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El último baile de Pau Gasol

En 1999, una generación de juniors ganó el oro con un suplente que se convertiría en la mayor leyenda del básket español u 22 años después, el mito quiere hacerse eterno en Japón

Pau Gasol, pensativo, durante el partido de preparación para los Juegos Olímpicos disputado en Madrid, contra Francia. | EFE

Sant Boi de Llobregat. Barcelona. Memphis. Los Ángeles. El camino hacia la leyenda de Pau Gasol ha tenido diversas paradas, ampliadas luego a otras ciudades donde siguió forjando con calidad, profesionalidad y actitud el mito en que se ha convertido. No es de extrañar el apelativo de «familia» con el que se conoce a la selección masculina de baloncesto porque es una palabra que define a la perfección al mejor jugador de la historia de España.

Y no hay mayor prueba que la realidad. A Pau le rodea la palabra familia desde el mismo instante en que otro miembro de su misma sangre, su hermano Marc, se ha erigido como otro de los baluartes de este deporte, en España y en Estados Unidos. Para el recuerdo, aquel salto entre ambos en el inicio del All Star del año 2015. Un hito escrito con la letra «ñ» de la ÑBA. No compartieron padre ni madre, pero el baloncesto le dio otro hermano, el fallecido Kobe Bryant, con el que alcanzó la gloria en Los Angeles Lakers. En este sentido, Gasol ha llevado el término familia más allá desde el desgraciado accidente de Kobe, mostrándose como un apoyo fundamental para su viuda y sus hijas. «Uncle Pau», le llaman.

Lo mismo ocurre en un grupo de jugadores que empezaron a escribir con letras doradas un capítulo en la historia del baloncesto español que ya dura 22 años. Una eternidad. En 1999, la generación conocida como los juniors de oro ganaron el Mundial de Lisboa de su categoría. Allí, Pau era un jugador de rotación. Quién le diría, un cuarto de siglo después, que iba a despedirse siendo reconocido como el mejor de la historia.

Desde entonces España se ha acostumbrado a ganar. Pau ha obtenido 11 medallas con la selección: tres olímpicas (dos platas y un bronce), una mundial (oro) y siete europeas (tres oros, dos platas y dos bronces). Ha llorado, de alegría (más) y de decepción. Pero ha ayudado a cambiar la mentalidad del deporte español, tan acostumbrado al derrotismo y al muro de los cuartos. Gracias a Pau y al resto de miembros de la selección, en el imaginario deportivo nacional se instaló aquella mítica frase: «Hola, soy español, ¿a qué quieres que te gane?».

Rondando los 40 años y con los Juegos de 2020 en el horizonte, a Pau Gasol le quedaba un último sueño, un último baile por realizar. Despedirse con la selección en su quinta experiencia olímpica. Entonces llegaron las trabas, primero en forma de una grave lesión y luego con la pandemia. Esta tarde, en el debut de España contra Japón (14:00 horas), Pau culminará un proceso de trabajo de dos años, en el ocaso de su impresionante carrera profesional, que le ha llevado a convertir en realidad lo que parecía imposible.

Esa es una de las cualidades que ha tenido Pau Gasol a lo largo de su vida deportiva. Alcanzar cimas aparentemente inabordables. Número 3 del Draft, novato del año, All Star, dos veces campeón NBA, campeón mundial y europeo, medallista olímpico... La lista es larga y meritoria. El penúltimo logro fue volver a la elite, de la mano del Barcelona. Ahí cerró un círculo, regresando a casa y proclamándose campeón de Liga. Ahora quiere cerrar otro.

En Japón, hace 15 años, España alcanzó la cima del baloncesto al ganar el Mundial de 2006. Fue el primer título de esta generación, en la que Pau se ha visto acompañado por otros jugadores legendarios como Juan Carlos Navarro, José Manuel Calderón, Felipe Reyes, Jorge Garbajosa o Carlos Jiménez; entre los que ya no están, y Marc Gasol, Rudy Fernández, Ricky Rubio, Sergio Llull, Víctor Claver o Sergio Rodríguez; entre quienes ayudarán a Pau a lo largo de las dos próximas semanas a repetir, década y media después, aquel hito nipón.

España no lo tendrá fácil, pero tiene la posibilidad de hacer cumbre en la única cima que se ha resistido a la «era Gasol»: derrotar a la selección de Estados Unidos en unos Juegos. Los americanos han sido los únicos capaces de impedir a Pau ganar el oro olímpico, derrotándoles en las últimas tres citas, siem pre en partidos muy igualados y emocionantes: 118-107 y 107-100 en las finales de Pekín 2008 y Londres 2012, y 82-76 en las semifinales de Río 2016.

Doncic y Argentina, rivales

Japón, anfitriona de estos Juegos, será la primera prueba de la selección. Teóricamente, la más sencilla de una fase de grupos que esconde dos rivales con veneno para Pau y compañía.

El primero de ellos será Argentina (jueves, 14:00 horas), vigente subcampeona mundial, con Facundo Campazzo como líder y otro veterano con mil batallas en sus brazos, Luis Scola, como cabeza de familia. En el pasado Mundial, una España sin Pau arrasó a los sudamericanos en la final. Los argentinos, además, han dejado dudas en la preparación, lo que quizás incluso los convierten en más peligrosos.

El otro veneno lo trae, en cantidades industriales, Luka Doncic y su Eslovenia (domingo, 10:20 horas). Un niño criado en España que creció y desarrolló su baloncesto viendo a esta generación. Y vaya si aprendió la lección. Renunció al descanso veraniego para clasificar a su país en el Preolímpico y ahora es un peligro real.

Más allá aparecen otras cimas, como la peligrosa Francia y, sobre todo, Estados Unidos, liderada por Kevin Durant. Pau Gasol espera llegar a ese último baile. Y celebrarlo con su «familia».

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