El rugby está de moda en La Vila Joiosa, y no es para menos. Tras realizar una temporada impecable, el equipo por excelencia de la ciudad acaba de ascender a la máxima categoría de este deporte en España: División de Honor A, después de dos duros años de disciplina, trabajo en equipo, sufrimiento y capacidad de adaptación.

Rugby La Vila ha conseguido volver a la élite gracias al esfuerzo conjunto de la nueva directiva, encabezada por César Sempere, al apoyo de una afición totalmente volcada con su equipo y, por supuesto, al talento de toda la plantilla, que, tras una remontada épica, logró imponerse al Gernika Rugby Taldea por 26-22 en la final por el ascenso, celebrada en casa el pasado 16 de mayo.

A pesar de que el club vasco entró con mucha fuerza al campo de El Pantano y tuvo el dominio durante gran parte del partido, los vileros fueron, poco a poco, cogiendo impulso y siendo conscientes de que el segundo tiempo tendría que ser suyo. Y así fue. Gracias a la ayuda de los más de mil aficionados que se reunieron en El Pantano -y que se dejaron la voz en las gradas-, el conjunto jonense logró remontar un marcador adverso, que llegó a ser de 7-19 en algún momento, en una emocionante segunda parte donde realizó unas últimas jugadas decisivas que decantaron la victoria local. Tres ensayos, el último a tres minutos del final, y una última defensa dieron el ascenso a Rugby La Vila, que ha logrado su ansiado objetivo tras haber ganado todos los partidos de esta temporada.

El conjunto jonense reunió a más de mil aficionados en una emocionante final por el ascenso. Toni Mingot

¿Después del triunfo? La celebración y los reconocimientos. En estos días el equipo de Ignacio Martín (Iggy), capitaneado por Guillem Carrión, ha recorrido la Vila Joiosa en un autobús ofreciendo la Copa de Campeones a la ciudadanía, autoridades municipales, y a la patrona del municipio costero, Santa Marta. También ha viajado a la Feria Internacional de Turismo (Fitur), celebrada en Madrid, en una clara apuesta de La Vila Joiosa por el turismo deportivo. La Diputación de Alicante tampoco ha querido perder la oportunidad de recibir al Club de Rugby La Vila y felicitarles por su ascenso.

Sin embargo, este no es el único título que el equipo vilero acumula en su palmarés. Entre los momentos más especiales del Club de Rugby La Vila se encuentran dos ascensos más a la máxima categoría; el título de Campeones de División de Honor y de la Supercopa de España en la temporada 2010-2011; así como la oportunidad de formar parte de la Copa de Europa 2012, que ha sido el máximo hito del conjunto hasta la fecha. Además, Rugby La Vila cuenta con cuatro figuras internacionales y olímpicas en sus filas: Ignacio Martín (Iggy), Matías Tudela, Javier Carrión y César Sempere, actual director del club.

Y es que, más allá del ascenso, jugadores, técnicos y directivos de La Vila se han ganado en estos momentos el título más complicado: el de club de referencia de la provincia, lema que el conjunto jonense está transmitiendo en sus redes sociales a través de los hashtags #ClubReferenteProvinciaAlicante, #ElEquipoDeLaComarca y #TodosSomosRugbyLaVila.

«Hemos ascendido para no volver a bajar nunca más». César Sempere, Director general y máximo responsable del Club de Rugby La Vila

César Sempere en una imagen de archivo de la Copa del Rey de Rugby / Club de Rugby La Vila

Tras más de 15 años de carrera profesional en otros clubes nacionales, europeos y su larga trayectoria en la Selección Española, el olímpico nacido en La Vila César Sempere, asumía hace dos temporadas la dirección del club en un momento delicado. Dos años le han bastado para llevar a su equipo a la élite del rugby español.

El rugby se ha convertido en un emblema de La Vila Joiosa. Podríamos decir, incluso, que es el deporte de moda... ¿De dónde viene esta afición?

Rugby La Vila tiene una larga trayectoria. Se fundó en 1983 como un «club de pueblo» pero ha sabido evolucionar y profesionalizarse a la perfección. Por ejemplo, fuimos pioneros en Rugby 7 cuando nadie apostaba por él. También es cierto que el rugby es un deporte anglosajón y nosotros somos una zona turística con una gran ubicación, de ahí nos vienen muchas influencias.

Por otro lado, La Vila ha acogido siempre grandes eventos, el Ayuntamiento se ha preocupado por el turismo deportivo, del club han salido varios deportistas internacionales y olímpicos… Todo esto nos ha dado mucha visibilidad. De hecho, sí que podríamos decir que somos el deporte de moda en La Vila Joiosa, ni te imaginas la de niños que vienen a probar el rugby cada semana. Pero es una moda que tenemos que cuidar.

Renovación de junta directiva y el club vuelve a lo más alto... ¿Os lo esperabais?

