El Lucentum no deja de dar tumbos. O tropieza, o le empujan para que tropiece. El aplazamiento de sus partidos de Liga ha entrado en un bucle pernicioso que beneficia muy poco al grupo. ¿El último? El que debía enfrentarle mañana con el Leyma Coruña en el Palacio de los Deportes de la ciudad gallega. ¿El motivo? El habitual: un brote de covid detectado en el vestuario coruñés sin precisar a cuántos integrantes de la plantilla afectan los contagios.
La Federación que, con el respaldo de los propios clubes, considera que tres bajas en una misma plantilla por coronavirus es motivo suficiente para suspender contiendas, está viendo como se desvirtúa una competición que está encontrando dificultades enormes para cerrar la primera vuelta, algo que estaba previsto que sucediera este mismo viernes. No podrá ser. Al equipo alicantino, por ejemplo, le restan por jugar cuatro jornadas. Desde el pasado 17 de diciembre, sin parón navideño programado, el conjunto que aún entrena Gonzalo de Vitoria solo ha podido enfrentarse a dos rivales, Gipuzkoa y Granada, ambos con idéntico desenlace: derrota.
La FEB ya se ha visto forzada a posponer la Copa Princesa, la que enfrenta a los dos mejores de la primera vuelta, debido a la imposibilidad que encuentran todas las franquicias con opciones de disputarla para cerrar sus respectivos calendarios. El Lucentum tiene que negociar fecha para viajar a A Coruña, un desplazamiento que ya ha pospuesto en dos ocasiones, y para presentarse en Huesca en el encuentro correspondiente a la jornada 16.
Los que sí están fijados son los compromisos contra Palencia, que si nada se tuerce ser celebrará en el Pedro Ferrándiz el 9 de febrero, a las 20.45 horas, en el que deberá ser el regreso de Pedro Rivero al CT tras su marcha del HLA este verano. La última cita con horario avalado por la FEB es la que llevará a los lucentinos a Fontajau para medirse con el Basquet Girona en el que juega Marc Gasol, ganador de un anillo de la NBA con los Toronto Raptors en 2019.
