Con el título quisiera homenajear aquel cine de los años cincuenta y sesenta que tenía al fútbol como argumento o inspiración, y en el que los protagonistas eran a veces los ídolos del momento. En «Once pares de botas» no lo eran, pero los grandes del momento tuvieron su cameo. En «Los ases buscan la paz», Kubala huía de la Hungría comunista. Di Stéfano fue intérprete principal en «Saeta Rubia» y «Los ases del domingo». El once se ha establecido como denominación tradicional del equipo que salta al terreno de juego. Antes tanto aficionados como periodistas deportivos se los sabían de carrerilla, los recitaban casi sin pensar. Al no existir rotaciones, ni siquiera cambios, los que defendían la camiseta del equipo solían ser casi siempre los mismos con escasas variaciones. Once pares de botas que conformaban el equipo con distintas tácticas según la época. Desde aquellos 3-2-5, pasando por la del austriaco Rappan 4-3-3, o el catenaccio italiano que tuvo en el 4-1-2-3 su mejor versión con HH, hasta las de hoy en día que son casi tantas como entrenadores hay.

Este año de la maldita pandemia se han puesto de moda los once. A todos les ha dado por confeccionar onces históricos, bien basados en el supuesto conocimiento de algunos periodistas o bien en votaciones populares que dejan mucho que desear. Cada cual tiene sus once, su futbolistas preferidos de ayer y de hoy, como el legendario dicho de que en cada español hay un seleccionador. Como entretenimiento vale, pero si desde los organizadores del mítico Balón de Oro,- todavía no han dado un explicación convincente del por qué este año han decidido no concederlo en detrimento de Lewandoski- han querido transmitir seriedad a los onces que han confeccionado, oro, plata y bronce, han fracasado estrepitosamente en el intento.

Cómo chirría el que no haya sido incluido Kubala en ninguno de los tres equipos

En primer lugar, con el único propósito de cuadrar las diferentes alineaciones se han sacado de la manga un equipo compuesto por tres defensas, cuatro medios y tres delanteros, de manera que para que cupieran sus elegidos han cometido desafueros futbolísticos como situar a Maradona y Pelé como mediocampistas.

Aunque de más entidad ha sido el sacrilegio cometido al eliminar del primer equipo a Alfredo Di Stéfano, el único Super Balón de Oro concedido por ellos mismos, más dos Balón de Oro, y futbolista de leyenda que asombro al futbol europeo de los años cincuenta ganando cinco Copas de Europa seguidas y convirtiendo al Real Madrid como el mejor equipo del siglo XX. Otro tanto ha pasado con Casillas fuera de los tres onces habiendo sido el único portero que ha conseguido ser elegido seis veces en el mejor once de la UEFA, y cinco en el de la FIFA y la IFFHS, además de estar en el once ideal de la década de la misma revista France Football. Y otro que asombra no verle entre los elegidos es Puskas, capitán de la mítica selección húngara al que la FIFA ha concedido el honor de dar un premio con su nombre al mejor gol cada año. Como chirría el que no haya sido incluido Kubala en ninguno de los tres onces.

A ellos deberían unirse legión de olvidados, el más sangrante para el fútbol español es sin duda el caso de Gento, que no estuvo ni entre los nominados. Pero hay más, muchos, demasiados. Para gustos los colores. Ahí van unos cuantos postergados. Zamora, Leónidas, Meazza, Gambetta, Schiaffino, Kocsis, Fritz Walter, D. Santos, Gilmar, Eusebio, B. Charlton, Sivori, Francescoli, Kempes, Passarella, Zico, Romario, Figo y tantos más, unos eliminados de la nominación, otros de los equipos ideales. Un pasatiempo al que me pongo con permiso de ustedes. Casillas; Cafú, Ramos, Roberto Carlos; Xavi, Beckenbauer; Messi, Maradona, Dí Stefano, Pelé y Cristiano. Ahí lo dejo.