No habla Messi desde Lisboa, pero lleva más de un año sin parar de lanzar mensajes que nadie recoge. Lleva más de un año hablando sin que nadie lo escuche. O así lo siente él, cansado de ver como el Barça se iba debilitando de tal manera que no tenía peso alguno en Europa. Hasta que llegó el 2-8 del Bayern y todo quedó derruido, amenazando incluso la continuidad del capitán en el Camp Nou.

Tanto se ha deteriorado la relación que en su primera cita con Ronald Koeman, el nuevo líder del proyecto, le dijo que se veía más fuera que dentro, según desveló Rac-1. Que no se ve ya con energía para pilotar la regeneración de un equipo que "ha tocado fondo", como dijo Piqué inmediatamente después de la estrepitosa caída europea.

La pandemia impidió acabar la Liga cuando debía y le dejó a Messi en caso de que lo hubiera deseado, de ejecutar la cláusula de salida para abandonar el Camp Nou este verano. Ahora su contrato, firmado en julio del 2017 y oficializado con foto en noviembre de ese mismo año, le ata al club azulgrana hasta el 2021, pero en este último año ya había ido mostrando sus quejas continuadas hacia la junta de Bartomeu.

El final de las 'vacas sagradas'

Esa puerta abierta que se deja Messi en cada renovación revela la desconfianza que mantiene con la directiva de Bartomeu, a la que ha criticado en los últimos meses por su errática política deportiva, abriendo cada vez más grietas en sus relaciones con la cúpula del club, dispuesto ahora a ejecutar una amplia remodelación en la plantilla, que afectaría a 'vacas sagradas', que son, además, amigos de Leo como Luis Suárez

"La gente del Barça me conoce y sabe que no hay problemas con estos temas", advirtió el capitán cuando le recordaron que se dejaba en cada renovación la puerta abierta de salida. "Lo que siento por este club va más allá de lo que diga un contrato o de cualquier firma, cualquier papel", argumentó.

Salida compleja

Pero cada vez se ve más lejos de su casa, a pesar de lo compleja que resulta su salida. El Barça no ha querido comentar las dudas que ha trasladado Messi a Koeman, aferrándose al discurso oficial emitido tanto por el presidente Bartomeu como por el técnico. Tiene un año más de contrato y es el eje donde debe girar el nuevo proyecto, aunque cambien a su alrededor las piezas básicas.

"Esta es mi casa y no quiero irme", dijo el astro hace meses, marcando las claves de su hoja de ruta. Una hoja que no se ha cumplido por lo que le llevó a sentarse delante de Koeman y exponerle las tremendas dudas que le embargan. "Quiero seguir ganando cosas en el club, cosas importantes. Y para mí no significa nada la cláusula o el dinero. Me muevo por otras cosas. Lo más importante para mí es tener un proyecto ganador", había repetido el capitán en varias ocasiones, abatido porque nada de lo que esperaba se cumple.

Ahora mismo, el Barça no gana. Se ha quedado en blanco, algo que no sucedía desde el 2008, justo antes de la llegada de Guardiola porque cuando disponía del dinero para ejecutar ese proyecto ganador que reclama Messi (verano del 2017 con los 222 millones que dejó la cláusula de Neymar) se equivocó en las elecciones de los jugadores que debían sustituirle. Dembélé, Coutinho, Griezmann... Y con el brasileño preparado para jugar este domingo la primera final de Champions de la historia del Paris SG midiéndose al Bayern de Múnich, que ridiculizó a los azulgranas.

"No opino de Griezman"

Mayo 2019. Llevaba ya un tiempo escaldado Messi con las decisiones de la secretaría técnica, que no había dado con el relevo adecuado para Neymar. Justo tras la derrota en Anfield, la señal que no escuchó en su momento la directiva, y antes de ir a Sevilla para disputar la final de la Copa del Rey, que luego perdió con el Valencia, le preguntaron al capitán por la posible llegada de Antoine Griezmann. "No opino de Griezmann", dijo con absoluta frialdad. Y en un tono muy seco.

Contrastaba esa frialdad con las palabras cómplices y cariñosas que había expresado Messi sobre el delantero francés un año antes, en el verano del 2018. "Gustar es obvio que me gusta, es uno de los mejores ahora mismo. No sé si hay algo, pero nosotros encantados de que vengan los mejores y Griezmann es uno de ellos", había asegurado el capitán azulgrana.

Pero el francés tomó la decisión, retratada en un documental televisivo, producido por la empresa de Gerard Piqué, de quedarse en el Atlético de Madrid. Un año más tarde aterrizaba en el Camp Nou. Pero Messi ya no quería opinar sobre él.

"No sé si el Barça hizo todo lo posible para el regreso de Neymar"

Septiembre 2019. Hace varios meses que barrunta Messi la posibilidad de irse. En realidad, desde hace un año, una vez frustrada la posibilidad de reencontrarse con Neymar en el Camp Nou, expresó sus críticas hacia la gestión de la junta. Quería recuperar a Neymar, que se había ido en el verano del 2017. Y Neymar quería retornar al Camp Nou.

