Fernando Belasteguín (Pehuajó, Buenos Aires, 19-V-1979) compagina su condición de leyenda viva del pádel con la de empresario promotor de este deporte con la apertura ayer en la Playa de San Juan del primer club que lleva su nombre.

Para alguien tan activo y competitivo como usted, debe de ser especialmente duro esto de parar por el covid. ¿Cómo lleva la cuarentena?

Soy de mirarlo todo con mucha perspectiva. Con lo que ha pasado y está pasando en el mundo, perderme un torneo de pádel y pasar el covid simplemente habiendo perdido el olfato y el gusto y con algún síntoma como cansancio, me considero un afortunado. Después de los miles de muertos que se han registrado, solo puedo estar agradecido por pasar esta pandemia como la estoy pasando yo.

¿Le duele más no poder competir en el Abierto de Alicante o no estar en la inauguración del Bela Pádel Center en la Playa de San Juan?

Las dos cosas, pero he competido muchísimos años y jugado muchos campeonatos y me he perdido muchos torneos por lesión o por enfermedad. Tenía una gran ilusión por estar en el estreno del primer Bela Pádel Center de mi vida. Me imaginaba una semana soñada en Alicante por este proyecto de hace tiempo. Es el proyecto de mis sueños: desarrollar mi propia marca y arrancar en Alicante. No he podido estar físicamente y me duele mucho, pero iré pronto. Puede que en el futuro vengan muchos más clubes, pero el primer gran amor siempre será el de Alicante.

¿Por qué Alicante como la primera sede de este nuevo proyecto empresarial y deportivo que lleva su nombre?

Nos contactó en julio Tom Murray, que es socio en el proyecto, y nos encantó la idea del Arena porque Alicante es un enclave muy internacional y consideramos que eso es fundamental para el desarrollo del pádel. Además de Barcelona, donde abriremos otro centro, barajábamos dos sitios más en España: Alicante y Marbella. Y nos decidimos por el de la Playa de San Juan por el enclave, porque está dentro de un club como el Arena en una gran ubicación. Me sedujo desde el principio. Por su clima, Alicante tiene una gran cultura deportiva. Es una de las zonas de España con más practicantes y asistentes a los torneos de pádel. Son muchas cosas en positivo y también nos ha apoyado desde el inicio la Concejalía de Deportes. Y ahora a trabajar, porque crear una marca cuesta toda una vida y tirarla al garete es muy fácil. Estoy encantado.

¿Quién le acompaña en esta aventura alicantina?

Además de Murray, me llevo de director deportivo del club a un gran amigo, Sebastián Lafón, porque quiero que la gente que esté en los Bela Padel Center transmita mi filosofía de vida y deportiva.

¿En qué consiste esta iniciativa del Bela Pádel Center? ¿Qué aporta de nuevo al deporte de la pala?

Lo tengo muy claro: jamás le diré a un padre que me traiga a sus hijos al Bela Pádel Center porque le voy a asegurar que serán jugadores profesionales. Lo que sí le aseguraremos es que el pádel no es el fin, sino el medio para educarlos en los valores del deporte que yo he aprendido durante muchos años y que partimos del esfuerzo y el sacrificio diarios.

¿En sus clubes se van a centrar más en el pádel formativo?

No, habrá de todo. Bela Academy, escuela de adultos y de niños, competiciones,... Elegimos el Arena porque es un club abierto a todos. El pádel es de todos. La idea es devolverle al pádel a través de estos centros todo lo que me ha dado a mí.

Habrá quien piense que emerge la figura de un Bela empresario porque le va quedando menos a su carrera deportiva...

Yo voy a ser deportista toda mi vida. Nos hemos reunido un grupo de cuatro amigos que nos hemos hecho socios para desarrollar estos centros y contamos con una personas que sabe mucho de esto como es Carlos Costa, el mánager de Rafa Nadal. Ya tengo peticiones para abrir clubes en Suecia, México y Portugal, algo que nos está sobrepasando un poco. Será un crecimiento ordenado.

Después de 16 años como número uno del mundo, ¿qué le queda por conseguir a Belasteguín en las canchas de 20x10?

Entreno cada día con la obsesión de seguir mejorando para que el día que me retire ofrezca mi mejor versión profesional. Y me despierto cada mañana convencido de que lo mejor de mi carrera todavía está por llegar.

La palabra retirada aún no está en su vocabulario a sus 41...

Va a llegar, puede que pronto o muy lejos. Llegará el día que me levante de la cama y no crea que lo mejor de mi carrera está por venir.