La Nucía y César Ferrando representan dos caras de la misma moneda futbolística: el club novel, debutante esta campaña en Segunda División B, y el entrenador veterano, recién cumplidos los 60 y con un bagaje profesional extenso en su currículo.

Ferrando atiende la llamada con los pies en el suelo, en todos los aspectos. Sabe que han empezado bien (incluso líderes en la jornada 2), pero que los momentos duros pueden llegar. Y no se encierra en su despacho, salvo para escuchar a su interlocutor y hacer una pausa en su observación del equipo juvenil, que en ese momento juega un partido.

P Séptimo en la jornada 7. No está mal para un debutante.

R Lo más importante es que el equipo está dando la cara todos los partidos, jugando bastante bien y proponiendo. Debutamos en Segunda B a un nivel bueno. Es para estar contentos.

P E invictos en casa...

R En casa queremos ser fuertes, como todos los equipos. Si lo consigues es mucho más fácil lograr los objetivos, pero esta categoría sabemos lo igualada que es y lo difícil que es ganar cada partido. Cuantos más ganemos en casa, más fácil será.

P ¿Cómo está el ambiente en La Nucía tras el buen inicio?

R Se palpa la ilusión de la gente que lleva toda la vida siguiendo al equipo. Estar en Segunda B era un sueño. Lo noto en la calle, en las redes sociales, en la gente que viene a vernos entrenar o a tomarse un café a la ciudad deportiva. Se nota que están con nosotros.

P ¿Cuáles son los objetivos del club, a corto y largo plazo?

R Esta temporada el objetivo es salvarnos lo antes posible. Y luego, consolidar a La Nucía en Segunda B. Debemos conseguir no ser un equipo que suba y baje sino hacerlo bien todos los años. Eso sí, hay que tener los pies en el suelo? Yo hablo con gente que está entrenando en otros grupos y me dicen que este no lo quieren ver ni en pintura. Queremos disfrutar de cada temporada.

P ¿Cómo juega su equipo?

R Cuando llegué tenía una idea y, poco a poco, los jugadores nos van diciendo lo que realmente podemos hacer. Somos un equipo que juega bien, nos gusta tratar bien el balón, llevar el partido a nuestro ritmo y proponer cosas.

P Mañana toca el Badalona, colista que aún no ha ganado.

R Para mí, hasta ahora, es el partido más importante. De ganar le meteríamos una cantidad de puntos importante a un equipo. Me parece circunstancial que sea el último, las notas se entregarán a final de temporada.

P ¿Cómo se ha vivido en La Nucía el mal inicio del Hércules?

R Lo hemos comentado con jugadores y técnicos: al final tenemos claro que va a estar arriba en el momento en que el ambiente se tranquilice.

P Han pasado 17 años desde su última etapa en Segunda B, ¿qué ha cambiado en la categoría?

R Antes se jugaba más directo. Ahora casi todos los equipos tratan bien el balón, salen desde atrás y tienen muy preparada la estrategia.

P Usted llevó a un modesto como el Gandía a ser campeón del grupo 3. ¿Podría repetir?

R Aquella temporada se juntaron muchas cosas. Llevábamos tres años unidos e hicimos algo muy difícil y especial. ¿Similitudes? Creo que no hay muchas porque este equipo juega mejor y tenemos mejores jugadores, pero ojalá pase lo mismo que entonces.

P En Albacete fue llegar y besar el santo, con un inesperado ascenso a Primera.

R Así fue. Cuando tú no te pones la presión del ascenso beneficias a tu equipo. En Albacete empezamos bien y acertamos en el mercado de invierno. Además, Jesús Perera metió 22 goles. La presión por subir la tenían otros equipos.

P Y le llegó el Atlético en 2004. ¿Tiene una espina clavada?

R No, para nada. Yo estoy muy contento de mi trabajo allí. No es fácil entrenar al Atlético sin haber sido jugador. A nosotros nos dejaron trabajar tranquilamente. Perdimos una final de la Intertoto contra el Villarreal inmerecidamente y nos quedamos fuera de Europa por culpa de las lesiones.

P Entrenó al Elche justo antes de la histórica temporada del ascenso a Primera. ¿Cómo fue?

R Tenía 10 ó 12 partidos. Ganamos el primero y fuimos al campo del Deportivo (derrota por 4-3). Al no ganar allí nos quedamos muy lejos y fue un querer y no poder.

P En los últimos años ha vivido dos aventuras en el extranjero. Primero, en Malasia...

R Llegamos al Johor, un club que empezaba a crecer. Una experiencia maravillosa. Lo que pasa es que yo no soy buen comedor, me gustan cuatro cosas y no puedo con salsas picantes y demás.

P ¿Y en la India?

R La liga se ha quedado un poco estancada. Creo que Malasia tiene más nivel. Lo bueno es que los jugadores tienen muchas ganas de aprender. Pero el fútbol no es solo dinero. Deberían llevar a gente que implante una forma de trabajar. Lo peor eran las distancias: para hacer 120 kilómetros tardábamos tres horas y media. Y si tenías que coger un vuelo podían ser 18 ó 19 horas de viaje.