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Un tipo curioso

Tinkov, que ha renunciado a la ciudadanía rusa, fue el dueño del equipo de Contador

A principios de la década pasada, el Tinkoff fue uno de los conjuntos más potentes del pelotón con el ciclista español como jefe de filas | El empresario, ahora enfrentado a Putin, recorría las etapas en bici como si fuera un corredor más de la escuadra y por las noches gastaba bromas en su cuenta de Twitter

Oleg Tinkov, durante una etapa del Tour de 2014. REUTERS

Nunca ha existido un dueño de equipo ciclista tan curioso -y hasta caprichoso- como Oleg Tinkov, el empresario que ahora ha renunciado a la ciudadanía rusa en protesta por la guerra de Ucrania y en contra de las políticas de Vladímir Putin. Quizá fue el propietario de una escuadra -quizá el único también- que mantenía muchas noches en vilo a los periodistas porque al estilo de otros personajes mediáticos, algunos vinculados con la política, aprovechaba el Twitter para comentar, comunicar y explicar situaciones curiosas vinculadas con su equipo. Hasta que alguien se dio cuenta de que apretaba las teclas de su móvil u ordenador con mayor ímpetu cuando el vodka comenzaba a hacerle efecto.

Quien lo conoció bien -en algunas ocasiones lo apoyó, en otras lo crítico, y hasta lo insultó-, fue Alberto Contador, el ciclista de Pinto y el que nunca tuvo mucha suerte a la hora de convivir con los responsables de sus equipos: se vio afectado de rebote por la operación Puerto (2006) hasta el punto de que el propio Eufemiano Fuentes, el cabecilla de la trama de dopaje, lo exculpó diciendo que no era cliente suyo. Tras acabar la relación con Manolo Saiz, el técnico que lo incorporó al deporte profesional, llegó a su vida Johan Bruyneel. Todo fue bien hasta que Bruyneel recuperó para el ciclismo a Lance Armstrong, y el matrimonio entre el corredor tejano y el madrileño fue más bien una relación en clave de divorcio desde el primer día hasta que el estadounidense se fue, mucho antes de que le estallara en la cara el caos del dopaje que lo tachó de la vida ciclista.

Hasta 2016

Y así apareció Bjarne Riis con el apoyo de un banco danés (Saxo Bank) hasta que los propietarios se dieron cuenta de que apostar por el ciclismo era un negocio muy caro, pese a los éxitos deportivos de su estrella española. Surgió entonces Tinkov, que al poco tiempo despidió a Riis, digamos por desavenencias, y comenzó una nueva convivencia tipo surrealista entre Contador y el millonario ruso que se alargó de 2012 a 2016.

Oleg Tinkov se llegó a apasionar tanto con el deporte donde promocionaba a su banco que decidió no perderse ni un día en el Tour. Y no solo para convivir con sus ciclistas, sino para surcar las carreteras como si fuera uno más. Pero, claro, era el dueño y al propietario hay que tratarlo de una forma exquisita, así que si decide hacer en bici parte de la etapa del día hay que cuidarlo como si fuese un ciclista más del equipo.

Correctamente vestido con el ‘maillot’ y el ‘coulotte’ de su escuadra, cada día un mecánico le repasaba la bici, la oficial, por supuesto, no fuera caso de que el jefe fuese a tener una avería. Con un coche, correctamente acreditado, para evitar cualquier problema con los gendarmes que vigilaban la carretera antes de la llegada del pelotón, y de paso protegerlo de un percance con otro vehículo, Tinkov surcaba la ruta del Tour, hasta que se cansaba.

Masajista incluido

Y, entonces, si el hotel estaba lejos o decidía incorporarse a la carrera en uno de los coches que seguían al pelotón, hacía uso de una ducha portátil, aunque hubiese espectadores en la cuneta, y refrescarse antes de cambiarse con la ropa de calle, que era la misma que vestían los ciclistas de su equipo. ¡Ah! Un masajista también sabía que debía recuperar cada tarde los músculos del banquero.

Presumía de avión privado (con el que viajó Contador a Madrid cuando se cayó y abandonó el Tour de 2014), de la buena comida y de los buenos caldos. Por eso, cuando la bebida comenzaba a hacer efecto, a eso de la madrugada, Tinkov abría la aplicación de Twitter. ¡Comienza el espectáculo! Y no digamos si el calendario anotaba el 1 de abril, día de las bromas o inocentadas en todo el mundo menos en España. Daba igual que supiera que la relación de Contador con Armstrong era nula. Se permitía comunicar a bombo y platillo la contratación del tejano, entonces ya salpicado por el dopaje, como mánager del equipo, tal como hizo en 2015.

De la cerveza a las finanzas

Tinkov se sentaba al lado de Contador en las conferencias de prensa que el madrileño daba en las jornadas de descanso del Tour, ordenaba a sus auxiliares que buscasen sin éxito por las áreas comerciales de la zona ‘pingüinos’ para que los ciclistas no sufrieran por la ola de calor en la jornada de reposo de los Alpes, aunque en este caso se demostró que el dinero no podía con todo.

Nacido el día de Navidad de 1967 en Siberia, hijo de un minero, se hizo millonario, después de probar como ciclista, gracias a un negocio cervecero que fue un gran éxito en Rusia. Tras vender la patente en 2007 fundó una entidad de créditos bancarios en su país, Tinkoff Credit Systems, que es la que dio nombre al conjunto de Contador, el que Tinkov compró por seis millones de euros a principios de la década pasada y cuyo funcionamiento siempre dependió de sus decisiones -técnicos, corredores- para demostrar que en aquella época era tan fanático de la bici como de los resultados del equipo.

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