Cuando la FIBA cumplió 80 años (en 2012) decidió bucear entre las imágenes más curiosas relacionadas con el baloncesto para elaborar una recopilación, casi a modo de autohomenaje, que celebrara su aniversario. Con este fin, convocó un concurso de fotografía a nivel mundial para escoger las más especiales, curiosas o llamativas e incluirlas en el libro.

Cuando José Luis Rodríguez, padre y colaborador altruista en las tareas de comunicación de la SCD Carolinas, se enteró, bajó hasta la pista y echó cuatro o cinco instantáneas, que después envió a la FIBA. Al fin y al cabo, no todos los días se ve una pista completamente rodeada de viviendas.

Las imágenes pasaron un proceso de selección y otro de votación en internet, así que José Luis casi se había olvidado del tema cuando recibió un paquete de la organización reina del baloncesto mundial, en el que venía un ejemplar del libro y una carta del presidente de la FIBA, Yvan Mainini, donde le agradecía la participación y le comunicaba que una de sus fotografías había sido escogida. ¡Y nada menos que a doble página!

Un club que es una familia

La SCD Carolinas es "el club del barrio", en palabras de su secretario y presidente de la sección de baloncesto, David Pérez. "No se entendería el barrio sin la SCD Carolinas", coincidía Luis Medina, exjugador, exentrenador y exdirectivo de la sociedad y actualmente Coordinador Deportivo del Club Atlético Montemar.

Durante la charla con David Pérez, Luis Medina, José Luis Rodríguez y el Director Deportivo de la SCD, Valentín García, hay dos palabras que se repiten a menudo cuando se habla del club: "especial" y "familia". Todos están de acuerdo en que la participación de los padres de los niños (unos 100 chavales) que el club va formando, su forma de involucrarse, de "querer que esto salga adelante", como dice David Pérez, le dan al club su verdadero significado. "No es "traigo al niño y recojo al niño"", aseguraba Valentín García (o Moni, como le llaman en el club), sino que "los que llevan aquí dos o tres años se involucran mucho".

"Los mayores se hacen entrenadores de los pequeños, formando una rueda que no para" nos cuenta David Pérez, que es contundente al afirmar que "el club es una familia". "Desde pequeños inculcamos a los niños con el sentimiento carolo", cuenta Luis Medina. Carolo es una palabra que puede que no aparezca en el diccionario, pero que todos los miembros de la SCD Carolinas llevan con orgullo.

Un presupuesto al límite

"Siempre vamos muy justos" reconoce el presidente de la sección de baloncesto. "No tenemos el apoyo suficiente del Ayuntamiento, siendo claro", afirma Pérez. "Las instituciones no colaboran prácticamente en nada" coincide Luis Medina, que nos cuenta que "hace tiempo, cuando la sociedad puso un bingo, el dinero entraba a espuertas", aunque también admite que "cuando el bingo quebró, no había dinero", algo que ocurrió durante su etapa como presidente de la sección de baloncesto, y que le forzó a empezar a cobrar a los jugadores, algo que "ahora es normal en todos los clubs".

Desde la fotografía elegida por la FIBA hasta ahora, se aprecia un cambio evidente: el suelo de la pista ha sido remodelado. "Hacemos de todo: eventos, mil historias€ siempre para conseguir dinero para mejorar las instalaciones, entre otras cosas" relata David Pérez, que se deshace en elogios hacia los padres y miembros del club: "Están para lo que necesites. Hubo iniciativas de venta de camisetas, de pulseras€ todas partiendo de miembros o incluso exmiembros del club".

De la rivalidad al entendimiento

El C.A. Montemar y la SCD Carolinas son dos componentes básicos de la zona, y como todos los equipos con cercanía geográfica, la rivalidad entre ambos siempre ha sido feroz. "La diferencia llegaba incluso a las clases sociales" cuenta Luis Medina, que forma parte de la historia de ambas instituciones. Con su llegada a la Coordinación Deportiva de Montemar las relaciones han mejorado sustancialmente. "Ahora los chavales son amigos unos de otros", afirma Medina, que también asegura que "tenemos una colaboración muy buena, invitándonos a torneos mutuamente e incluso durante el tiempo que duraron las obras para el cambio de la pista nos prestaron sus instalaciones para entrenar, algo que antes hubiese sido impensable".