La atmósfera y el entorno que rodean a Ilia Topuria (Halle, 1997) recuerdan a las narrativas cinematográficas de un púgil sin nada que perder y hecho a sí mismo desde cero. Rebosante de confianza, tranquilo, sencillo y con las marcas de sacrificio tatuadas en forma de cicatriz a lo largo y ancho de su cuerpo. No las provocadas dentro de la jaula, sino las de una vida que parecen ser tres. Su prematura madurez se palpa a leguas: nacido en Alemania, criado en Georgia y formado en España, en concreto en Alicante.

El Club Climent del barrio de Garbinet en Alicante, es su "casa" desde los 15, donde me reciben Jorge y Agustín Climent, fregona en mano, los dueños de un gimnasio casero y familiar. Instantes después llega escoltado por su hermano, el cinturón negro de jiu-jitsu brasileño, Aleksandre Topuria y sus amigos; mientras con su círculo más cercano y su entrenador Aldo Martínez prepara la semana. Ordena parar el tránsito del club, la música y el alboroto de sus acompañantes, para que entre mochilas y trofeos, en un rincón del gimnasio y antes de su entrenamiento, pueda compartir una parte de su camino vital.

Un mes casi para el combate, ¿cómo es el volver a EEUU otra vez y cambiar sus métodos?

Cada pelea es una experiencia nueva, son momentos nuevos que vamos a vivir, la verdad que súper emocionado y excitado por vivir los momentos con todo mi equipo. 

Y compartir cartel con estrellas como Poirier, McGregor, su rival Ryan Hall, ¿era algo que esperaba en su vida y en su camino hacia la pelea por el título?

Así es, estoy lejos de cumplir mis sueños porque todavía falta mucho más por vivir, pero sí, ver cómo se cumplen poco a poco me emociona. Porque todo empieza así, el día 10 de julio voy a compartir la cartelera con Connor (McGregor), después seré yo mismo el que encabece un evento, me coronaré como el campeón, y así es como lo visualizo todo desde hace muchísimo tiempo. Sé que se va realizar en la vida real.

Es una persona que confía mucho en sí misma, pero en los ratos en los que Ilia, después de un entrenamiento o en casa, está más sensible, ¿cómo gestiona los momentos de debilidad?

La confianza me hace falta para estar enfocado el día de la pelea al 100%, pero es normal que como cualquier otra persona tenga mis días de bajón. Porque a lo mejor estoy cansado o por algo personal. Todos tenemos altibajos. Normalmente estoy confiado, no es que sea un inútil motivado porque me venga del aire, esta confianza me viene a base de horas y horas de trabajo, corro todos los días en el desierto. Sufro muchísimo, eso es lo que me da la confianza.

Ha vivido con sus hermanos y abuelos en Georgia, ¿el no tener cerca a sus padres le ha influído?

Influyen todos los factores, la madurez no viene porque sí, viene dependiendo de la historia y las experiencias que vivas en tu vida y yo creo que he vivido momentos que me han hecho ser como soy hoy y ver las cosas de diferente manera. A nadie le deseo que eche en falta a sus padres, pero es un factor importante que vivas esos momentos para que después puedas valorarlo cuando todo vaya bien. Cómo consigues las cosas, lo que cuesta y lo que no.

Puede que el ring haya sido lo más constante o familiar en su vida, ¿su padre le empujó a ello?

Mi padre llegó a practicar la lucha libre, pero no ha sido un gran competidor. Sería mentira que te dijera que la historia de mi padre tuviera influencia en mi, porque no tuvo nada que ver. A él le gustaban los deportes de contacto, desde pequeño siempre intentaba que los practicáramos, pero nunca fue nada forzado. Las cosas sucedieron por casualidad.

"No es que sea un inútil motivado, sufro muchísimo, esta confianza me viene a base de horas y horas de trabajo, corro todos los días en el desierto"

¿Con cuántos años comienza a practicar el jiu-jitsu brasileño?

A los 15 años, también por casualidad. Lo que me gustó del jiu-jitsu fue que estaba creado para que el pequeño lograra vencer al grande sin fuerza, solo con técnica, y cuando lo pruebas te das cuenta de que es así, de que da igual el tamaño. Esa filosofía es la que me gusta y la que me atrapó.

Con esa edad llegan a España, sin conocer el idioma, y quizá esa filosofía del jiu-jitsu pueda ayudarle a la hora de progresar y relacionarse en un país nuevo.

Por supuesto que sí, no hay duda de ello, el deporte siempre fue lo que me ayudó a conectar con la gente mucho más fácil, y cuando estoy en el gimnasio es cuando me siento en casa. 

¿También influye el Climent Club, la gente que lo compone y el entorno?

Por supuesto, todo lo que tengo en mi vida como mis amigos está aquí. Y no lo voy a cambiar por nada, porque puede ser que me vaya a otro lugar y tenga el doble de dinero, pero aquí soy el doble de feliz. 

