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El Eón Horneo y su fortín en la batalla del ascenso a la Asobal

El equipo alicantino ha encontrado en el pabellón de Maristas el ambiente idóneo para disputar sus partidos tras abandonar por obras el Pitiu. Ha ganado todos los partidos

De Novais, el máximo goleador del equipo, celebra una victoria. | EÓN HORNEO

Enganchar a una afición, conseguir más adeptos para una batalla dura como el ascenso a la máxima categoría nacional de un deporte, nunca ha sido fácil. Aunque si los resultados acompañan, el camino se allana. Y si además se logra un ambiente que favorece el espectáculo, más rápido es lograr esa conexión necesaria para sacar los partidos más complicados adelante. Y eso, es lo que ha logrado el Eón Horneo Alicante con los aficionados al balonmano y al deporte alicantino.

El guardameta Kiko Padilla en un partido en Maristas. | EÓN HORNEO

Hace un mes que el Eón Horneo Alicante tuvo que hacer las maletas y dejar el Pabellón Municipal Pitiu Rochel para instalarse en el Hermano Felicísimo Ruíz del Colegio Maristas y disputar los últimos partidos de la Fase por el título y pelear por el ascenso a la Liga Asobal. El colegio alicantino siempre ha respirado balonmano y en estos partidos ha quedado más patente que nunca: han sido un auténtico fortín.

Las obras de renovación del Pabellón Municipal Pitiu Rochel hace un mes obligaron al club alicantino a buscar una nueva pista y ha encontrado en Maristas su nuevo fortín.

A pesar de este cambio, en el momento más importante de la temporada, el equipo, gracias a sus resultados ha logrado arrastrar cada vez a más adeptos a su causa que logran llenar prácticamente el pabellón del colegio alicantino.

El objetivo de estar Asobal va más allá de la pista y los encuentros en esta fase de ascenso también se juegan en la grada. Ahí, en los asientos del Felicísimo Ruíz de Maristas cada sábado la afición juega su propio partido y cada vez están más entregados.

A los aficionados del Eón se les puede ver disfrutar y no dejar de animar durante los 60 minutos del encuentro. Gritos, aplausos, vítores, luces de color, humo, música, la ola en la grada,… todo vale para intentar llevar en volandas a un equipo con el que han logrado la conexión y comunión perfecta para ser uno. Así lo pedían los propios jugadores. «Tenemos que seguir con esta comunión para lograr que los dos puntos se queden en casa», dijo esta semana Nacho Mirallave.

Misma línea que sigue Juande Linares: «En los momentos decisivos son un jugador más y nosotros lo notamos. Da mucho gusto jugar en este ambiente. Además, es un espectáculo. A todo jugador le gusta jugar en una cancha así».

A ellos les gusta jugarse la temporada en una cancha y en un ambiente como éste y se refleja en cada partido en el que son ellos mismos los que alientan a los aficionados desde la pista para que no dejen de hacer ruido.

Tanto ruido para lograr que sea una caldera. Ese efecto caldera que se logra además gracias al grupo de batucada «La ciudad de los colores» que cuenta entre sus integrantes con jugadores del equipo inclusivo del club para que así todos se sientan partícipes de lo que están logrando.

Grada de Maristas

Eso sí, dentro de este ambiente que se crea, seguro que los más felices son los niños de los diferentes equipos de la base, de Maristas, de Jesuitas, con Isaac e Isidre al frente de cada uno, respectivamente y de las diferentes Escuelas Municipales de la Concejalía de Deportes que acompañan a los jugadores cuando salen a la pista antes de los partidos. Sus caras de ilusión por vivir ese momento especial como un jugador profesional lo dicen todo.

Al final, ese efecto «olla presión» de un pabellón pequeño es lo que buscaban desde el club en cuanto supieron que jugarían esta fase en Maristas: «Nos va a venir bien porque es un pabellón caldera, con una sola grada y acceso a solo 700 espectadores», aseguraba Jaime Cremades, director general del club.

Tras un mes jugando en un pabellón del Colegio Maristas que cada partido ha contado con más público en la grada, este sábado llega el momento de la verdad para ambas partes. El equipo de Luis Parro, que en más de una ocasión ha reconocido que han ganado «gracias al aliento de la afición», depende de sí mismo para jugar la promoción de ascenso.

Tras la victoria del fin de semana pasado, el equipo ocupa esa plaza que tiene que asegurar con la victoria e independientemente de lo que haga el resto de equipos. De lograrlo, jugarán ante el antepenúltimo de Asobal una promoción a ida y vuelta. La primera parada sería el próximo miércoles 1 de junio en Maristas.

Por ahora, el encuentro ya lo ha ganado una afición que ha vuelto a demostrar que Maristas y Alicante siempre han respirado balonmano de elite. Esa élite que espera alcanzar el Eón Horneo.

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