El ascenso estaba previsto por muchos motivos, pero el principal es porque se ha trabajado de una forma profesional, alienada y supervisada. A día de hoy llevamos dos años y con unos resultados asombrosos: deportivos, sociales y económicos. La directiva es una de las bases más importantes de este proyecto. Jason Craig, como presidente, ha hecho una labor muy grande en el club, saldando también deudas históricas y, ahora, dando paso de forma inteligente y profesional a un equipo más ambicioso con hambre empresarial.

Debe ser una satisfacción enorme estar al frente del club que te ha visto crecer profesionalmente y hacerlo llegar a lo más alto. ¿Ha sido un reto personal?

Yo siempre dije que tenía que devolver a Rugby La Vila todo lo que me había dado, por eso llegué hace dos años con la idea de jugar . Pero viendo cómo nos encontrábamos, creo que el club me necesitaba más en el ámbito directivo. Nos pusimos manos a la obra con un equipo gestor profesional, cogimos el equipo en una situación muy difícil, con una deuda de 190.000 euros que casi nos iba a costar el descenso a Territorial , sin apenas escuela y con muy poca credibilidad...

Pero con esfuerzo y constancia, con objetivos altos pero con los pies en el suelo, hemos pasado a ser impulsados por muchas empresas e instituciones, a tener una respuesta del pueblo muy importante y a llevar a La Vila Rugby al lugar donde se merece. Hemos triplicado licencias en Escuela, hemos conseguido darle calidad a la Academia, colocándonos entre los mejores de la Comunidad y con jugadores en la Selección Valenciana, volvemos a tener un equipo femenino muy competitivo con 30 fichas, así como una estabilidad en cuanto asistencia en los entrenamientos Seniors. Le hemos dado un vuelco al club totalmente necesario. Así que conseguir el ascenso ha sido un para mi todo un reto y una satisfacción personal, empresarial y profesional.

Más allá del ascenso, jugadores, técnicos y directivos de La Vila se han ganado en estos momentos el título más complicado: el de club de referencia de la provincia. Toni Mingot

Esta es la definitiva: afirmas que subís para no volver a bajar.

Hasta ahora, éramos siempre el club «ascensor» que subía para, después de una gestión desequilibrada, volver a bajar. Sin embargo, hemos unificado criterios, dándole prioridad a cosas básicas como la transparencia, el crecimiento social, asumir las deudas históricas y un presupuesto acorde a la realidad, sin especulaciones.

Dependemos en gran parte del dinero y lo más difícil no es subir, es mantenerse. Contamos con un presupuesto de 300 mil euros, pero para mantenernos fuertes en División de Honor A necesitamos el doble. Por suerte, en estos momentos contamos con un gran equipo gestor, un organigrama profesional y unos patrocinios sólidos. Y por supuesto, tenemos una plantilla de jugadores fuerte y estable. Todo apunta bien: si seguimos así vamos a conseguirlo. Yo calificaría este ascenso como «El Ascenso».

¿El reto de ganar la liga es demasiado ambicioso?

Todo llegará. El proyecto va de forma escalada. Es un proceso natural y depende del buen trabajo que haya detrás. ¿Decirte que vamos a ganar la liga el año que viene? Pues es muy complicado, pero un objetivo bonito sería estar entre los seis primeros. De todas formas, aunque la ambición sea infinita, lo importante es hacer las cosas bien, demostrando que La Vila ha cambiado y ha ascendido para no volver a bajar nunca más.

¿Qué supone para vosotros ese respaldo tan necesario de instituciones y empresas?

Es uno de nuestros pilares. Hace años solo contábamos con apoyos públicos, pero era inviable: un club que se quiere mantener solo de ayudas públicas acaba quebrando. Gracias a la fundación Trinidad Alfonso, que ha impulsado grandes proyectos deportivos y se ha interesado por Rugby La Vila a través de «Comunitat de l’ Esport», hemos alcanzado un capital suficiente para lograr el equilibrio. Eso nos da una visibilidad muy grande, y rodearte de los mejores solo atrae cosas positivas, como que grandes empresas se sumen al proyecto.

Por otro lado, el Ayuntamiento se ha volcado muchos años con el club. Solo con ver nuestro Pantano, el estadio propio que tenemos y que es uno de los mejores de España, sobran las palabras. Somos «La Vila del Rugby» y eso es muy bonito, estamos muy orgullosos.

"El Pantano, para mí, es el Vaticano del rugby", Guillem Carrión, capitán del equipo "División de Honor" de Rugby La Vila

Guillem Carrión (en el centro de la imagen) lleva una década jugando en Rugby La Vila y ha vivido los mejores momentos de El Pantano.

Guillem Carrión (39 años) es el capitán del recién ascendido equipo vilero. Parece que su retirada es inminente, aunque no se atreve a dar un adiós definitivo al club que ha sido su vida durante 10 años. Quizá, un «hasta luego». Pero afirma que, seguro, seguirá vinculado de alguna manera a Rugby La Vila.

¿Cómo y empezó tu afición por el Rugby y cómo llegaste al club?

Todo comenzó a los 9 años, en una extraescolar que llevaba Vicente Verdú en un colegio de Valencia. Fue entonces cuando me enamoré del rugby y comprendí que ese iba a ser «mi deporte». Tras tres años jugando en el Helios, a los 12 entre en un internado que, aunque ofrecía mucha oferta deportiva, no tenía rugby, lo que fue un chasco para mí.

