¿Qué se le pasó por la cabeza tras lograr el oro en Bakú?

Sentí mucha emoción, era el último torneo clasificatorio para los Juegos Olímpicos. Fue muy grande conseguir el oro. Disputé la final contra la brasileña Maria Portela. Ella empezó con una técnica de rodilla, la evité, trabajamos en el suelo y conseguí inmovilizarla. He hecho un buen trabajo y he recibido la recompensa al esfuerzo diario. Voy en buen camino y me siento satisfecha porque se está reflejando en las competiciones.

Por lo que se ve, está en un gran momento de forma...

Estoy afinando, intento hacer lo que toca en cada momento y buscando que eso se refleje a la hora de competir. El Grand Slam de Bakú era el último torneo antes de los Juegos Olímpicos. El fin de semana del 28 y 29 de este mes tengo el Masters en la ciudad mexicana de Guadalajara, en el que participamos las mejores 16 judocas del mundo.

¿Cómo se siente tras certificar su presencia en Río?

Estoy contenta, con un subidón. Para los deportistas de modalidades minoritarias es lo máximo a lo que aspiramos desde que competimos siendo pequeños. He cumplido un objetivo y ahora tengo un reto por delante. Espero disfrutar y hacerlo bien.

¿Cuál es su meta en Río?

Mi objetivo es conseguir una medalla pero, como en todos los ámbitos de la vida, hay que dar pasos firmes y con confianza. Vamos a ir poco a poco y disfrutando del momento.

¿Cómo imagina que será su paso por los Juegos Olímpicos?

Será algo bonito y especial. Durante estos cuatro años hemos competido las mismas judocas todos los fines de semana. Así que mis rivales será las de siempre. Cambiará que es en los Juegos, lo que lo hace más emotivo. Fuera intentaré disfrutar de la Villa, del ambiente. Sin olvidar que es una competición más y que llevo peleando contra mis rivales durante cuatro años.

¿Cuál es su rutina habitual de entrenamientos?

Estoy viajando mucho. He estado seis semanas entrenando en Japón. Me ejercito seis horas al día, dos y media por la mañana y el resto por las tardes, en combates. Por la mañana hago físico y pesas. Así de lunes a viernes y los sábados por la mañana. Si no tengo competición, el resto del tiempo puedo descansar.

¿Está al tanto de los problemas que está habiendo en la organización de los Juegos?

En mi caso concreto me centro en la competición. Nos han informado los médicos de la federación para prevenir contra el virus del Zika. No miro más información y me dedico al judo para no perder enfoque. Lo que me voy a encontrar no es nuevo para mí. Sólo tengo que seguir trabajando a diario. Es la única forma de conseguir que me salgan las cosas y de hacer un buen trabajo en el que momento que lleguen los Juegos.

¿Qué le parece que Rafa Nadal sea el abanderado de la delegación española?

Me parece perfecto que sea él. Más o menos tenemos la misma edad y sé que es una persona luchadora y con valores. En el mundo del tenis se puede vivir muy bien y él sigue siendo un ejemplo. Tiene talento y fama, por lo que se le podría ir la cabeza. Siempre ha sido sencillo. No pone excusas cuando pierde y cuando gana es humilde. Representa lo que tiene que ser un abanderado en los Juegos Olímpicos y estoy orgullosa de que sea el de nuestro país.

¿Cuenta con respaldo económico para desarrollar su actividad deportiva?

Siempre se puede mejorar. El mayor respaldo me lo dan mi familia, mi entrenador y mi club. En Ozone me apoyan al 100%, siempre están ahí. Cuando te va bien, cuentas con el programa ADO, te llegan patrocinadores y apareces en los medios de comunicación. Cuando estás mal, los que te apoyan son los de siempre y eso es lo que se agradece en deportes minoritarios.

¿Qué le aportan sus creencias religiosas para competir?

Tengo mucha fe en Dios, es el motor de mi vida. En nuestro deporte la mente es el 80%. Somos rivales que nos conocemos y esperamos el mínimo fallo de la otra. La fe en Dios que me han inculcado me ayuda. Llevo la Biblia a todos los campeonatos y rezo. Esa tranquilidad es la que aparece en los combates. Tengo presente a Dios a diario.