Senegal por fin es campeona de África. El duelo fraternal entre Sadio Mané y Mohamed Salah, los dos compañeros en el Liverpool, se decidió este domingo en favor del primero, que anotó el quinto penalti de la tanda después de fallar uno en los primeros compases del partido. Salah, que se reservó para el quinto, ni siquiera llegó a lanzarlo y, como en el 2017, se volvió a quedar a las puertas de levantar el título.
La final se planteaba irremediablemente como un duelo de los astros de la Premier para reinar en África, aunque el protagonismo durante los 120 minutos fue para alguien con mucho menos glamur: Mohamed Abougabal, 'Gabaski', el portero de Egipto, elegido mejor jugador de la final y cuya trayectoria en el torneo y en la propia final le hacía sin duda merecedor de la Copa de África, la que hubiera sido la octava para Egipto, y que quizá nunca ganará.
La final comenzó con un penalti de Abdelmonem a Mané (recuerden ambos nombres) que el propio delantero del Liverpool se encargó de lanzar. Pero el héroe del campeonato, al menos hasta entonces, llevaba guantes. Gabaski, que a sus 32 años acababa de perder la titularidad en su equipo, el Zamalek, y que solo había disputado dos partidos con la selección, iba a seguir siendo protagonista en Camerún.
La lesión de El Shenawy en octavos contra Costa de Marfil obligó a Carlos Queiroz a sacar a Gabaski, que con un paradón forzó la tanda de penaltis, donde le detuvo el lanzamiento clave a Bailly. No pudo acabar el partido de cuartos (en el que Egipto volvió a necesitar una prórroga) por lesión, pero volvió a ser titular en las semifinales, donde atajó dos penaltis en otra tanda con su 'botella mágica', esa a la que parecía rezar arrodillado cuando en realidad tenía enganchados en ella los datos de hacia dónde solía lanzar cada rival.
La botella anoche en el minuto 4 fue Salah, que acudió raudo a chivarle a su portero hacia dónde lanzaría su compañero. Mané interrumpió la charla y le señaló hacia un lado. Mentira. Tiró fuerte por el centro. Pero Salah y Gabaski lo sabían.
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Parada crucial de Mendy
Senegal fue superior, de ahí que Gabaski tuviera que lucirse en varias ocasiones, mientras Egipto apenas tuvo dos zarpazos de Salah en la primera mitad y algo de peligro en jugadas aéreas en la segunda. Pero supo resistir y forzar la cuarta prórroga en cuatro eliminatorias. Todos miraban a Gabaski y su botella mágica. Paró un lanzamiento, tocó otro y adivinó dos más, pero los errores de Abdelmonem (al palo) y de Lasheen (atajado por Mendy, el portero del Chelsea, campeón de Europa y mejor del mundo según la FIFA) le dio a Mané un 'match ball'.
La estrella de Senegal, que en el 2019 también se quedó a las puertas del título al perder la final contra Argelia, no lo falló esta vez, pese a que Gabaski volvió a acertar la dirección. Senegal era por fin campeona de África. Salah rompió a llorar, como el propio Gabaski, héroe sin recompensa. Mané trató de reconfortar a su compañero, pero era imposible. En marzo, Egipto tendrá la revancha, pues disputará con Senegal una eliminatoria por un puesto en el Mundial de Qatar.
Despiece
Senegal, 0 - Egipto, 0 (4-2 penaltis)
SENEGAL: É. Mendy; B. Sarr, Koulibaly, Diallo, Ciss; Kouyaté, N. Mendy, Gueye; I. Sarr, Diedhiou, Mané. Técnico: Aliou Cissé. Cambios: Gueye por Kouyaté (m. 66); Dieng por Ismaïla Sarr (m. 77); Dia por Diedhiou (m. 77).
EGIPTO: Gabaski; Ashour, Abdelmonem, El Wensh, Fotouh; Fathi, Elneny, Soleya; Salah, Mohamed, Marmoush. Técnico: Carlos Queiroz. Cambios: Trezeguet por Soleya (m. 59); Zizo por Marmoush (m. 59), Hamdy por Mohamed (m. 59); Lasheen por Fathi (m. 99).
TANDA DE PENALTIS: Por Senegal lanzaron Koulibaly (gol), Diallo (gol), Bouna Sarr (parada), Dieng (gol) y Mané (gol). Por Egipto lanzaron Zizo (gol), Abdelmonem (al palo), El Wensh (gol) y Lasheen (para Mendy).