Años después, volví a jugar en la Universidad de Alicante gracias a Miguel Ángel Díaz, y desde ese momento, el rugby se convirtió en mi vida. Jugué en la Universidad, llegamos a Primera Nacional de la época y jugué también en el Universitario, donde quedamos terceros de España. Desde ahí, todo fue a más. Fui jugador de la Selección Valenciana y en el año 2006 recibí la llamada de «El Pantera», para jugar en Les Abelles de Valencia. Fueron dos años intensos que culminaron con un ascenso a División de Honor.

Fue entonces cuando decidí jugar en La Vila y eché raíces en este club, a excepción de una temporada que me fui al Akra para estar más cerca de casa tras el nacimiento de mi primera hija. Me he «retirado» ya tres veces (se ríe), supongo que esta será la definitiva, pero han sido diez años de mi vida aquí, que se dice pronto.

Dices que te has retirado ya tres veces. ¿La propuesta de ser capitán te dio la fuerza para volver?

Exacto. Me había retirado ya por tercera vez, y estando con mi familia de vacaciones, Matt Cook me propuso retirarme «definitivamente» con un ascenso para un grupo muy especial. Me dijo que quería que fuera «su capitán», como él decía, no tanto por lo técnico si no por mis valores... Y fue emocionante.

Luego, Iggy (nuestro entrenador) saco lo mejor de mí, e hizo todo lo que estaba en su mano para enseñarme a transmitir la fuerza, los valores y la pasión por el rugby a mis compañeros, y sinceramente, creo que ha sido un año mágico.

A las puertas del play-off, en el último partido, me fracturé el arco malar del cráneo y dos semanas después de operarme decidí muy consciente que me la iba a jugar para la semifinal: así que me eché al campo con una máscara 3D y pude aportar y vivir desde dentro el ascenso. Para mi fue un regalo del cielo. La guinda perfecta.

Háblanos sobre tus hermanos, dos figuras muy destacadas del Rugby Español. ¿Les transmitiste tú la pasión por este deporte?

Efectivamente, «enganché» a dos de mis hermanos pequeños y supongo que no pueden estar más agradecidos. Cuando Javi empezó a jugar era un fideo y le llamaban Guiyu (Guillem junior ), pero con los años he pasado a ser yo el hermano del brillante Carrión (el «avión» Carrión).

El rugby les ha dado todo, por ejemplo, recorrer el mundo entero. Javi ha vivido unos Juegos Olímpicos, ha jugado en todos los continentes, en países y ciudades alucinantes como Nueva Zelanda, Fiyi, Las Vegas en Estados Unidos, Hong Kong (donde el rugby seven es una religión), Kenia y un larguísimo etcétera. En definitiva, ha podido vivir del rugby, conociendo a gente espectacular en su entorno.

Y qué decir de Noel, el pequeño de todos, que vive entre Madrid y Alicante siguiendo los pasos de Javi en mundo del rugby 7 con la Selección Española y terminando el curso de piloto. Está claro que ellos han tenido un talento especial y se lo han currado solos, pero es evidente que, de alguna forma, yo les trasmití el amor por este deporte, sus valores y la pasión de vivirlo a tope.

Guillem Carrión y su hermano, el olímpico Javier Carrión, comparten campo y jugadas.

¿Cuáles son los momentos más especiales que has vivido en El Pantano?

El Pantano, para mí, es «el Vaticano del rugby», me transmite paz, es oler la hierba y pensar en todos los momentos que he vivido en él. De hecho, antes de los partidos, en los minutos para el calentamiento individual me encanta dar vueltas por el campo sin más, recordando cada instante que me hizo feliz, los ascensos, los momentos épicos... Siempre he pensado con nostalgia en cuántos partidos me quedan por jugar, y que tenía que vivir al máximo cada segundo con mis compañeros y mi hermano. Muchas sensaciones.

¿Se puede vivir del Rugby en España?

Yo siempre he renunciado a cobrar. Para mi era algo personal, el rugby me había dado todo: el respeto de mis hermanos, mis valores, mis amigos... Mi felicidad. Ha sido mi terapia. Mis hermanos, y en general mis compañeros, sí que han tenido su sueldo, y aunque el rugby es semi-profesional, la verdad es que prácticamente la mayoría ha podido vivir de él.

Mi otra pasión, además de mi familia, es mi negocio de ortopedia. Creo que justamente he extraído todos los valores que entendí de este deporte y los he llevado a mi empresa. Somos 23 personas, como un equipo de rugby. Al fin y al cabo, soy antes jugador de rugby que empresario. Los que me conocen saben que es así.

He conseguido construir, junto con mi socio Francisco Delicado, una empresa solidaria, competitiva y que ha crecido mucho en pocos años gracias al trabajo de todos. Estoy feliz y orgulloso de ello. Ortoactiva es mi «otro equipo» y el seguro para mi mala vejez, que tengo asegurada por los muchos golpes que he recibido.