Con la toma de decisiones importantes sucede igual que con los lanzadores de penaltis en las finales, solo falla quien asume riesgo. Lo que trasciende menos es la otra parte, la de que ambos tienen la necesidad de acertar porque si no cualquiera podría hacerlo. El HLA Alicante ha cerrado una temporada que su propio director general ha calificado de «decepcionante». Podría haber enumerado un carrusel de excusas que podrían haber justificado el gris desenlace, pero Daniel Adriasola prefirió no hacerlo. Eligió el camino difícil, el de la aceptación de la imperfección, de la falibilidad, de la autocrítica, que es la única manera de prosperar.

El director general de la Fundación Lucentum lleva nueve temporadas implicado en proceloso empeño de devolver a la élite un club muerto, desenterrado y puesto en pie sobre las cenizas de un recuerdo ruinoso... aunque muy bonito. El baloncesto de Alicante le debe, al menos, seguir latiendo, y eso vale casi tanto como acertar con un entrenador u otro, o con los sustitutos para los extracomunitarios a los que fías tu futuro inmediato y te dejan colgado a mitad de viaje.

Adriasola no se esconde detrás de nadie: «Después de tres años apostando por un modelo de juego, hubo que cambiar y en el cambio se nos perdieron las señas de identidad de este equipo, las que le conectaban con su afición. Solo hemos sido capaces de ganar 8 encuentros de los 17 que hemos tenido en casa, algunos dando muy mala imagen, pasándonos por encima, y eso no nos había pasado antes», admite el dirigente lucentino.

Balance favorable

Visto con perspectiva, la valoración global es positiva, defiende Adriasola: «En los nueve años que llevamos en el club (refiriéndose también al actual CEO del Intercity, Toni Gallego) es la primera vez que no cumplimos los objetivos, que nos quedamos sin pelear en postemporada».

Las razones que han posibilitado este desenlace agrio son muchas, pero la destitución de Gonzalo García de Vitoria al final de la fase regular pese a tener un año más de contrato firmado, confirma que el HLA Alicante tratará de recuperar el espíritu competitivo que logró inculcar al vestuario Pedro Rivero.

9 TEMPORADAS

Lleva Daniel Adriasola en la junta directiva de la Fundación

►Él y Toni Gallego asumieron el control de la Fundación, heredera del extinto Lucentum, en la campaña 2013-14

«Fichamos un entrenador con un estilo y le dotamos de los jugadores que consideramos que eran los mejores para llevarlo a cabo. Ahora el máximo objetivo es volver a lo que nos ha ido bien, al estilo que conecta mejor con la grada, el que genera ilusión, que defienda las señas de identidad de este club», esgrime Adriasola.

Solo una vez, desde su irrupción en la cúpula directiva de la Fundación, en 2013, se ha despedido a un técnico a mediados de temporada. Fue en 2016. A falta de cinco jornadas, se cesó a Kuko Cruza. No salió bien. Por suerte para la entidad, después, la confianza depositada en el cuerpo técnico siempre ha sido correspondida hasta este curso, en que, exhibiendo una irregularidad notable, se valoró una medida drástica, pero no se tomó, entre otras cosas, porque se le habían asegurado dos años de salario a Gonzalo García de Vitoria. 

«Nuestro balance era de 14 triunfos y 12 derrotas y solo quedaban 8 partidos para finalizar la liga regular. Parecía lógico pensar que podríamos ganar 4, más aún cuando una de ellas era frente a Huesca, que estaba muy descolgado en la cola. Fuimos a Cáceres con ese ratio favorable y enlazamos 5 jornadas sin ganar y ya no tenía sentido cambiar nada, nos quedamos sin tiempo», asume el director general.

Nadie le reprocha su predisposición y su esfuerzo al preparador vizcaíno dentro de la entidad, pero el cambio de rumbo, el intento de volver al cauce abierto por Rivero, confirma que las ideas que trataba de inculcar el entrenador bilbaíno ni han calado en la directiva ni han fluido en el transcurrir de las semanas.

8 VICTORIAS

En el Pedro Ferrándiz en los 17 partidos de Liga como local

►Enlazando rachas de hasta tres jornadas seguidas sin ganar en casa, algo que no había sucedido nunca.

Las lesiones de jugadores importantes, la cruda travesía covid en un invierno infernal, la pérdida identitaria dentro y fuera del parqué y, por supuesto, la salida de Gerel Simmons y Justin Pitts a mitad de trayecto, han pasado factura en un sumatorio que ha dejado al HLA duodécimo clasificado, su peor registro desde que Adriasola y Gallego asumieron la gestión.

«No supimos recuperarnos de la salida de nuestro máximo anotador y no encontramos en Pitts al jugador que había sido ya en Alicante, dimos con una versión desconocida de él. Eso nos penalizó, pero había 11 jugadores más en el equipo, así que todos somos responsables de lo que ha pasado», sostiene el dirigente lucentino.

Sinergia

El año que se cierra ahora (la plantilla no volverá a entrenar hasta el 1 de septiembre), ha sido también el de la integración de la Fundación Lucentum en el Grupo Deportivo Intercity. A pesar de las reticencias mostradas por parte de la afición en un primer momento, Adriasola está convencido de que el movimiento ha sido para bien. «Intercity ha sumado y reportado aspectos positivos. Somos mejor club que hace un año y espero que el próximo aún seamos mejores», estima el director general, confirmando después que la sociedad que preside Salvador Martí realizará contribuciones directas de capital, además de buscar fórmulas conjuntas para optimizar recursos, bien a través de acciones coordinadas (campañas de abonos, prevista para después de Hogueras), bien implementando tareas de mercadotecnia.

«Han sumado, no han dividido; y también han sido los únicos en Alicante que han apostado claramente por hacer crecer el club. Es lógico que, al principio, hubiera desajustes, que no desacuerdos, pero su colaboración tiene que ser un plus para esta próxima temporada, estar con ellos es un paso grande», esgrime Adriasola. «Perder nueve partidos en casa no es de recibo y el puesto 12 no es muy honroso. Es evidente que no hemos hecho cosas bien, pero ya hemos tomado medidas», las más importantes, confiar la dirección deportiva a Luis Arbalejo y el banquillo a Rafael Monclova.