Primera división

El Mallorca, el nuevo pilar deportivo del dueño de los Phoenix Suns

La entidad bermellona se queda como el único vínculo del norteamericano con el mundo del deporte

Robert Sarver, propietario del Real Mallorca.

Robert Sarver, propietario del Real Mallorca.

Elena García

Robert Sarver ya no es dueño de los Phoenix Suns y los Mercury. El banquero de Arizona oficializó ayer la venta de las dos franquicias al presidente y CEO de la empresa de hipotecas más grande de Estados Unidos, Mat Ishbia. Dicha circunstancia salpica de manera directa al Real Mallorcaúnico vínculo, a día de hoy, entre el multimillonario norteamericano y el mundo del deporte. Ahora la incógnita es saber cómo afectarán estos últimos acontecimientos en el presente y futuro de la entidad bermellona y si el vicepresidente del club querrá seguir ligando su nombre al mundo del fútbol o, por el contrario, se desprenderá de las acciones que posee.

La única certeza a día de hoy es que Sarver duerme desde ayer con 4.000 millones de euros más en sus bolsillos. Esa es la cantidad que ha abonado Ishbia por hacerse con la parte mayoritaria de las dos franquicias de la NBA y la WNBA. El empresario de Tucson, que en su día abonó 400 millones por la compra de ambos equipos, ha multiplicado por diez, en los últimos 18 años, el valor de una operación que, aunque perfecta a nivel económico, nunca hubiera llevado a cabo de no haberse visto obligado.

Hace tres meses el vicepresidente del Mallorca, sacudido por las presiones, anunció la venta de los dos equipos que poseía desde 2004. Para realizar dicha operación, el magnate de Arizona contrató al banco público de inversión Moelis & Co, encargado de gestionar la multimillonaria maniobra. Las presiones y las críticas que sufrió por parte de grandes jugadores y estrellas de la NBA, como LeBron James o Chris Paul, debidas al tenue castigo impuesto por la liga, fueron el detonante para que el accionista bermellón moviera ficha y decidiera dar el paso a un lado.

Aunque su imagen se vio enormemente dañada en Estados Unidos, la repercusión de dicho escándalo ha tenido poco recorrido al otro lado del Atlántico, donde los directivos del Real Mallorca se han encargado de defender a capa y espada su imagen, exaltando la ejemplar conducta que siempre ha mantenido con los trabajadores del club. A día de hoy, la única realidad es que Sarver cuenta con un patrimonio, si cabe, todavía más elevado y ya ha demostrado en numerosas ocasiones que no se trata de un empresario al que le guste tener su dinero parado.

La propiedad americana desembarcó en el Real Mallorca en enero de 2016 con casi 21 millones bajo el brazo. Sarver, Kohlberg y otros socios minoritarios constituyeron la Liga ACQ Legacy Partners LLC, una sociedad registrada en la ciudad de Wilmont y constituida para adquirir los títulos que por aquel entonces poseía Utz Claassen.

Desde el primer momento, tanto el banquero de Arizona como el extenista neoyorquino se convirtieron en las cabezas visibles del proyecto, aunque el tiempo fue situando a cada uno en su lugar. Kohlberg, que en el mes de enero volverá a personarse por la isla, fue nombrado presidente del club en septiembre de 2017; adquirió en 2019 un ático situado en el histórico Palau de Can Puig, frente a la Plaza de las Tortugas y, a día de hoy, sigue de muy de cerca la actualidad del club y todo lo que acontece alrededor de la entidad. Por su parte, Sarver ha adquirido un papel mucho más discreto, sus apariciones se han ido dilatando con el tiempo, hasta el punto de que el accionista no ha hecho acto de presencia por Son Moix, donde lleva invertidos unos cuantos millones en los últimos meses, desde octubre de 2021, durante el partido que midió al conjunto bermellón frente a Osasuna.

La marcha de Sarver de los Suns ha ido de la mano del también adiós que ha protagonizado Kohlberg como socio minoritario de la franquicia. De esta manera, el vínculo que en su día unió al Mallorca con la NBA y que se materializó con la llegada de importantes espónsors como PayPal, se ha volatilizado.

Ahora ambos empresarios y amigos tienen la oportunidad de concentrar parte de su imperio económico en el club bermellón, conscientes como son del buen momento que atraviesa el equipo y de la importancia que tiene la permanencia que logró la pasada temporada Javier Aguirre. Sarver sabe que la afición del Mallorca no le guarda rencor y que, mientras siga invirtiendo en el club, seguirá teniendo su apoyo. Ahora es elección del empresario el rumbo que tomará el club. Por ahora una auténtica incógnita.

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