Bernardo Ruiz, de espantapájaros y estraperlista a leyenda del ciclismo

El exciclista profesional ha celebrado este miércoles un siglo de vida rodeado de familiares y amigos que le han rendido un homenaje en su ciudad natal, Orihuela, con una exposición que rememora sus triunfos como as del pedal

Fue el primer español en subir al podio del Tour de Francia

Orihuela homenajea a su leyenda del ciclismo Bernardo Ruiz en su 100 aniversario

Orihuela homenajea a su leyenda del ciclismo Bernardo Ruiz en su 100 aniversario / Áxel Álvarez

Loreto Mármol

Loreto Mármol

A sus 100 años recién cumplidos este miércoles, Bernardo Ruiz sigue cosechando homenajes por ser una leyenda viva del ciclismo de nuestro país que abrió el camino a otros deportistas sobre las dos ruedas al coronarse como el primer español en subir al podio del Tour de Francia en 1952 y en ganar una etapa en el Giro de Italia en 1955.

Con él se pone en entredicho aquella sentencia del historiador oriolano del siglo XVII, Francisco Martínez Paterna, que decía que «Orihuela es madrastra de sus hijos y madre de los extranjeros», demostrando que la ciudad también es madre de los oriolanos de nacimiento.

El auditorio de La Lonja acoge una exposición, que se puede visitar hasta el próximo día 26, con la que su pueblo natal conmemora la trayectoria de este as del pedal. La muestra exhibe retratos de este corredor a través del pincel de Miguel Soro, el exciclista profesional de Xàtiva reconocido por ilustrar la épica, la emoción y el esfuerzo que caracterizan el ciclismo, retratando a los grandes héroes de este deporte y evocando momentos célebres de su historia, en una época dorada en la que el ciclista se valía por sí solo y las carreteras eran de tierra y con piedras. 

Citas Memorables

«Cumple un siglo cargado de gloria y esfuerzo que formarán parte de nuestra memoria colectiva»

Pepe Vegara
Alcalde de Orihuela

«Mi abuelo llegó para demostrar que la supervivencia era el factor fundamental para triunfar en la vida»

Gemma Ruiz
Nieta de Bernardo Ruiz

En este escenario, rodeado de familiares y amigos, un Bernardo muy emocionado ha agradecido el reconocimiento, que ha incluido una tarta de cumpleaños. Así ha podido constatar que la gente aún le recuerda, una incertidumbre que por la mañana le rondaba la cabeza, según ha apuntado su hijo Bernardo Ruiz, que ha contado que su padre también le ha confesado que se siente como un niño de 6 años.

Considerado el primer ciclista profesional de España, corrió entre los años 1945 y 1958. En su palmarés figuran tres campeonatos nacionales de ruta (1946, 1948 y 1951) y la Vuelta Ciclista a España de 1948. Fue también pionero en eso de conseguir dos triunfos en un mismo Tour en 1951, situándose noveno en la clasificación final.

En esos momentos ya estaba considerado como el número uno del ciclismo español, y en agosto de ese mismo año el Ayuntamiento le otorgó la Medalla de Plata de la Ciudad por «su gran oriolanismo» y ser «un gran ejemplo para todos los deportistas», considerando además que había «enaltecido el nombre de Orihuela durante su vida deportiva, y muy en especial en esta última gran carrera, colocando el pabellón español en el extranjero a una altura que no lo había estado desde hace muchos años en el deporte del ciclismo».

Aún le quedaba por llegar su mayor triunfo, que se materializó al año siguiente, logrando el tercer puesto en la tabla general y subiendo al podio en el Parque de los Príncipes, en París, tras el italiano Fausto Coppi y el belga Stan Ockers

Desde aquel año de 1951, su tierra natal nunca lo ha dejado en olvido. Puso su nombre al pabellón deportivo del Palmeral, y en 2013 se dedicó la zona verde del parque de La Ocarasa. 

Dos años después, el día 9 de octubre en que se conmemora la Comunidad Valenciana, el expresidente Ximo Puig le entregó la Medalla al Mérito Deportivo. El 23 de diciembre de ese mismo año, el Ayuntamiento oriolano lo distinguió también como Hijo Predilecto.

En palabras del alcalde, Pepe Vegara, que ha asistido a un acto repleto de admiración y gratitud, al que también ha acudido el entrenador del Elche, Eder Sarabia, «rendir homenaje es una obligación cuando el merecedor es uno de sus hijos», en un día en el que cumple «un siglo cargado de inspiración, esfuerzo y gloria que formarán siempre parte de nuestra memoria colectiva». La exposición también recoge en tres vitrinas objetos que dan cuenta de sus éxitos cosechados.

Tas colgar la bicicleta en 1958, empezó a dirigir el equipo Faema durante cinco años, logrando que Angelino Soler se alzara, con 21 años, como el vencedor más joven de la historia de la Vuelta a España en la edición de 1961.

Después, regresó a Orihuela, donde regentó un establecimiento de venta de motos y bicicletas durante muchos años.

Bernardo cumple un siglo de vida que ha sido una verdadera escalada de lucha, perseverancia y coraje. La de un tipo duro hecho a sí mismo, con un temperamento fuerte, una gran fortaleza física y una capacidad innata para recuperarse, uniendo talento y trabajo incansable, con humildad, respeto y sacrificio.

Hasta «enseñarnos que la verdadera grandeza está en no rendirse nunca, en seguir adelante, aunque el camino pique cuesta arriba, aunque la vida demarre y a veces parezca que nos deja atrás», ha subrayado Vegara.

Aquel fornido y robusto ciclista nació en la emblemática calle San Francisco, al pie de la Sierra de La Muela, siendo sus padres agricultores que estaban a cargo de un huerto de los frailes franciscanos. 

«Mi abuelo llegó para demostrarle al mundo que la supervivencia era el factor fundamental para triunfar en la vida y conseguir las metas», ha destacado una de sus nietas, Gemma Ruiz, en una dedicatoria.

Con 5 años ya tenía que trabajar, conservando la simiente del huerto ahuyentando a los pájaros, algo siemple y necesario para que toda la familia pudiera alimentarse.  

De niño espantapájaros pasó a cavar hoyos para plantar árboles y hortalizas, comprendiendo entonces, según su nieta, que su voluntad y esfuerzo formarían parte indispensable de su carácter.

Fue la época en la que sus padres y hermanos lo apodaron «El Pipa», por chuparse el dedo gordo de la mano.

Tras la guerra civil, la escasez aumentó y se dedicó al estraperlo con una vieja bicicleta, comenzando a pedalear con un temperamento caracterizado por compañerismo, voluntad, esfuerzo, responsabilidad, constancia y rigor. Así fortaleció sus piernas, cargando 50 kilos durante un día y medio de viaje por malos caminos desde Orihuela a Cartagena.

Pronto llegó su primera carrera local. 40 kilómetros que le demostrarían a sí mismo que podía dedicarse a ello y, lo más importante, conseguir un sustento para poder vivir. Ganó 75 pesetas y un pollo.

Como ha dicho Gemma, ha sido un competidor nato que necesitaba conquistar la carrera, por pura supervivencia, y lo conseguía gracias a su ímpetu y valor. Ha sabido superar todos los obstáculos y pedalear hacia la cima. Toda una vida de leyenda por la que se le recordará eternamente.

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