Solo tiene 31 años, pero la alicantina Alexandra Fernández, conocida desde siempre como «Ruby», tiene mucho camino recorrido en el fútbol de la capital. Y nunca fue fácil para una chica, sobre todo hace 25 años. Luchadora y enamorada del balón, echa un vistazo hacia atrás y solo puede sentir orgullo, pero si mira hacia adelante la primera sensación que le recorre el cuerpo es la de vértigo. En Alicante se mueve como nadie, pero en Chengdú, ciudad china de 14 millones de habitantes, no sabe lo que se va a encontrar.

A finales de agosto, Ruby hará las maletas para enrolarse en el club Lv Yin Xiao Jiang, que le ha presentado una oferta irrechazable para trabajar en su organigrama, con el principal objetivo de seguir formando niños y también abrir camino en el aún casi desconocido fútbol femenino de aquellos lares. «Por lo que me cuenta un técnico español que ya está allí, hay niñas pequeñas jugando en equipos de chicos como aquí hace años», explica.

Una vez conseguido el visado de trabajo, que costó lo suyo, la joven alicantina trabajará por las mañanas en varios colegios impartiendo la asignatura de fútbol y por la tarde hará lo propio en su club. «No puedo negar que me da vértigo porque todo es nuevo para mí, para empezar el viaje de 14 horas que tengo que hacer. En principio viviré de lunes a viernes con una traductora que estará siempre conmigo y mi primer gran objetivo es aprender chino, empiezo desde cero y no sé ni una palabra, pero ese es mi reto», explica Ruby.

La alicantina busca a su vez un equipo con el que poder ejercitarse ella ya que lleva toda una vida jugando, primero en el Sporting Plaza de Argel, después en el Hércules Femenino y, por último, en el In Pro, club que fundó junto al exherculano Noe Pamarot. Ruby reactivó el proyecto del Hércules Femenino prácticamente en solitario pero los dirigentes lo dejaron morir de nuevo y por este motivo decidió aprender nuevas aventuras. La inmediata de China es la más imprevisible de cuantas se le han presentado: «Sinceramente no sé lo que me voy a encontrar. Hay un chico de Salamanca que ya está trabajando allí y más o menos me está poniendo al día, estoy impaciente por empezar aunque también con mucho lío para dejar todo más o menos cerrado aquí. Noe (Pamarot) se queda al frente del In Pro y estoy tranquila en ese sentido. Me voy sola y dejó aquí todo porque no sé cuándo podré volver», explica la jugadora y entrenadora mientras ultima los detalles del campus que a su vez dirige en estas fechas.

La fiebre por el fútbol en Asia es tal que Ruby no tuvo que buscar trabajo en China, sino que un representante se puso en contacto con ella desde Pekín: «Fue todo muy rápido y realmente empezó con la empresa del hijo de Valentín Botella (futboljobs.com), después me llamó el representante desde allí y me quedé alucinada. Una vez que me explicó las condiciones tampoco tuve que pensarlo demasiado, no podía dejar pasar esta oportunidad», insiste la alicantina. «Desde que yo empecé a jugar al fútbol como un bicho raro con los niños de mi clase hasta ahora han cambiado muchísimo las cosas y esto ya es imparable. Cada vez son más las niñas que quieren jugar, sus padres lo ven bien y les dan todas las facilidades. Imagino que en Chengdú estará todo por hacer, pero a ilusión no me gana nadie. Si esta aventura me la hubieran propuesto con 21 años, a lo mejor me hubiera echado para atrás, pero ahora con 31 me veo preparada para asumir el reto. Es una experiencia vital que a lo mejor no se me vuelva a presentar», concluye Ruby.