12 deportistas alicantinos buscarán la gloria a partir de esta semana en Tokio. Ese es el futuro a corto plazo. Repasando el pasado, el orgullo olímpico alicantino lo conforman 42 deportistas que representaron a la provincia por todo el globo terráqueo, desde los pioneros en 1924 hasta los más actuales. El resultado, mucho esfuerzo de todos y 11 medallas: 6 oros, 3 platas y 2 bronces.
Juanito Pastor (boxeo) y Paquito Ortiz (saltos) fueron los dos primeros olímpicos de la provincia, en los Juegos de 1924, celebrados en París. Ambos cayeron a las primeras de cambio, pero volvieron a casa con una historia inolvidable que contar a sus futuras generaciones. Pastor luego llegaría a ser presidente del Hércules y concejal.
Cuatro años después, otro boxeador, José Montllor, acudió a los Juegos de Ámsterdam, cayendo también a la primera. Se abrió aquí un paréntesis de 40 años en el que solo hubo un alicantino olímpico, Felipe Verdú en 1948.
Verdú, también boxeador, acudió a la cita olímpica en Londres, tras la Guerra Civil española y la Segunda Guerra Mundial. Allí cayó también en su primer combate. En México 68, José Antonio Chicoy y Juan Manuel Asensi rompieron dos décadas de ausencia alicantina en el mayor evento deportivo mundial.
El nadador Chicoy, becado en Estados Unidos por Juan Antonio Samaranch y con un entrenador japonés, participó en cuatro pruebas, obteniendo el octavo puesto en el relevo 4x100 estilos. Asensi, futbolista de leyenda, llegó a cuartos de final, eliminando a Brasil en la fase de grupos, pero cediendo ante los anfitriones.
En la década de los setenta, Pitiu Rochel, el mejor balonmanista que ha dado la provincia, fue el único olímpico, con un equipo que acabó penúltimo en Múnich 72. La progresión del deporte español y, por consiguiente, del alicantino, se empezó a notar en los ochenta. Ahí ya se rozó el podio.
Lo hizo, sobre todo, Domingo Ramón en los 3.000 metros obstáculos de Moscú 80, al acabar en cuarta posición, tras estar a punto de no poder disputar la carrera por haberse olvidado las zapatillas en el hotel durante las semifinales. El polaco Malinowski le prestó unas y el crevillentino casi le acompaña en el podio.
Cuatro años después, en Los Ángeles, Ramón volvió a ser finalista, esta vez sexto. A estas dos citas también acudió el balonmanista Juan Pedro de Miguel, cayendo en ambas en cuartos.
José Javier Arqués, el hombre más rápido de la provincia, acudió a tres Juegos seguidos, entre 1984 y 1992, para correr los 100 metros y el relevo. En Barcelona compartió equipo con Sergio López. El mejor recuerdo de Arqués, sin duda, es el hecho de haber corrido junto a una leyenda como Carl Lewis.
A la cita de Seúl, en 1988, acudieron el regatista Carlos Iniesta (octavo), el fondista José Manuel Albentosa (abandono en las series de los 10.000 metros), la gimnasta Maisa Lloret (primera nota de 10 de una española en un ejercicio, gran quinto puesto) y Kiko Sánchez, que acabó cuarto en la Clase 470 de vela. Una espinita que se quitaría en Barcelona, ganando el oro. El alicantino también fue noveno en Atlanta.
Histórica Miriam
El oro de Kiko fue histórico, pero por días se le adelantó Miriam Blasco, que entró en los libros de leyenda del deporte alicantino y español con su oro en judo.
Miriam dio a la provincia de Alicante la primera de sus once medallas olímpicas. Además, fue la primera mujer española en colgarse una medalla de oro al cuello. Sus victorias ante Jeong, Tateno, González y Fairbrother, en la final, la hicieron eterna.
Al salón de la fama olímpica en Barcelona se unieron el ya mencionado Kiko Sánchez, el futbolista Paqui Veza, parte del recordado equipo que llenó el Camp Nou de banderas de España, y la gimnasta Carolina Pascual, plata en el concurso individual de rítmica, logrando la machada de superar a una de las dos representantes rusas. Venancio Costa, en voleibol, y Santos González, en ciclismo en pista, también estuvieron en los únicos Juegos celebrados en España. El ciclista repetiría experiencia ocho años después, aunque entonces en carretera, logrando un diploma en la prueba contrarreloj.
Dos medallas y abanderada
La judoca Isabel Fernández empezó a escribir su historia olímpica en 1996 (Atlanta) y la fue continuando en 2000 (Sidney), 2004 (Atenas) y 2008 (Pekín), donde tocó a su fin.
En ese trayecto, Fernández se colgó la medalla de bronce en su debut olímpico, subió a lo más alto del podio en las Antípodas y tuvo el honor de ser la abanderada de la delegación española en 2004. Es la única alicantina que ha ganado más de una medalla y que ha portado la bandera nacional en la ceremonia de inauguración.
En la cita de Atlanta, unas niñas enamoraron al país y al mundo. Fue el equipo de gimnasia rítmica, que se llevó el oro con dos representantes alicantinas en sus filas: Estela Giménez y Marta Baldó. El mismo día, Juan Escarré ganaba la medalla de plata con el equipo de hockey. El alicantino iría también a los dos siguientes campeonatos, aunque se tuvo que conformar entonces con la novena y la cuarta posición.
En Grecia y en China no hubo medallas alicantinas, pero sí participación. De hecho, Vanesa Amorós, que ganaría el bronce en Londres 2012 con las «Guerreras» del balonmano, se estrenó en unos Juegos en Atenas, en un equipo en el que también estaban Isabel Ortuño y Mayte Andreu. En aquel campeonato acabaron en una notable sexta plaza.
La gimnasta Isabel Pagán también volvió con un diploma de tierras helenas, lugar en el que el windsurfista Iván Pastor empezó su carrera olímpica, que tuvo continuidad luego en las tres citas siguientes. En dos de ellas rozó la plaza de diploma, sin éxito.
Algo que sí logró Isaac Botella en la prueba de salto de potro de Pekín, al acabar octavo. El ilicitano repitió presencia cuatro años después, pero no se pudo meter en la final. El tenista David Ferrer luchó por medalla en tres ocasiones. Estuvo muy cerca de ellas sobre la hierba de Wimbledon, al acabar cuarto en dobles. A Londres también acudieron el atleta Eusebio Cáceres, el balonmanista Gedeón Guardiola, la tenista Silvia Soler, la voleibolista Lili Fernández, que repitió experiencia en Brasil, y la gimnasta Alejandra Quereda, que se quedó con la miel en los labios de la medalla.
Un sabor que cambió a plata en 2016, con la alicantina en el segundo peldaño de la gloria junto a sus compañeras. En Río rozó la medalla la judoca María Bernabéu (cayó en el duelo por el bronce) y estrenaron galones olímpicos los atletas Dani Andújar y Mar Jover, el jugador de rugby César Sempere, el gimnasta Néstor Abad y la balonmanista Lara González. Este es el legado olímpico de la provincia de Alicante. En Tokio, la historia continuará.
