En una jornada alpina dantesca marcada por la lluvia y el frío, el ciclista australiano Ben O’Connor (AG2R) se convirtió en el héroe de Tignes, alzando los brazos en solitario, mientras que el esloveno Tadej Pogacar (Emirates) asestó otro golpe de medio minuto sobre sus rivales directos, reforzando más su maillot amarillo.

Héroes fueron todos los ciclistas del Tour en jornada semejante, pero O’Connor fue el mejor de la numerosa escapada del día y firmó una proeza en solitario para anotarse la victoria en la novena etapa entre Cluses y Tignes, de 144,99 kilómetros, jornada reina de los Alpes.

O’Connor, debutante en el Tour, se colocó además segundo en la general. Su subida a Tignes en solitario fue antológica, inalcanzable para la marabunta de la escapada inicial. Segundo entró el italiano Mattia Cattaneo (Deceuninck), a 5:07 minutos, y tercero su compatriota Sonny Colbrelli (Bahrain).

Mientras O’Connor, ganador de una etapa de montaña en Madonna de Campiglio en el Giro 2020, celebraba su primera fiesta en el Tour, por detrás volaba hacia la cima situada a 2.000 metros de altura el esloveno Pogacar. Arrancó cuando quiso, a 4 kilómetros de meta, soltó a todos y les metió medio minuto de propina.

En ese grupo damnificado cruzaban la meta resignados los Carapaz, Enric Mas (sexto en la general), Vingegaard, Urán y Kelderman. Todos ellos alejados a más de cinco minutos. Se abre la batalla por los puestos secundarios del podio. La primera plaza, se admite, tiene dueño. El mismo de 2020.

Nairo, líder de la montaña

La etapa reina de los Alpes fue un infierno en el apartado climatológico. Frío, aguacero permanente y momentos de viento que azotaron de lo lindo al pelotón, que salió sin Roglic ni Van der Poel, el primero castigado física y mentalmente, el segundo tan contento con haber sido seis días líder y ganador de una etapa, con la mente en los Juegos Olímpicos.

Ya en el primer puerto se desguazó el pelotón con múltiples ataques. Se formó una escapada numerosa, con Wout Poels por la defensa del maillot faralaes, Woods por quitárselo, objetivo que logró hasta que apareció Nairo Quintana.

El colombiano, sin opciones en la general y picado en su orgullo, sacó el hacha de guerra desde el inicio. Junto a Higuita se formó un dúo colombiano aspirante a la etapa, aunque la llegada de O’Connor en el último descenso trastocó sus planes y se tuvo que conformar con el liderato en la montaña.

El ciclista «aussie» arrancó con fuerza a 17 de meta. Higuita y Quintana ni intentaron seguirle. Desfondados. Era el inicio de una batalla contra los elementos: frío, lluvia y Pogacar. Resistió y ganó.

O’Connor disfrutará hoy de la jornada de descanso con el dulce recuerdo de su estreno en el Tour, y Pogacar dormirá sobre un colchón de tiempo que le convierte, tan lejos de París, como dueño y señor del maillot amarilla. Mañana, etapa llana para esprinters.