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LA EVOLUCIÓN DEL JOVEN

Lamine Yamal, versión 3.0: el juego de la estrella entra en otra dimensión

El delantero disfruta de su condición de líder futbolístico del Barça y Flick avisa de que le "ayudará a crecer de la manera correcta"

Lamine Yamal, en el partido ante el Como en el Estadi Johan Cruyff correspondiente al trofeo Joan Gamper.

Lamine Yamal, en el partido ante el Como en el Estadi Johan Cruyff correspondiente al trofeo Joan Gamper. / Europa Press / Javier Bórrego

Marcos López

Marcos López

A su edad, nadie. A la edad de Lamine Yamal (cumplió 18 años el pasado 13 de julio) nadie presentaba tales números. Ni había desatacado un impacto tan poderoso en el Barça. Ni ha ejercido un liderazgo futbolístico tan exclusivo. Ni siquiera la dimensión comercial que ha absorbido, y con toda naturalidad, el nuevo dueño del ‘10’ azulgrana. Nadie es nadie. Ni siquiera Leo Messi, el jugador más importante de la historia del club, por encima de mitos como Kubala.

Pero ha llegado el niño que dejó el miedo en un parque del barrio de Rocafonda (Mataró) para transformarse en el indiscutible líder del proyecto de Flick, capaz como está siendo, además, de reinventarse en su juego salvaje y, sobre todo, cada vez más eficaz, adecuando su fútbol al salario de megaestrella mundial que recibe desde finales de mayo pasado tras firmar su renovación hasta 2031.

"Lamine tiene 18 años y es un jugador fantástico, yo le ayudaré a crecer de la manera correcta y eso es lo importante"

Hansi Flick

— Técnico del Barça

No se le ve superado por el escenario. Ni por la responsabilidad de ser el rostro del proyecto de Flick. Ni el emblema del renacido Barça, que ha huido, ahora sí, de la orfandad que provocó la marcha de Messi. "Tiene 18 años y es un jugador fantástico, yo le ayudaré a crecer de la manera correcta y eso es lo importante", pregonó Flick horas antes de jugar en Valencia, y ante el Levante, la segunda jornada de la Liga en la que Lamine ya es el crack, superando incluso a Mbappé.

El joven delantero vive feliz ese trono que ocupa, sin sentirse agobiado por la presión, capaz de superar hace meses (ocurrió en abril pasado) la frontera de los 100 partidos con el Barça, hito para el que Messi necesitó tener 20 años y 248 días. Lamine ya lo hizo con 17 años y 292 días. Ahora, desde su reciente mayoría de edad, y tras la marcha de Iñigo Martínez, el líder silencioso, al fútbol árabe dejando huérfano a Flick, ese papel lo asume, y con toda naturalidad, el extremo.

Feliz en el ruido

El tipo que inclina, y cada vez de forma más descarada, el fútbol de ataque hacia el flanco derecho, absorbiendo el protagonismo ofensivo, inteligente y creativo en la creación de espacios (basta ver su asistencia a Raphinha en el 0-1 en Mallorca), además de ir añadiendo registros distintos a su maravilloso fútbol.

El 0-3 al equipo de Arrasate es un gol tantas veces visto -se va hacia dentro y suelta un latigazo endiablado con su imparable zurda- que parece mentira que ningún defensa lo detecte. ¡Y qué decir de los porteros! Saben dónde irá el balón, pero no saben cómo cruzarse en su diabólica trayectoria que desafía las leyes de la física.

A Lamine le encanta el ruido y no se asusta por exhibirse a través de sus redes sociales. Cuando más se debate sobre su agitada vida social después de su polémica fiesta para conmemorar el 18 aniversario, más energía encuentra para responder en el campo a todos aquellos que lo miran con recelo.

Rompiendo récords

El lunes, sin ir más lejos, aprovechó el día libre concedido por Flick para viajar a Mónaco y difundir unas imágenes en las que se le veía trabajando en el gimnasio de un lujoso barco. A más alboroto, más feliz se le ve. Y, sobre todo, más relajado, transformado, y ya de forma definitiva, en el ‘jefe’ del Barça.

