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Balonmano

El Elche cae con la cabeza alta

Las ilicitanas pierden la final frente al anfitrión, Málaga y despiertan del sueño de conseguir su primer título de la Copa de la Reina. La derrota no empaña el excelente torneo de las franjiverdes, que debería servir para captar el interés de nuevos patrocinadores

Joaquín Rocamora se lamenta tras un fallo de su equipo.

«Quiero a todas con la cabeza alta cuando termine el partido. Nadie la baja. Habéis conseguido algo histórico». Esas fueron las palabras del entrenador del Club Balonmano Elche Visitelche.com en el tiempo muerto a falta de unos segundos para la conclusión de la final de la Copa de la Reina, en la que las ilicitanas cayeron, por 24-20, frente al anfitrión Rincón Fertilidad Málaga.

La tristeza del resultado no debe empañar la gran competición del KO que ha realizado el conjunto ilicitano en Alhaurín de la Torre (Málaga), en la que ha derrotado al gran favorito Bera Bera y al Aula Alimentos Valladolid y se han plantado, por primera vez en su historia, en una final copera. Además, con un equipo que ha demostrado saber sobreponerse a las adversidades y recomponerse después de las salidas de sus dos jugadoras más importantes en las dos últimas temporadas: Jennífer Gutiérrez y Laura Hernández.

Era lógico que alguna lágrima se derramara al final del partido por no haber podido conseguir un hito que han tenido tan cerca. Pero con el paso del tiempo, las jugadoras y cuerpo técnico franjiverde le darán mucho valor a la medalla de plata que se colgaron en sus cuellos.

El Elche realizó su peor partido en el día más importante. A las ilicitanas les faltó, sobre todo, claridad en ataque y le sobraron nervios, que le llevaron a perder demasiados balones.

El Málaga entró mejor en el encuentro (0-3) y eso suele marcar el devenir de las finales. Desde el primer momento se notó que las franjiverdes no estaban cómodas.

A excepción del empate a seis y el empate y a siete de los primeros minutos del choque, con Ana Martínez ejerciendo de capitana, las pupilas de Rocamora fueron siempre por detrás en el marcador y contracorriente.

Ivet Musons, la goleadora del Elche, estuvo muy vigilada y no encontró lanzamientos durante todo el primer tiempo, quedándose con una solo diana. Aún así, las franjiverdes llegaron al descanso con opciones (11-9).

Las jugadoras del Elche posan con la medalla de subcampeonas de la Copa de la Reina.

Atisbo de reacción

Las esperanzas estaban puestas en el inicio del segundo periodo. Hubo un momento que parecía que las cosas cambiaban. Ivet Musons comenzó a ver portería y marcó dos goles de forma consecutiva. El Elche se puso a uno. Pero en los momentos claves, con superioridad numérica por exclusiones de jugadoras malagueñas, no estuvo acertado y dejó pasar una gran oportunidad. Algo que el Rincón Fertilidad Málaga sí que aprovechó.

Joaquín Rocamora buscó multitud de alternativas, pero ninguna salía. Estaba claro que no era el día de las ilicitanas. Y para ganar una final como la de la Copa de la Reina, además de jugar bien debes disponer de una cierta dosis de suerte que ayer estuvo del lado de las locales.

Las malagueñas fueron abriendo brecha y a falta de diez minutos se pusieron con cinco goles de ventaja. Ahí acabó todo. El partido y la final estaba sentenciada. Y así fue.

Los últimos minutos fueron de celebración para el Málaga y de desesperación y frustración para el Elche.

El Rincón Fertilidad ha apostado fuerte esta temporada y ha sido el equipo que más y mejor se ha reforzado con la contratación de jugadoras de la talla de la portera Merche Castellanos o la central Silvia Arderius y ayer demostraron que son capaces de marcar diferencias.

Sin embargo, el Elche sigue contando con uno de los presupuestos más bajos de la categoría, ha tenido que pedir auxilio económico para poder inscribirse en Europa. Continúa teniendo la cantera como sus cimientos fundamentales. A pesar de sus pocas armas, ha sido capaz de ilusionar a todo un club y a toda una ciudad con la posibilidad de levantar una Copa de la Reina, que hubiera significado un hito histórico para el deporte de la ciudad.

Las lágrimas del final del encuentro se deben traducir en orgullo. Lo que han sido capaces de hacer estas jugadoras y este cuerpo técnico no debe caer en saco roto y toda esa ilusión que rebosaba antes de empezar la final debe servir para que los empresarios y políticos se den cuenta que apostar por el balonmano femenino ilicitano vale la pena. Y que quizás con solo un poco de ayuda más podría contar con una plantilla capaz de levantar títulos y de pasear el nombre de las empresas y de la ciudad por toda España y por Europa.

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