El Recoletas Atlético Valladolid ofreció su mejor versión y mostró su capacidad para recuperar la esencia de su juego y sumar una gran victoria por 38-30 ante un BM Benidorm que presentó batalla, pero que se quedó sin ideas ante el buen hacer de los locales en la segunda mitad. El objetivo era marcar el ritmo de juego. Y a él se entregaron ambos conjuntos con ahínco, aunque ninguno de ellos logró hacerse con el control, por lo que la igualdad fue la tónica dominante en los primeros compases del encuentro. Con una seria defensa, que adquirió más intensidad en el área alicantina. Se buscaba aprovechar las transiciones, pero esa ventaja también se repartió, puesto que los dos equipos se fueron adaptando al ritmo del partido, a pesar de las numerosas rotaciones que se realizaron en uno y otro para evitar el desgaste, más aun en el caso de los locales, puesto que llegaban con más minutos acumulados. Pero los vallisoletanos fueron haciéndose con los mandos, tras imponer su velocidad y la efectividad de Miguel Martínez en el lanzamiento exterior, para asumir una ventaja de tres goles (18-15), con la que se llegó al descanso. Ni el tiempo muerto previo de Fernando Latorre pudo impedir esa renta del Recoletas. Los de David Pisonero habían engrasado la maquinaria y el Benidorm se vio incapaz.