Rubén Alfaro Bernabé, alcalde de Elda

Un ascenso histórico para la ciudad

 “Uno de esos instantes inolvidables para los que llevamos grabados a fuego los colores azul y grana en el corazón es y será el gol de Juan Ortuño que selló el ascenso de nuestro Deportivo Eldense”, afirma el alcalde de Elda.

Un momento de la celebración del ascenso a segunda división del Deportivo Eldense, mientras Rubén Alfaro dedica unas palabras al club.

Un momento de la celebración del ascenso a segunda división del Deportivo Eldense, mientras Rubén Alfaro dedica unas palabras al club. / ÁXEL ÁLVAREZ

La historia del deporte está llena de momentos épicos, instantes que quedan grabados en la memoria de las personas que los protagonizan, pero también en el recuerdo colectivo de quienes los vivimos y presenciamos como aficionados o como espectadores. El gol de Iniesta será siempre recordado y no hay que añadir nada más para saber que nos referimos a ese tremendo disparo que nos dio en 2010 el primer y, de momento, único Mundial de Fútbol.

Pues bien, uno de esos instantes mágicos e inolvidables para los que llevamos grabados a fuego los colores azul y grana en el corazón es y será el gol de Juan Ortuño que selló el ascenso de nuestro Deportivo Eldense. Un golazo que materializaba el premio al esfuerzo y al trabajo bien hecho durante toda la temporada y que ha devuelto a nuestra ciudad a la categoría de plata del fútbol español.

El deporte en Elda ha tenido un pasado brillante, vive un presente magnífico y afronta un futuro ilusionante. Siempre he dicho que Elda es una ciudad de deporte, por las decenas de clubes y por los miles de eldenses que practican más de 50 disciplinas deportivas. El éxito de nuestro Deportivo, como lo fue hace unas semanas el del CBF Elda Prestigio con su ascenso a la máxima categoría del balonmano femenino nacional, es una clara demostración de que en Elda sentimos pasión por el deporte.

El deporte, y en particular el fútbol, es una correa de transmisión de emociones y, como tal, el Deportivo Eldense nos ha llenado de felicidad, de euforia y de ilusión, de pasión por una camiseta y un escudo que a partir de la próxima temporada llevará el nombre de nuestra ciudad por toda España. Pero no sólo eso, el ascenso a Segunda División tiene una derivada económica y un impacto promocional para toda la ciudad de un enorme valor. En los últimos días lo hemos podido comprobar: el nombre de Elda y el éxito del Deportivo han aparecido en todos los medios nacionales.

Han tenido que pasar sesenta años para que el Deportivo Eldense vuelva a la división de plata del fútbol español. Y lo ha hecho con una trayectoria impecable: ha encadenado tres ascensos consecutivos en otras tantas temporadas para aterrizar en el fútbol profesional, algo que no creo que hayan conseguido muchos clubes en España.

La última temporada ha sido de vértigo: el Nuevo Pepico Amat se ha convertido en un fortín en el que ningún rival ha conseguido ganar, una fortaleza sobre la cual el equipo azulgrana construyó su grandeza y consolidó su condición de líder en solitario durante buena parte de la competición. Y las eliminatorias por el ascenso ante dos filiales poderosos como el Celta B y el Real Madrid Castilla demostraron la solidez y la calidad de una plantilla que ha sido ejemplo de humildad y de coraje.

Precisamente, el choque final contra el filial madridista tuvo un guion que recoge toda la épica futbolística: un marcador adverso en apenas media hora, remontada, un penalti en contra (cuanto menos dudoso) en la prórroga que parecía dictar sentencia y un gol para la historia a seis minutos del final. La montaña rusa emocional acabó con una felicidad enorme que desbordó toda la ciudad y conectó a abuelos y nietos, a aquellos que en los años sesenta eran apenas unos niños y que ahora, con unos cuantos años y canas de más, vuelven a ver con lágrimas en los ojos cómo su querido Deportivo regresa a la Segunda División del fútbol español.

Y precisamente por ello quiero destacar ese valor inmaterial que tiene el Eldense en nuestra ciudad, esa capacidad de servir de nexo de unión de la sociedad eldense a lo largo de sus más de cien años de historia. Porque me produce una profunda sensación de orgullo y emoción comprobar cómo ese mismo sentimiento y amor a unos colores se sigue transmitiendo de generación en generación, como si fuera una parte más de nuestro ADN. Una cadena azul y grana que nos conecta con el pasado y que asienta los cimientos del gran futuro que está por venir.

¡Aúpa Deportivo!