Como comentaba en su entrevista en ‘La Resistencia’, llegas a Climent Club también por casualidad, ¿cómo fue realmente?

Mi madre vio a una persona con las orejas de ‘coliflor’ y le comentó que tenía dos hijos que practicaban lucha grecorromana. Él conocía la lucha, pero practicaba jiu-jitsu, se ofreció para llevarnos a este gimnasio y hasta hoy.

Después de ocho años, ¿qué siente al ver su evolución humana aquí, en el Climent Club?  

Es como mi casa, mi iglesia, mi sitio de paz, donde me descargo, donde he vivido los mejores momentos de mi vida y es donde me he formado. Muchas veces lo hemos querido cambiar y hacerlo más espectacular, con cristales, pero no. Siempre quiero que sea un sitio así, para que cuando venga la próxima generación, se sientan en casa, que sea un sitio casero. 

Da igual el sitio, lo que te forma es lo que tienes en tu cabeza y los objetivos que te propongas en tu vida y lo que sacrifiques. He sacrificado mi tiempo, con la familia, mis amigos, un montón de cosas básicas de la vida, como la comida. No he podido comerme lo que me ponían en la mesa porque tenía una pelea cercana y tenía que cortar peso, mucha gente no conoce eso, pero es una de las partes más difíciles, el recorte de peso. Una dieta muy estricta, al final todo se trata del sacrificio. Yo mismo pienso muchas veces en abandonar porque no puedo más. O no pelear porque necesito comer, pero al final aguanto, solo los duros se quedan. 

Ilia Topuria, Aleksandre Topuria y Jorge Climent durante un entrenamiento en el Climent Club Pedro Sáez

Al salir del gimnasio, ¿qué es lo que le gusta hacer con su familia y amigos?

Soy una persona bastante normal, mucha gente se puede llegar a imaginar que puedo llegar a ser agresivo por el tipo de deporte que practico, pero pasa totalmente lo contrario. Cuando salgo del gimnasio lo que necesito es paz, aquí nos gastamos tanto que lo que menos quiero fuera es pelearme o demostrarle algo a alguien, porque nunca ha sido ni es mi objetivo. Salir de aquí para juntarme con mis amigos, pasar tiempo con mi familia, irme por ahí, visitar sitios y aprovechar el tiempo libre porque lo echo bastante de menos. De lunes a sábado tengo una vida muy estricta, una rutina muy marcada. Llego a casa y no hago nada, me pongo la televisión y a los 10 minutos me duermo.

¿Cómo es ser padre siendo luchador profesional?

Me lo imaginaba de diferente manera, por cómo me lo pintaban… Pero es algo maravilloso, no se puede describir hasta que lo sientes.

Siempre se habla de que tener un hijo te cambia la percepción del mundo, ¿fue su caso?

No me cambió absolutamente en nada, lo tuve cuando hice mi pelea en Bahrein, al volver, y todo fue positivo. El ser padre te hace tener más responsabilidades, también depende de cuál sea tu estilo de vida, el mío es entrenar y después estar en casa acompañado de mi hijo, le puedo enseñar y educar a mi manera. 

Independientemente de sus padres y sus circunstancias, ¿por qué eligió Alicante y no cambió de aires?

Porque he viajado por todo el mundo y Alicante no tiene nada que envidiar nada a ningún otro sitio del mundo. A mi me encanta, es como un paraíso, tenemos sol, playa, buena gente, buena comida, si me fuera a un lugar del mundo para cualquier motivo o por una temporada, bien, pero no cambio Alicante. 

"Alicante no tiene nada que envidiar nada a ningún otro sitio del mundo. Es como un paraíso, tenemos sol, playa, buena gente, buena comida, si me fuera a un lugar del mundo para cualquier motivo o por una temporada, bien, pero no cambio Alicante"

En otros deportes, el entrenador no suele cambiar con frecuencia, en la UFC, depende de la fecha y el combate, los luchadores entrenan durante temporadas con distintas personas, ¿es su caso?  

Lo que es mi equipo no cambia, mi círculo de entrenadores siempre está conmigo. Puede que vaya a otro lugar del mundo y me pruebe con otra gente, pero a mi entorno, tanto mis entrenadores o mi hermano, no los cambio por nadie, me he formado con ellos y son con los que voy a mejorar cada día. No necesito a nadie que ya esté hecho, a mi me gusta disfrutar de todo este proceso, mejorar y evolucionar en equipo. Lo bonito es el empezar de cero todos juntos. 

Sobre todo en una industria como la de la UFC, el cómo entrar en ella, no cambias a tu entorno, pero sí que has cambiado de agencia de representación, ¿tan difícil es entrar en la UFC?

