Desde la Gran Manzana

Opinión Mar Galindo | En un lugar de La Mancha

Mar Galindo es profesora de la Universidad de Alicante y actualmente sigue la actualidad del HLA Alicante desde Nueva York, donde dispone de una beca de investigación

Sylvester Berg se lanza a por un balón que parecía perdido durante un partido en el Pedro Ferrándiz.

Sylvester Berg se lanza a por un balón que parecía perdido durante un partido en el Pedro Ferrándiz. / Rafa Arjones

Mar Galindo

Mar Galindo

Cuando Juan Jorge Graubner pisó por primera vez Riópar, no se podía imaginar lo que aquella visita por los valles del río Mundo significaría tanto para él como para el devenir de aquel remoto lugar de La Mancha. Este ingeniero vienés había trabajado en Alemania como experto metalúrgico en las minas de Rammelsberg, en Goslar, y llegó a España a mitad del siglo XVIII atraído por las oportunidades que nuestro país brindaba a jóvenes ingenieros como él. 

El Madrid de Carlos III le permitió consagrarse como experto en fundición de metales y mecánica industrial, pero él quería ir más allá. Si en Goslar tenían la primera fábrica de latón del mundo, él abriría la segunda, también cerca de una mina de la que extraer la materia prima para la fundición. 

Y en 1771, la única mina de calamina que se conocía en España estaba cerca de Alcaraz, en Riópar. Esas minas permitían obtener un zinc que, en aleación con el cobre, daba como resultado el latón, metal muy apreciado en la industria, pero que apenas se fabricaba aquí. Graubner vio clara la jugada. Pondría en marcha la primera fábrica de bronce y latón de España en aquella tierra que le ofrecía ricos minerales y el poder del agua para girar sus máquinas. En febrero de 1773 llegó la Cédula Real que avalaba el proyecto y la fábrica se puso en marcha, convirtiéndose en el eje sobre el cual se articula la historia de mi pueblo. 

Gracias al árbol genealógico que hizo mi padre, sé que para entonces ya vivía una familia Galindo allí, mis ancestros directos siete generaciones atrás. La vida de mis antepasados está profundamente ligada a Riópar, y este, a la fábrica. En 2023 se celebra el 250º aniversario de su fundación. Va a ser un año muy emocionante, así que permítanme que les cuente la efeméride ahora que el HLA Alicante tiene que ir a otro lugar de La Mancha en la primera salida de la segunda vuelta de la liga. 

El equipo de Albacete no pasa por su mejor momento, pues únicamente ha sumado 4 victorias esta temporada, por las 12 que acumula el Lucentum. Para mí, la visita a Albacete siempre es especial, por motivos sentimentales, así que fue una gran alegría que el conjunto manchego lograra el ascenso a Oro. 

Hoy que se enfrentan ambos equipos, me apetece recordar la huella que dejan en la historia las personas valientes, visionarias, ambiciosas, como el austríaco Graubner, y todas las lecciones que su vida y legado puede inspirar en el deporte: la búsqueda de nuevas oportunidades, la capacidad de extraer lo más valioso de cada circunstancia, el empuje para perseguir los sueños, el espíritu de superación. 

El esfuerzo de los obreros forjados de bronce, iluminados por el fuego del crisol, como reza el himno de aquella fábrica que compusieron el médico y el sacristán de Riópar y que, muchos años después, se sigue cantando en este rincón de La Mancha en honor al trabajo y a la virtud de quienes se entregan a él.