El tiempo muerto dura demasiado. El Lucentum, como la mayoría de equipos de su categoría, ya asume que la competición no se va a reanudar, que esta pandemia del coronavirus va a cortar, ya ha cortado de hecho, una racha sin igual, una oportunidad inmejorable para el sueño despierto de un club renacido de sus propias cenizas.

Las tres semanas de inactividad han frenado de golpe la contundencia con la que actuaba el equipo de Pedro Rivero en 2020, en el que había conseguido nueve victorias en nueve partidos. Un momento de campanillas que le había catapultado al cuarto puesto de LEB Oro y que le había obligado a la fuerza a cambiar de objetivo en su debut en el segundo peldaño del basket patrio.

El play-off de ascenso a ACB ya no era una entelequia, sino la pura realidad. Nunca se sabrá hasta dónde podría haber llegado este equipo que había devuelto la ilusión por el baloncesto a la ciudad de Alicante. Un equipo que, apenas tres semanas después de su último partido, ya luce deshilachado por la crisis mundial del Covid-19: tres de los doce jugadores que conformaban la plantilla ya han rescindido su contrato; el resto está desperdigado por toda la geografía española, habiendo sido despedidos temporalmente y entrenando en casa, de aquella manera, con el convencimiento de que será un año perdido.

A día de hoy, solo cinco jugadores permanecen en la provincia, además del técnico Pedro Rivero, que tiene fijado su domicilio en Alicante. El pívot senegalés Bamba Fall, uno de los mejores activos del club, no ha podido encontrar billete de avión hacia su país y es uno de los que continúa en Alicante. También están en la provincia los dos alicantinos del equipo, el canterano Guillem Arcos y el ilicitano Sergio Mendiola, que está en Elche. El base balear Pedro Llompart también sigue en la ciudad y no se ha marchado a las islas. Además, también se encuentra en Alicante el asturiano Nacho Díaz, que trabaja de enfermero en la clínica HLA, en plena vorágine de la crisis del coronavirus.

El resto de jugadores se ha marchado a sus ciudades de origen para sobrellevar el confinamiento en familia. Así, Chumi Ortega se encuentra en Yecla, Busquets (al que se le termina la cesión en junio) en Granollers y Galán en el municipio pacense de Calamonte. El alero senegalés Issa Thiam, criado desde pequeño en Canarias, sí que ha podido regresar a Tenerife. Por su parte, los tres americanos (Pitts, Schmidt y Onwenu) volvieron a su país tras rescindir sus contratos.

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La plantilla del HLA

Por el momento, el Lucentum sigue a la espera de una solución en firme de la FEB sobre el final que se le va a dar a la interrumpida temporada. Todo hace indicar que la competición no se terminará y no habrá ascensos ni descensos.

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