Cuando Roger Federer se adjudicó en 2003, a punto de cumplir 22 años, su primer título de Grand Slam, Wimbledon, estaba muy lejos de pensar que abría un periodo de dominio que no se había visto igual en la historia del tenis. En primer lugar el suyo particular y, poco después, se les uniría un chaval de 19 años de nombre Rafael Nadal y un serbio delgado y larguirucho apellidado Djokovic. Entre estos tres fenómenos, denominados con todo merecimiento los tres tenores o el ‘big three’, desde aquel mes de julio de 2003 solo han fallado en doce ocasiones en los 69 grandes disputados. Es decir, entre los tres han triunfado en los últimos 17 años en 57 torneos de Grand Slam, en un dominio desconocido en la historia del deporte, por su longevidad.

Nadal conquistó su primer título grande en Roland Garros 2005, con 19 años recién cumplidos, mientras que Djokovic alzaba el primero de sus 17 trofeos de Grand Slam en 2008 en el Abierto de Australia, el primero de los ocho que suma en Melbourne.

El mallorquín, que el domingo igualó los veinte grandes de Federer -en 2010 el suizo le aventajaba en diez trofeos- solo ha faltado a su cita con alguno de los cuatro trofeos más preciados en 2015 y 2016, dos años aciagos en lesiones que provocaron que necesitara más tiempo del deseado en alcanzar su mejor forma.

Federer, con 39 años, levantó su último gran título en Australia 2018 y no parece que, a punto de alcanzar la cuarentena, logre alguno más. Djokovic fue el más tardío en alcanzar la gloria de los grandes, en 2008, pero cuando se puso no ha parado de ganar, quedándose en blanco solo en 2012 y 2017.

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Han sido solo ocho tenistas los que han conseguido sumar al menos un gran triunfo. La palma se la lleva el escocés Andy Murray, que da los últimos coletazos a su carrera tras una grave lesión de cadera, al conquistar el US Open de 2012 (al ganar en la final a Djokovic) y Wimbledon 2013 (otra vez al serbio) y 2016. También el suizo Stan Wawrinka suma tres grandes. Poseedor de uno de los reveses a una mano más espectaculares del circuito, el helvético suma el Abierto de Australia 2014 al ganar en la final a Nadal, que en el precalentamiento sufrió un espasmo lumbar que le dejó mermado para disputar el título; Roland Garros 2015, derrotando sorprendentemente en la final a Djokovic, el año en el que Nadal se tuvo que retirar en pleno torneo por una lesión de muñeca; y el US Open 2016, al ganar de nuevo a Djokovic.

El primero que interrumpió el camino triunfal de Federer fue el norteamericano Andy Roddick, que se impuso en el US Open de 2003; el argentino Gastón Gaudio triunfó en Roland Garros 2004; Marat Safin en Australia 2005; el argentino Juan Martín del Potro en el US Open 2009 al derrotar sucesivamente a Nadal en semifinales y a Federer en la final; el croata Marin Cilic en el US Open 2014 y, el último, el mes pasado, el austriaco Dominic Thiem, también en Nueva York, al imponerse al alemán Alexander Zverev. Sin restar méritos al dos veces finalista en Roland Garros, todo le salió de cara porque ni Federer, lesionado, ni Nadal, ausente por decisión propia, participaron en esta edición, y Djokovic fue descalificado por propinar un pelotazo a un juez de línea en su partido ante Pablo Carreño. La anterior final que no contó con uno de los tres integrantes del ‘big three’ fue en Wimbledon 2016 cuando Murray se impuso al canadiense Milos Raonic. Desde esa final, al menos uno ha jugado el duelo clave.