Paco Jémez (Las Palmas de Gran Canaria, 1970) volvió a ser protagonista en los últimos días en A Coruña, pero no por su condición de entrenador de fútbol, sino por el acto con el que le salvó la vida a un veterano golfista que disputaba un partido en el Real Club de Golf de A Zapateira y sufrió un infarto durante el recorrido por los 18 hoyos de los que dispone la instalación coruñesa. "¿Un héroe? En absoluto, solo actué como haría cualquier persona", asegura el técnico sobre su intervención. Paco Jémez recordó las nociones mínimas que había adquirido sobre reanimación y decidió intervenir cuando vio al hombre tirado sobre el verde en un hoyo próximo.

¿Cómo se vio en el momento?

Mi compañero de partido salió rápidamente y yo fui tras él. Y ahora, con la perspectiva que te da el tiempo, estoy incluso sorprendido porque lo normal en situaciones de este tipo es que te bloquees y permanezcas sin tomar parte activa. Pero pensé: "Este hombre está muerto", y decidí actuar. La actitud es la de hacer algo porque era una situación límite. Así que, tranquilo, decidí aplicar los escasos conocimientos que tengo de reanimación.

¿Pudo mantener la compostura en todo momento?

La verdad es que estaba muy tranquilo, aunque la situación era muy estresante, ya que estás ante una persona que está perdiendo la vida. Quizá influyó en mí la reacción de mi compañero, que intervino de forma rapidísima. Es posible que en otro momento y en las mismas circunstancias no actuase igual. Tuvimos la gran suerte de encontrarnos cerca, pues estábamos en un hoyo diferente y lo más lógico es que no nos diésemos cuenta de lo que sucedía.

También contó con ayuda de una socia del club, enfermera profesional.

Fue una suerte. Había una enfermera por el campo, se llama Mari Carmen, y llegó también de forma inmediata. Había que dar masaje cardiorrespiratorio continuamente mientras no llegase la ambulancia y resulta agotador, más en esa situación límite. Mientras practicábamos el masaje íbamos recibiendo instrucciones de los médicos en tanto no llegaba la ambulancia medicalizada, que tardaría unos quince minutos. Muy pronto.

¿Había tenido alguna experiencia de este tipo similar?

Nunca.

¿Y sus conocimientos, como los adquirió?

Tengo nociones básicas de masaje cardiorrespiratorio, algo que adquirí durante mi formación como entrenador. Lo había visto en mi profesión y con lo poco que sabía salió adelante. Pero una cosa es enfrentarte a la teoría y otra tener ante ti a una persona que se está muriendo.

Descarta que se le catalogue de héroe, pero reconoce que siente una sensación muy especial.

Esto supone una felicidad indescriptible, poder ayudar a una persona que está perdiendo la vida es difícil de explicar... Me llena. Creo que no es comparable con nada.

Usted es padre, ¿ni tan siquiera con la sensación que se tiene cuando nace un hijo, en su caso hijas?

Completamente distinto. Cuando nacen tus hijas te sientes lleno, feliz, no sé, pero en el fondo tú no puedes hacer nada, no eres más que un testigo de la situación, del momento en que nacen tus hijas, que es grandioso; pero en este caso fui yo el que actuó, el que participó. Estoy muy feliz de haber podido ayudar.

Y sus hijas, tan orgullosas.

Se enteraron por los medios de comunicación y la verdad es que sí. También lo comentaron sus compañeros del colegio. Pero tampoco hay que darle más trascendencia de la que tiene. Lo que me dice esto es que todos tendríamos que contar con unos conocimientos básicos de primeros auxilios, tendría que institucionalizarse en las escuelas para que todos pudiesen intervenir en caso de urgencia. Saber actuar para ayudar a salvar una vida. Eso no tiene precio.

¿Está en contacto con esa persona o con su familia?

Recibí una llamada de su esposa para agradecerme la intervención y para decirme que sigue ingresado, pero que evoluciona de forma positiva. Afortunadamente parece que se recuperará.

Y gracias a usted.

¿Y qué haces? Tienes que intervenir en momentos así. Es como, y voy a dar un ejemplo de mucha menor trascendencia, si estás perdiendo un partido 1-0, ¿qué haces? Te lanzas al ataque porque da igual perder por uno que por dos. En este caso, había una situación límite en la que había que intervenir. Y afortunadamente parece que salió bien.

Paco Jémez disfruta de este año alejado del fútbol de la mejor forma, con su familia. Un descanso, pero con sufrimiento por lo que le está pasando al Deportivo. ¿Cómo vive lo que le sucede al equipo coruñés?

Con la misma tristeza y preocupación de todos los que nos sentimos deportivistas. Yo no es que sienta estos colores por los cinco años que jugué aquí, sino que yo vivo en A Coruña; aunque no nací aquí, me siento uno más. En mi casa todos somos abonados y todos sufrimos por esta situación. Ningún campeón de Liga ha estado donde está ahora el Deportivo. Ha sido un año fatal en lo deportivo y en lo institucional, creo que lo segundo derivado de lo primero, pero hay que ayudar para tratar de salir de esta situación porque el club corre serio riesgo de desaparición.

Y con usted de testigo indirecto, pero su nombre se relacionó varias veces con el club.

Solo me llamaron una vez para decirme que estaba en una lista de la que saldría el nuevo entrenador, y yo en eso no participo, más allá de las desavenencias por el planteamiento que tenían en el club o por las diferencias económicas, que todo existía un poco. Si pensaban que yo era la persona adecuada para dirigir el club, que me presentaran un proyecto, pero yo no voy a entrar en una lista de la que después elijan al entrenador.

¿Fue esa la única vez que hablaron con usted desde el Deportivo?

Sí. Nunca más. De hecho contaba con que alguien me llamase cuando se vino para aquí Ba cedido por el Rayo Vallecano. Yo era el entrenador y como deportivista que soy, además, podría aportar algo, pero nadie me llamó. Y no estoy molesto, solo que no es normal porque lo lógico cuando quieres a algún futbolista es que recabes información y si sabes que el entrenador del equipo del que procede el futbolista que pretendes es deportivista y vive en A Coruña, lo lógico es que lo llames. Es lo que creo.