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Miriam Martínez Medallista de plata en los Juegos Paralímpicos.

«Repetiría mil veces todo lo que he pasado por revivir este momento»

Miriam ha competido también contra un brote de su enfermedad

Míriam Martínez INFORMACIÓN.ES

La vida le dio un revolcón a Miriam Martínez hace tres años, cuando una enfermedad autoinmune irrumpió provocándole un derrame cerebral y obligándola, prácticamente, a empezar de cero en muchas cosas. Imposible siquiera pensarlo entonces, pero el destino le guardaba «el mejor día de mi vida», dice ella. Horas después de colgarse la medalla de plata en unos Juegos Paralímpicos, Miriam aún sueña despierta y se emociona recordando lo que han luchado ella y su familia («esta medalla es de ellos», repetía ayer). En la final se la vio pletórica, pero guardaba un secreto: los días previos no había podido entrenar por un rebrote de su enfermedad. Pero había luchado tanto por llegar a Tokio que tenía claro que, ya aquí, nada la iba a detener.

¿Hay algo que no había contado, y es que pasó usted unos días previos muy malos, verdad?

Sí. La ceremonia de inauguración me afectó muchísimo por mi enfermedad, fueron muchas horas de pie, mucha emoción y también llevaba mucha carga de entrenamiento, primero en Sant Cugat, luego aquí hacía muchísimo calor… La adaptación estaba siendo muy buena hasta que después de la ceremonia me dio un brote de la enfermedad y me dejó muy fastidiada. Tocó fisioterapia, baños de hielo y mucho trabajo de rehabilitación. Lo pasé mal, pero gracias al cuerpo médico he conseguido estar aquí y lanzar, pero ha sido difícil porque los últimos días no pude ni entrenar.

Hace tres años recibió un revés que dio un vuelco a su vida.

Ayer me acordé mucho de ese momento. Cuando la vida te cambia como me cambió a mí, es difícil asumir que nada va a ser como antes, que hay que adaptarse a ese momento y a lo que tienes. Creo que cogí las riendas desde el principio, el deporte siempre ha sido mi pasión y lo vi como una oportunidad. Eso es lo que pensaba ayer, que cuando pones, pasión, corazón e intensidad, puedes lograr todo aquello que quieras. Creo que he demostrado que cuando amas algo, sale solo. Ayer solo me salían lágrimas de emoción al pensar que hace tres años creía que mi vida deportiva había acabado y justamente me equivocaba, fue cuando empezaba todo de nuevo.

Tras ganar la medalla, la primera persona que nombró fue su padre, cuando empezaba a andar de nuevo. ¿Ha hablado ya con él? ¿Qué se han dicho?

He hablado con ellos, con mi madre también, pero la verdad que muy poco. Le expliqué que gracias a él he llegado donde estaba, yo solo tenía lágrimas. Y él igual, sigue anestesiado, aún no nos lo creemos. La vida nos dio un giro de 180 grados y luego... otros 180, pero ahora en positivo. Aún nos queda abrazarnos y ver de verdad lo que hemos hecho. Es una carrera de fondo que ha salido bien.

¿Por qué el lanzamiento peso como forma de seguir con el deporte y no otra disciplina?

Al final todo sale por mi padre. Él era corredor, atleta y siempre he vivido el deporte muy de cerca con él. Al principio, volver a caminar era una necesidad, pero yo no quería solo volver a caminar, yo quería correr. Lo intenté al principio, pero vi que no podía, era muy costoso para mí, me caía enseguida. Probé diferentes disciplinas en el campo que tenemos nosotros, en Ibi. Mi padre me fabricó artilugios de forma manual y al final vimos que el lanzamiento de peso era lo mejor. Era un movimiento impulsivo, en el cual no sufría tanto. Sobre todo, vi que con esa disciplina disfrutaba muchísimo y eso era lo que quería, disfrutar de la vida y el deporte.

¿Y ahora qué objetivos... ?

Amo la montaña. Cuando subes a una cima te paras un momento a disfrutar, pero estás pensando en la siguiente. En mi caso, lo siguiente es el Mundial del año que viene, de nuevo en Japón. Vamos a ir por la rusa, a plantarle cara y ganar la medalla de oro.

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