Manda Lamine. Manda un adolescente de apenas 18 años que ha dinamitado todos los récords de precocidad, peleando con Dembelé por el Balón de Oro, trofeo para el que fue nominado por primera vez Messi cuando tenía 19 años. El próximo 22 de septiembre se conocerá el diagnóstico definitivo de la revista ‘France Football’, pero el azulgrana, entre tanto, ha empezado este curso como terminó el anterior, el que le llevó a la consagración mundial.

Flick, el técnico del Barça, da instrucciones a Lamine Yamal en Son Moix en el duelo ante el Mallorca.

Flick, el técnico del Barça, da instrucciones a Lamine Yamal en Son Moix en el duelo ante el Mallorca. / Ap / Joan Mateu Parra

Es un Lamine 3.0, un delantero, aunque resulte contradictorio por su edad, todavía más maduro, capaz de gobernar el juego desde el costado diestro. Se pega a la cal para atraer e hipnotizar a sus rivales, mientras detecta, gracias a su privilegiada visión panorámica, el tesoro en cualquier lugar del campo, por lejano que esté Raphinha o cercano se halle Lewandowski, sus compinches del ataque.

Ellos acatan sumisos la dictadura del nuevo ‘10’, roto de forma absoluta el deshielo que tuvo en sus inicios con el ‘nueve’ polaco. Ahora todo son bromas, cuchicheos y escenas de complicidad del veterano (tiene 36 años) hacia el joven.

Y Flick, que ha exhibido una postura extremadamente vigilante en el inicio del segundo capítulo de su proyecto, sonríe feliz cuando ve a Lamine. No solo por lo que hace en cada partido. Debut en Mallorca, con asistencia y gol, con una hiperproductividad en el remate (ahí está uno de los grandes cambios que se atisban) ya que realizó nueve -ocjo desde fuera del área-, tres de ellos a puerta. Su regate parece conocido, pero resulta indetectable. Seis buenos de nueve intentos en Son Moix demuestran su vigencia.

"Está entrenando muy bien, con balón y sin balón, defendiendo, ejerciendo presión…"

Hansi Flick

— Técnico del Barça

Pero no hay nada más reconfortante para Flick que asistir al día a día de Lamine. "Está entrenando muy bien, con balón y sin balón, defendiendo, ejerciendo presión…”, pregonó orgulloso el alemán antes de viajar a Mallorca para firmar el estreno en la Liga con un cómodo triunfo (0-3). “Ya lo vimos contra el Como, está mejorando”, añadió el técnico azulgrana, feliz porque la estrella no desatiende sus obligaciones cotidianas ni tampoco sus deberes tácticos, por lo que consideró que se encuentra en “la senda correcta”.

En su primera versión, y tras pisar apenas siete minutos el viejo Camp Nou ante el Betis en abril 2023 (tenía 15 años, nueve meses y 16 días y se erigió en el jugador más joven de la historia del Barça en debutar en la Liga), Lamine tuvo continuidad con Xavi, el técnico que le abrió la puerta cuando era un niño, que ni había pisado el Estadi Johan Cruyff para vestirse con la camiseta del filial azulgrana.

Liderazgo indiscutible

Jugó mucho (50 partidos), marcó poco (siete goles) y empezó a repartir golosinas a sus compañeros al dar nueve asistencias. En el Lamine 2.0, ya con Flick en el banquillo, elevó su fútbol a otra dimensión con cifras espectaculares. Jugó más partidos (55) y más minutos (4.555 en la temporada 24-25; 2.957 en la 23-24). Dobló, además, su producción ofensiva anotando 18 tantos y casi triplicó su capacidad para ser la última estación antes del gol repartiendo 25 asistencias.

Lamine Yamal tendrá su propio Funko Pop

Lamine Yamal tendrá su propio Funko Pop / Sport

Ahora, en el Lamine 3-0, el liderazgo se aprecia de una forma cada vez más incuestionable, tirando incluso las faltas como se vio en Son Moix, una vieja y no aprobada asignatura desde que se marchó Messi. Al extremo le toca expandirse aún más en el juego del Barça mientras a Flick le corresponde la gestión para todo su proyecto no acuse una excesiva dependencia de ese joven que va por delante de todos. Acabada la primera jornada de la Liga que deben gobernar los ‘10’, él ya va por delante de Mbappé, que solo pudo batir al Osasuna de penalti.

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