"Me hubiese encantado que viniese Neymar. Sinceramente, no sé si el Barça hizo todo lo posible para su regreso", se quejó el capitán azulgrana, quien estuvo informado, en todo momento, de la actuación del club. Y no a través de la junta sino de su amigo brasileño.

"Viví mal lo de Valverde"

Enero 2020. Tuvo conexión siempre con Valverde. A Messi le encantaba la discreción del técnico extremeño, consciente, además, de que había empezado su era en el Camp Nou de la peor manera posible. A dos semanas de iniciarse la temporada 17-18, Neymar volaba hacia el Paris SG y el recambio elegido -el joven Ousmane Dembélé- se rompía nada más llegar.

No tuvo problemas de convivencia el astro con el Txingurri. De ahí, que su despido, justo después de completar en la semifinal de la Supercopa de España ante el Atlético de Madrid (2-3) en uno de los mejores encuentros, le sentara mal a Messi. No entendía el argumento de la directiva. Si se despedía a Valverde era para traer a Xavi y no a Setién.

"Lo viví mal porque se iba aparte de un gran entrenador una grandísima persona", confesó semanas más tarde el delantero argentino. Pero justo el día en que se anunciaba la marcha de Valverde, el capitán aprovechó sus redes sociales para mostrarle su apoyo. "Gracias por todo, míster. Seguro que te irá genial allá donde vayas porque, además, de ser un gran profesional, sos una magnífica persona. Mucha suerte y un abrazo grande".

"¿Abidal? Cuando se habla de jugadores habría que dar nombres"

Febrero 2020. Llegó Setién y el Barça no encontró la fórmula para dar el impulso que había argumentado Bartomeu para justificar el despido de Valverde, el primer entrenador que era destituido en el Barça a mitad de temporada desde el 2003 cuando Gaspart echó a Van Gaal y puso a Antic. "Muchos jugadores no estaban satisfechos ni trabajaban mucho con Valverde", denunció Eric Abidal, entonces secretario técnico del club, en una entrevista con el diario Sport.

"La relación entrenador-vestuario siempre ha sido buena, pero hay cosas que como exjugador puedo oler. Comuniqué al club lo que pensaba y había que tomar una decisión", argumentó luego el ejecutivo francés, desatando el enfado de la plantilla.

Un enfado canalizado a través de la cuenta de Instagram de Messi, algo tan novedoso como inusual. "Sinceramente no me gusta hacer estas cosas, pero creo que cada uno tiene que ser responsable de sus tareas y hacerse cargo de sus decisiones", comenzaba escribiendo el capitán antes de ser mucho más duro. "Creo que cuando se habla de jugadores habría que dar nombres porque si no se nos está ensuciando a todos y alimentando cosas que se dicen y no son ciertas".

"Hoy por hoy no nos alcanza para la Champions"

Febrero 2020. Hacia tiempo que Messi ya tenía diagnosticado el problema del Barça que iba perdiendo competitividad a cada partido que jugaba. Así lo quiso denunciar en una entrevista con Mundo Deportivo. "Si queremos la Champions, tenemos que crecer. Y mucho. Hoy por hoy no nos alcanza como estamos", denunció el capitán azulgrana.

Una opinión que, sin embargo, no compartía Quique Setién, quien apenas llevaba un mes en el cargo. "Podemos ganar la Champions, sí. En eso no estoy de acuerdo con Messi, también porque le tenemos a él", argumentó el técnico azulgrana a Rac-1 ya durante el confinamiento.

"Lo que me parece es que el técnico entendió mal lo que dije o le explicaron mal lo que quería decir. Yo lo que dije es que jugando como veníamos jugando los últimos partidos antes del parón parecía claro que no nos alcanzaba para ganar la Champions. Nunca dudé de la plantilla que tenemos", replicó ya en mayo Messi en el diario Sport. El tiempo le ha terminado dando la razón al capitán. Todavía en el confinamiento.

"¿Redes sociales? La verdad es que yo veo raro que pase una cosa así"

Febrero 2020. Estaba Messi de viaje en Dubai cuando estalló el escándalo del 'Barçagate' o 'Bartogate' como lo llama el expresidente Joan Laporta. El escándalo de las redes sociales en el que había cuentas críticas contra jugadores de la plantilla, entre ellos el capitán y Piqué, y exfutbolistas de otras épocas, así como otros miembros del entorno culé.

Eso obligó a una visita urgente de Bartomeu al vestuario de la ciudad deportiva donde se reunió durante media hora con los capitanes (Messi, Busquets, Piqué y Sergi Roberto) y el entrenador (Setién) para desmentirles que el club hubiera contratado los servicios de la empresa I3 Ventures con ese objetivo.

