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Premio Nacional del Deporte

Sandra Sánchez, la karateca que derribó todos los obstáculos

Se ha proclamado campeona del mundo y de Europa pasada la treintena, algo inusual en esta modalidad

Sandra Sánchez, con la medalla de oro de campeona del mundo. EFE

La karateka Sandra Sánchez es una de las deportistas españolas con mejor palmarés internacional en los últimos años. Campeona del mundo y de Europa en la modalidad de kata, el éxito le ha llegado a una edad inesperada en la que muchos deportistas otean el panorama de la retirada. Pero esta karateka ha demostrado una fortaleza que le ha permitido superar todos los obstáculos. El pasado mes de enero unos de los Premios Nacionales del Deporte, concretamente el Reina Letizia a Mejor Deportista Española de 2017.

Licenciada en Ciencias del Deporte, el éxito le ha llegado después de superar dificultades personales y profesionales

Nacida en Talavera de la Reina en 1981, Sandra tuvo claro desde muy pequeña que lo suyo era el karate. "Mis padres apuntaron a mi hermano y cuando le dejaban en el gimnasio yo pensaba que quería ser igual que él. Fue lo que me impulsó y a partir de ahí me enganché", explica. Su progreso le llegó a ingresar en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Madrid, pero un problema familiar amenazó con cortar su desarrollo. Su madre fue diagnosticada con un cáncer y ella optó por regresar a Talavera para ayudarla. "No abandoné el karate, porque seguía entrenando. Pero no quería estar lejos de mi madre. Quería acompañarla en todo el proceso. Irme del CAR no se entendió por parte de la Federación. Me desconectó de ella, pero al mismo tiempo me conectó con mi familia. Fue un aprendizaje", subraya.

Licenciada universitaria en Ciencias del Deporte, su vida personal le llevó después a un destino, Australia, que parecía alejarla de forma definitiva del karate profesional. Se trasladó allí para mejorar su inglés, aunque siguió vinculada al deporte dando clases a niños. No en vano, el karate es una de las modalidades deportivas más recomendadas para los menores por las prestaciones, físicas y psicológicas, que ofrece a esas edades. "Cuando me fui allí pensé que no iba a tener más salidas dentro del karate profesional, pero seguí enseñando a niños en Brisbane", apunta.

Es a su regreso a España cuando empieza a rondarle la idea de volver a la alta competición después de que el que había su maestro la animara a ella. "Al principio era un poco reacia. Pensaba que si regresaba era para mejorar lo que había hecho antes", indica. Es por ello que, ante el reto que se marca, decide recurrir al considerado como el mejor entrenador que existe en España, Jesús del Moral, que posteriormente se convertirá en su pareja sentimental. Pero no lo tuvo fácil para que él aceptara su solicitud para ser su preparador. "Él estaba un poco decepcionado con algunos competidores, ya que empleaba mucho tiempo en formarlos y luego decidían no continuar. Lo que no sabía es cuan de comprometida estaba yo, y que había vuelto para quedarme", añade.

"El deporte te puede llenar de sentimientos buenos, pero también de otros banales, como el egoísmo o la vanidad"

Poco a poco comienzan a llegar los éxitos, aunque de nuevo el karate la transporta hasta un lugar insospechado. Su nombre llega hasta Dubai, donde le proponen participar en campeonatos de clubes. "Es extraño porque en el mundo del karate no existen los fichajes. Nos propusieron que fuéramos los dos, Jesús y yo. Al principio pensábamos que era una broma, pero creíamos que estas cosas solo pasan una vez en la vida y en menos de un mes ya estábamos allí. En Dubai tengo la oportunidad de dedicarme por completo al karate. Subo de nivel, viajo a más torneos y mis resultados empiezan a mejorar. A partir de ahí entro en el equipo nacional y en unos meses soy número 1 del mundo". Eso fue en el año 2015, comienzo de un periplo de éxitos y títulos que la ha llevado a ser reconocida como la mejor karateca de la historia en la categoría de kata femenino por la Federación Mundial.

Volver a la selección española no fue un proceso sencillo. Sandra Sánchez tuvo que convencer a los responsables de que la Federación de que una karateka con 32 años podía ofrecer su máximo a una edad en la que muchos deportistas enfilan sus últimos pasos. "Para que alguien con mis años entrara en el equipo tuve que romper muchas barreras y cambiar la mentalidad de mucha gente que piensa que a esa edad estás para retirarte. Por suerte, si demuestras que estás ahí, con un sistema de trabajo, los resultados y los éxitos son los que hablan por ti", indica. Desde 2015, todas las buenas sensaciones que había apuntado en sus primeros años, cuando consiguió diversos campeonatos universitarios, se han visto confirmadas. Así, han llegado el oro en los Juegos Europeos de Bakú (2015) y en el campeonato del Mundo (2018), así como en los campeonatos de Europa (2015, 2016, 2017 y 2018).

"Fueron tantos años sin llegar al éxito que ahora estoy disfrutando cada uno de ellos como una chiquilla. Soy muy consciente de todos los años en los que he estado intentándolo", dice Sandra Sánchez, que agradece al karate su capacidad de formarla como persona. "El deporte te puede llenar de sentimientos buenos, pero también de otros banales, como el egoísmo o la vanidad. Te da la oportunidad de desarrollar unos valores, pero eres tú el que elige cuales", explica la karateka, deseosa ya de que lleguen los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, los primeros en los que su deporte será olímpico. "Va a ser algo histórico y me llenan de ilusión", concluye.

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