Por supuesto que es muy difícil entrar en la UFC, porque ya hay muchísimas personas muy buenas dentro, pero si tu trabajas, lo haces bien y sacrificas muchas cosas, tu momento llegará. Hace años cuando venía a entrenar, me decía a mi mismo, “¿Ilia pero qué haces? Si no tienes ninguna pelea”, pero pasaba el tiempo, me salían cosas y pensaba que había un dios arriba que veía todo el sacrificio que hacía.

¿Cómo se trabaja la mente cuando no llegan los combates o cuando las cosas no salen como uno espera?

Puede parecer una tontería pero todo se trata de la paciencia, si de verdad trabajas, te sacrificas y dentro de ti sabes que estás sacrificando muchas cosas, aunque no tengas nada, da igual, llegará un momento en la vida en el que te sonará el teléfono. 

"Mi entorno siempre está conmigo, no los cambio por nadie, me gusta evolucionar en equipo. Lo bonito es el empezar de cero todos juntos".

Después de haber vivido también ese proceso y trabajo de la paciencia, ¿ahora también instruyes y aconsejas como mentor a los jóvenes que tienes por aquí?         

Sin lugar a duda creo que debe ser así. A los jóvenes que vienen aquí y que quieren recorrer el mismo camino que yo y llegar a la UFC, creo que para muchos podría ser un ejemplo.

Ahora en España se está viviendo desde hace poco un ‘boom’ con la UFC, tanto por figuras nacionales que luchan en ella como el crecimiento de audiencia. 

Sí, y me alegro muchísimo, porque en la época cuando empecé no conocía nada del deporte, hasta el día de hoy muchos no conocen esto. Pero eso es lo que hace Connor (McGregor) y lo que atrae, aún así queda mucho por hacer, mucha gente no me conoce ni a mí, ni sabe el deporte que hago. 

Por ejemplo, ya hay jóvenes que quieren dejar el fútbol y empezar deportes de contacto. Ya sois tres españoles en la UFC, la gente empieza a verlo, a conocerlo, pero, ¿es complicado recibir a tanta gente sin tener el conocimiento real del trabajo que hay detrás?

Bueno, cada uno se pone sus límites, no puedes venir aquí y a los tres días entrenar como alguien profesional, cada cuerpo necesita un tiempo de preparación para soportar los entrenamientos fuertes. También la paciencia, hay que empezar poco a poco, luego sube la intensidad, pero para eso están los entrenadores, para controlarles. 

Cómo entran sus padres en esta ecuación, ¿qué se dicen cuando se acerca el combate?

Mis padres están super contentos por todo esto, me imagino que también estarán orgullosos. A mi madre le preguntan cómo aguanto los combates, sé que ella los ve, sabe que es duro pero que también para mí lo es, intenta apoyarme. 

Habla siempre de Canelo Álvarez como su referente, ¿tiene otros ejemplos dentro o fuera de la jaula?   

Mi familia siempre ha sido mi referencia. Mis padres han empezado muchas veces a construir sus vidas desde cero, son como referentes, si haces las cosas bien puedes conseguir lo que quieras.

De cara al combate del 10 de julio, ha comentado en varias entrevistas que va a seguir los pasos de McGregor como luchador en UFC.

Sí, me comentaron que iba por el camino de ser tan grande como él, y le respondí, “puede no, va a pasar”. Porque confío en mí, y es como cuando te dicen, trabaja y tus sueños se van a hacer realidad, a muchos les puede parecer un dicho, pero es que de verdad es así. En mi piel lo he vivido, yo sé lo que me va a llegar, lo veo en mi cabeza y la gente también lo va a ver dentro de poco. 

Es un trabajo complicado y de mucha autoestima.

Es solo cuestión de tiempo, he aprendido a tener paciencia porque lo tienes en tu cabeza y quieres que los demás lo vean. Ves a gente peor que tú que brilla más que tú y te da un poco de rabia, pero ahora ya he aprendido a tranquilizarme y solo mirar lo mío y lo de nadie más, enfocarme en mí. 

Después de haber vivido en tres países, ¿por qué eligió representar a España en la UFC?

Lo que es formarme como profesional, como una persona adulta y madura, todo ha pasado aquí en España. Mi casa está en España, mi familia y mis amigos viven aquí, mi hijo ha nacido aquí, ¿si pasara cualquier cosa en el mundo, qué lugar defendería? Mi casa, y así lo siento. Soy georgiano y lo llevo en lo más profundo de mi corazón, mis padres son de allí, pero me he formado aquí y me siento español.

Para terminar, si hace campamento en Estados Unidos antes del combate contra Ryan Hall, ¿sobre qué fecha suele ir para adaptarse? 

Nos vamos justo en dos semanas a Estados Unidos, tres semanas antes del combate, más que nada para adaptarnos al tiempo, al cambio horario, el sueño, el agua, la comida, acostumbrarnos a estar allí, todo es distinto.