Blanca podría anunciar, todavía en plena celebración del ascenso, su renuncia a disputar la próxima temporada en la división de plata. De hecho, el próximo lunes, la entidad alicantina deberá depositar una fianza de 3.000 euros en la Federación. Y apenas cinco días después, en plena resaca de Hogueras, otro deposito de 40.000 euros para dar el salto definitivo a la segunda categoría del fútbol sala.

Estas obligaciones económicas dejan en el aire el futuro del Alicante Costa Blanca. El presidente de la entidad, José Antonio Alcaraz, ya ha tocado a las puertas de las instituciones. "Estamos a la espera. Sabemos que es un momento difícil, pero no necesitamos cantidades millonarias como el Lucentum, somos un deporte más humilde", señaló el mandatario.

Esta temporada, el presupuesto de la entidad ha rondado los 50.000 euros. Pero, en caso de ascenso, se estima que el coste del equipo se cuadriplique, sumando el dinero destinado a los ochos equipos de las categorías inferiores. "Aún así es una cantidad casi ridícula, pero a la que yo no puedo hacer frente", señala el presidente, quien financia el presupuesto de la entidad, casi en su totalidad, con los beneficios que le reporta su empresa familiar, vinculada al sector de las reformas. En ella, además, trabajan dos de los doce jugadores de la plantilla, que está compuesta íntegramente por alicantinos. "Intentamos dar empleo a los chicos del equipo que lo necesitan, otros colaboran de manera puntual y todos cobran una cantidad por jugar", relata Alcaraz, quien reconoce que los jugadores apenas reciben una ficha de unos 300 euros al mes. "Más que un sueldo, es una compensación", afirma el presidente, para quien el ascenso se "jugará más en los despachos que en el parqué".