La dulce sensación generada por el incontestable triunfo frente al Barcelona B dio paso sin solución de continuidad a la primera derrota del curso a manos del Atlético Baleares que, bajo la batuta de Manix Mandiola, le tiene tomada la medida al Alcoyano en el campo de Son Malferit. El duelo, disputado bajo un intenso calor, se resolvió en el tiempo de prolongación del primer acto merced al acierto de Francesc Fullana en uno de los escasos lanzamientos entre los palos de la portería de Miguel Bañuz.
El cuadro local calcó la alineación con la que arrancó un empate en el estreno de la Liga regular en el estadio Castalia. Por su parte, el entrenador alcoyanista Vicente Mir realizó dos variantes obligadas por lesión y una tercera por decisión técnica. Pajarero y Rubio accedieron al once para suplir las ausencias de Córcoles y Eldin, mientras que Navarro desplazó al banquillo a Alberto Rubio para sellar junto a Hermosa el carril izquierdo.
El conjunto alicantino comenzó dominando el partido, pisando con descaro el campo contrario y presionando la salida de balón, pero sin excesiva presencia en el área de Carl Klaus. La ocasión más clara la desbarató Guillermo Vallori desviando lo justo la trayectoria del esférico impulsado de cabeza por Fernando Pajarero a la salida del córner ejecutado con precisión por De Lerma.
Los locales, empujados por su afición, se sacudieron el dominio al filo de la media hora coincidiendo con el primer contratiempo del Deportivo. La lesión de Bryan Reyna, aquejado de una contractura, obligó a Mir a realizar la primera sustitución. El puesto del peruano lo ocupó Nieto, aún lejos de su mejor forma física. En el período de prolongación se gestó el primer y único tanto del encuentro. Navarro despejó en corto el balón proveniente de un saque de banda cayendo justo en la bota derecha de Francesc Fullana que no perdonó con un potente disparo cruzado.
En la reanudación, Mir tomó riesgos prescindiendo de dos jugadores de corte defensivo como Navarro y Pajarero para incorporar a los atacantes Niko Abuladze y Hernán Lino. Con todo, apenas generó situaciones de peligro, mientras que los locales se limitaron a exprimir el contragolpe con la velocidad de Nuha. Barreda, con el tiempo cumplido, remató de cabeza a las manos de Carl Klaus.