"El presidente nos dijo lo mismo que hizo público, lo mismo que dijo en la conferencia de prensa. Cuál era la situación y lo que había pasado. Y no puedo decir mucho más. Lo mismo que saben todos ustedes que dijo nos contó a los capitanes en privado", argumentó después el capitán.

"Decían también que habría pruebas. Habrá que esperar a ver si es verdad o no. Mucho no podemos decir. La verdad es que yo veo raro que pase una cosa así", sentenció después, dudando sobre la versión que escuchó directamente del presidente Bartomeu.

"Desde dentro del club hubo quien trató de ponernos bajo la lupa"

Marzo 2020. Tras unas convulsas negociaciones, la plantilla del Barça aceptó rebajarse el salario en un 70% por la pandemia. Esa decisión llegó después de varias reuniones telemáticas entre los capitanes y el presidente, que erosionaron aún más su ya debilitada relación. De ahí, que Messi replicara a todos los comentarios que se dirigían hacia la actitud de los jugadores.

Si contra Abidal usó Instagram, aquí repitió la fórmula, pero con un comunicado mucho más largo, que luego fue compartido y difundido por el resto de sus compañeros. "No deja de sorprendernos que desde dentro del club hubiera quien tratara de ponernos bajo la lupa e intentara sumarnos presión para hacer algo que nosotros siempre tuvimos claro que haríamos", argumentó el capitán.

No solo eso. Messi quiso aclarar que el equipo siempre (subraya en mayúsculas en un comunicado personal) tuvo la voluntad de rebajarse el sueldo, además de recordar que los futbolistas "somos somos los primeros que hemos ayudado al club cuando se nos ha pedido. Incluso muchas veces lo hemos hecho también por iniciativa propia, en otros momentos que lo creímos necesario o importante".

"La gente se está quedando sin paciencia porque no les damos nada"

Julio 2020. Perdida la Liga contra Osasuna y mientras el Madrid festejaba el título, Messi comparecía ante el micrófono de Ricardo Rosety (Movistar). Se había cumplido su primer presagio. El equipo, que había vuelto líder tras la pandemia, se dejó escapar el título cediendo puntos, mientras el conjunto de Zidane lo ganaba prácticamente todo.

"De enero para acá, todo fue muy malo", aseguró Messi, quien había dicho inicialmente diciembre, pero quiso rectificar para colocar la frontera de lo negativo en el mes en el que fue despedido Valverde y llegó Setién.

"Ya dije hace tiempo que no nos alcanzaba para la Champions y ahora ni para la Liga", se quejó con amargura el capitán, dolido por la impotencia que mostraba el Barcelona estos meses. "El equipo intenta, pero no puede. Si seguimos así no nos da ante el Napoli", llegó a recalcar tras calificar de "débil" al equipo.

"Vamos a tener que cambiar mucho si queremos hacer algo. Hemos perdido por nuestros errores y no por los aciertos del Madrid", aseguró el delantero, temiéndose lo peor. Se eliminó al Napoli pero luego llegaría el desastre final. "Hay que hacer autocrítica, pero autocrítica global".

Y quiso lanzar un último mensaje: La gente se está quedando sin paciencia y es normal porque no le damos nada".

Y Lisboa le llenó de razones

Agosto 2020. Roma (2018) parecía un accidente. Anfield (2019), un desastre que jamás se volvería a repetir. Pero Lisboa (2020) decretó el final de una época. El Barça de Messi solo ha ganado una Champions en los últimos nueve años. No tenía Leo ni 24 cuando ganó en Wembley con Guardiola (2011). Tuvo que esperar casi un lustro para conquistar la de Berlín (2015) con Luis Enrique. Desde entonces, un viaje por la nada.

De los 24 a los 33 años solo una Champions para el Barça que ha disfrutado de uno de los mejores jugadores de la historia. Y eso le tortura a Messi, enfrentado, además, a una decisión que trasciende solo lo puramente futbolístico. Es también una decisión vital. Levantar el campamento de Casteldefels y emprender una nueva aventura con Antonella, su esposa, y sus tres hijos.

Lleva 20 años viviendo en Barcelona. Su único gran viaje fue de Rosario a La Masia. Pudo irse en muchas ocasiones -ofertas no le han faltado nunca, ni siquiera ahora en tiempos de pandemia-, pero siempre acabó quedándose.

A Koeman, sin embargo, le ha dicho que se ve más fuera que dentro, hastiado de perder, cansado de chocar con la junta de Bartomeu -nunca tuvo feeling con él- y agotada su paciencia. Pero él también sabe que no es nada fácil su salida. El pasado 31 de mayo expiró el plazo de la cláusula que le daba el poder único de decidir sobre su futuro. Ahora, el clun recuerda su cláusula de 700 millones de euros y que le queda un año de contrato.

"La gente se está quedando sin paciencia porque no le damos nada", dijo el capitán tras perder la Liga. Una frase que retumba en su cabeza, con más vigencia que nunca. Hasta su paciencia está a punto de agotarse.