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El eterno retorno a Barris Nord

El HLA juega esta noche en el mítico pabellón del Lleida Basquet, que se abre sin restricciones al público por primera vez desde que comenzó la pandemia - De Vitoria puede contar con toda la plantilla, incluido Pitts

Gonzalo De Vitoria da indicaciones durante un tiempo muerto. Héctor Fuentes

Sabes que no te has ido, que vuelves, que por mucho que se retuerza el destino, siempre hay un camino de regreso al que aferrarse para sentirse en paz. Barris Nord es uno de esas referencias emocionales que te anclan a la realidad, a quien fuiste no hace mucho, que te devuelven la memoria de las noches mágicas en que te creías infinito empujando al equipo, sufriendo con él, llorando de rabia. La fachada gris del pabellón del Lleida trazará siempre el destino de los sueños contrariados de dos ciudades que despertaron a golpes a su cruda realidad.

Esta noche se reedita el enésimo enfrentamiento entre dos franquicias supervivientes, rescatadas de las tinieblas del despropósito gestor, del ejemplo de cómo hacer todo lo posible para desaparecer. Aun así, el espíritu anímico pervive. Es idéntico. Y aunque muchos de los que ahora animan no lo recuerdan, la historia que une a los dos clubes siempre ha sido muy estrecha.

Al MVP de la primera jornada en la LEB Oro, Pedro Llompart, nadie tiene que explicarle qué supone botar allí el balón, conoce bien el dolor de muelas que provoca. El HLA viaja con toda su plantilla, incluido Justin Pitts, a pesar de que el norteamericano apenas ha completado cinco sesiones de trabajo y su forma dista de ser la mejor. Tambien ha viajado Simmons, más recuperado del problema de tobillo que le impidió rendir al 100% en el estreno liguero.

El equipo es casi nuevo, solo se repiten dos nombres, y el director de orquesta también afronta su primer año en el club. A pesar de todo, la dinámica, el peso del pasado y la inercia episódica, obligan al HLA a estar arriba, a no descolgarse, a demostrar que aspirar al ascenso no es un eslogan que se repite sin pensar de forma mecánica.

Después de dos prórrogas, el Lucentum se mide con un Lleida lastrado por las ausencias y con la duda de Mark Hughes, su principal amenaza exterior, que frente al Estudiantes, se hizo un esguince, no pudo acabar y su concurso esta noche es seria duda. El cansancio mató al conjunto de Gerard Encuentra en Madrid. Llegó vivo al cuarto final, pero se le agotaron las fuerzas y encajó 31 puntos en los últimos 10 minutos.

La mayor rotación lucentina, su versatilidad ofensiva y el dominio de la pintura deben valer para que los alicantinos regresen con el primer triunfo del curso. Pero Barris Nord aprieta, tira de los suyos hacia arriba, así que sin un rango de dureza y de intensidad altos, no habrá mucho que hacer en Lleida.

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