Fútbol

El Málaga abandona el fútbol profesional después de 25 años

Desde que el conjunto blanquiazul ascendiera a Segunda División en la temporada 1997-1998, con ese hat-trick de Guede al Terrassa, siempre se había mantenido compitiendo entre las dos primeras categorías del panorama nacional

Los jugadores del Málaga, en un partido de la temporada.

Los jugadores del Málaga, en un partido de la temporada. / GREGORIO MARRERO

Manuel García

El Málaga Club de Fútbol escribe una página negra en su historia. Los más viejos del lugar han vivido situaciones similares e incluso peores, con la desaparición y posterior refundación del club de sus amores, pero hay una generación de malaguistas que verá a partir de agosto por primera vez a su equipo fuera del fútbol profesional. El descenso ya es un hecho tras el partido en Mendizorroza contra el Alavés y el equipo jugará la próxima temporada en Primera RFEF, una fracaso de dimensiones estratosféricas.

Veinticinco años después, el Málaga vuelve a estar fuera del fútbol profesional. Desde que en la temporada 1997-1998 el equipo blanquiazul consiguiera el ascenso a Segunda, no había abandonado una de las dos primeras categorías. Un hat-trick de Pablo Guede frente al Terrassa en el último encuentro de la promoción de ascenso de aquel curso dio el ascenso al equipo blanquiazul. Y así de caprichoso es el fútbol, una campaña que el propio Guede iniciaba como técnico en el banquillo acaba con el Málaga cayendo a la categoría de bronce. Tras el argentino llegaron Pepe Mel y Sergio Pellicer y ninguno fue capaz de sacar al equipo del pozo.

La temporada en la que el malaguismo volvía a ilusionarse ha terminado con un porrazo de realidad tremendo. Del sueño del ascenso que se vendió desde el propio club en verano, a la pesadilla de un descenso que se ha ganado el equipo blanquiazul semana a semana. La plantilla diseñada por Manolo Gaspar, con el mayor presupuesto y límite salarial de los últimos años, debía pelear por subir de categoría o como mínimo ser un firme candidato al play off. Y no será porque la afición no ha puesto todo y más de su parte para cumplir objetivos desde la primera jornada de LaLiga SmartBank. Ha acompañado al equipo en cada desplazamiento y, sobre todo en el último tramo de la campaña, ha llenado La Rosaleda. Pero de nada ha servido.

Ahora no queda más que apretarse los machos. Iniciar un tiempo de reflexión y de actuación para preparar el futuro a corto de plazo del club, que no puede pasar por otra cosa que regresar cuando antes el fútbol profesional. La afición ya ha dictado sentencia, quiere una limpieza total, de arriba a abajo, en todos los estamentos del club.

Por ahora, serán José María Muñoz, administrador judicial, y Kike Pérez, nuevo director deportivo, los encargados de llevar a cabo la planificación del próximo proyecto blanquiazul. Un proyecto austero, donde ya no existirá el respaldo del dinero de las televisiones. Tan solo la ayuda al descenso aliviará algo las urgencias de una reestructuración total, necesaria y obligada por la precariedad económica que azotará al club en la división de bronce.

Mucho trabajo por delante

Hay que asumir el descenso cuanto antes y mirar al futuro, no queda otra. Los dirigentes del club tienen mucho trabajo por delante y tendrán que tomar medidas muy dolorosas para adaptar a la entidad a su nueva realidad económica. Habrá que nombrar un nuevo director deportivo, que tendrá la tarea de remodelar una plantilla que perderá a la mayoría de sus efectivos y, además, habrá que hacer recortes en todas las parcelas del club, desde lo que rodea al primer equipo hasta la cantera, pasando por las diferentes áreas.

Se acabó la agonía de mirar a rivales y hacer cuentas. Por desgracia, el descenso a Primera Federación ya es una realidad. Queda por delante un verano muy movido en Martiricos. Habrá movimientos muy importantes, los primeros se anunciarán en breve. Solo queda trabajar para devolver al Málaga CF al sitio que le corresponde y del que nunca debió salir. Adiós LFP, hola RFEF.

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