Hay equipos que se te atragantan sin saber por qué. No hay razones aparentes, pero con el tiempo acaban por ser un dolor de muelas. Eso le sucede al Barça con el Bayern Múnich en estas dos últimas temporadas. Suele sudar la gota gorda el equipo azulgrana para sacar adelante sus enfrentamientos y este jueves necesitó su versión más consistente para someter al cuadro alemán en su cancha del Audi Dome (72-80). La solvencia de Mirotic (11 puntos, 4 rebotes, 19 de valoración) y la aparición de Higgins en la segunda mitad (16 puntos, 5 rebotes, 25 de valoración) facilitaron las cosas. 

Detrás de tanta incomodidad, siempre hay una explicación. En el caso del Bayern, hay que buscarla en el banquillo. En la excelencia del técnico italiano Andrea Trinchieri, que ha convertido al equipo de Múnich en un bloque consistente, duro, que suele controlar el ritmo, hace pocas concesiones y no suele irse de los partidos.

La racha de Jokubaitis

La historia se repitió este jueves porque además el Bayern, que ya completó su mejor actuación europea la pasada temporada, se ha reforzado bien para dar nuevos pasos adelante, aunque se presentó al partido con muchas e importantes bajas (Lucic, Dedovic, Radosevic...). A los jugadores azulgranas les costó engancharse al partido frente y fueron Hilliard (exBaskonia, entre otros), DeShaun Thomas (exBarça) y Rubit los que marcaron los primeros minutos y dieron la iniciativa al equipo alemán.

El Barça no encontraba fluidez de cara al aro de inicio. La aparición de Jokubaitis cambió esa impresión. El base lituano tiene esa chispa capaz de encender a un equipo. Casi nueve minutos consecutivos despejaron la bruma para los azulgranas, que fueron asentándose para irse al descanso con ventaja, después de un arreón final de Davies y Mirotic (33-44).

Reacción de Higgins

El apagón inicial de Higgins, seguramente, tuvo que ver en los problemas ofensivos del Barça, limitado también por la baja del pívot Sertac Sanli. Pero, en líneas generales, el equipo azulgrana mantuvo su consistencia atrás, lo que suele ser una de sus señas de identidad, y supo tener la paciencia suficiente para ir aprovechando sus oportunidades y hacer crecer sus ventajas en cuanto Higgins dio un paso adelante y empezó a sumar en ataque (11 puntos en el tercer periodo). Al escolta estadounidense se sumaron en momentos puntuales Mirotic o Kuric y eso permitió atesorar una ventaja confortable con la que afrontar el último periodo (47-63,m. 30), después de llevarla hasta la veintena.

No bajó los brazos el Bayern, un bloque disciplinado, con jugadores aguerridos, que percuten una y otra vez en el cuerpo a cuerpo, un juego en el que los azulgranas no suelen encontrarse cómodos y que le llevó a acumular muchas más pérdidas de las habituales (hasta 18), un aspecto fundamental para entender que no cerrara el partido antes a pesar de su control. Con la soga al cuello, los jugadores de Trinchieri aún tuvieron fuerzas para apretar el marcador en los últimos dos minutos (68-74), aunque no para evitar la segunda victoria barcelonista en la Euroliga.